WASHINGTON.- Estados Unidos retrasará su retirada militar de Afganistán y mantendrá a 5.500 soldados más allá del final del mandato del Presidente Barack Obama, que concluye en enero de 2017, informaron hoy altos funcionarios del Gobierno.
Obama anunciará este jueves el nuevo plan, que prolongará la presencia de Estados Unidos en un conflicto que dura ya catorce años, según adelantaron a los medios altos funcionarios del Gobierno bajo anonimato.
La estrategia actual contemplaba la reducción de los 9.800 soldados presentes en Afganistán a partir de mayo de 2016, con el mantenimiento de una fuerza residual en 2017 de unos 1.000 militares cuyo objetivo principal iba a ser garantizar la seguridad de la embajada estadounidense en Kabul.
Bajo el nuevo plan que el presidente prevé presentar hoy en la Casa Blanca, esos 9.800 soldados se quedarán hasta finales de 2016 en Afganistán.
Después se reducirán a 5.500 efectivos, un número que permanecerá en el país más allá del final del mandato de Obama.
Algunos de estos militares continuarán haciendo labores de entrenamiento del Ejército afgano, mientras parte del contingente se dedicará a localizar a yihadistas de Al Qaeda, Estado Islámico y otras organizaciones terroristas que operan en la zona, según las fuentes.
El jefe de las fuerzas de EE.UU. en Afganistán, el general John Campbell, ya adelantó la semana pasada que le había presentado a Obama varias opciones para prolongar la presencia de las tropas en ese país.
Además de las tropas de EE.UU., la OTAN cuenta con alrededor de 4.000 militares en tareas de asistencia y capacitación en Afganistán, aunque sin mandato para entrar en combate.
El nuevo plan de Estados Unidos llega en un momento de creciente violencia en el conflicto que sufre Afganistán, después de que los talibanes llegaran a controlar la emblemática ciudad de Kunduz, en el norte del país.
Los insurgentes ocuparon a comienzos de octubre Kunduz, durante tres días, en lo que supuso su mayor logro militar desde la caída del régimen talibán en 2001 tras la invasión de Afganistán, y el pasado día 11 anunciaron su retirada definitiva de la ciudad.
Los enfrentamientos por la toma de Kunduz causaron la muerte de al menos 500 talibanes y 80 civiles y heridas a unos 600 integristas, y unas 100.000 personas huyeron de la ciudad, según fuentes oficiales, que no detallaron las víctimas entre las tropas afganas.