RSZKE/BUDAPEST.- Tras el cierre del último hueco en la valla construida en los 175 kilómetros de frontera común de Hungría con Serbia en Rske, la noche del lunes al martes regresó la calma.
A la medianoche entró en vigor una ley más dura para con los refugiados. En el caso de cruzar la frontera de manera ilegal, pueden ser detenidos o deportados ya que el cruce pasa a ser delito cuando antes era una falta simple.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, dijo previamente a los guardias fronterizos que con su servicio protegerán el sistema de valores de Europa occidental y la identidad cultural de Hungría.
Sólo algunos cientos de refugiados intentaban cruzar pacíficamente la frontera durante la noche. Eran desviados al paso fronterizo en la carretera de Rszke y allí presentados en pequeños grupos ante las funcionarios de la frontera, informaron medios húngaros.
Grupos de voluntarios comenzaron a desarmar las tiendas de campaña y también la policía redujo sus intervenciones. El cruce por la localidad húngara de Rszke ha sido cerrado mediante alambre de púas, después de que el gobierno completara con prisa la valla en la frontera.
"A partir de hoy cambiará dramáticamente la situación", anunció el vicepresidente del Parlamento, Gulyas Gergely, en la frontera. "Hungría no puede solo solucionar los problemas de Europa".
"Si Grecia no puede proteger la frontera exterior de la Unión Europea, estamos dispuestos a hacerlo", añadió.