MOSCÚ.- La Cancillería rusa recomendó hoy a sus turistas que no viajen a Turquía, uno de sus principales destinos, y a los que ya se encuentren allí, que regresen cuanto antes, debido a la "latente amenaza terrorista" en ese país.
Rusia anunció esta recomendación en medio del contencioso diplomático con Ankara por el derribo por parte de Turquía en la frontera con Siria, de un bombardero Su-24, acción que el presidente ruso, Vladímir Putin, tachó de "puñalada en la espalda".
Según el Gobierno, casi 10.000 rusos se encuentran en estos momentos en Turquía, adonde muchos turistas viajaron después de que el Kremlin prohibiera los viajes a Egipto tras el atentado contra el avión ruso dinamitado con 224 turistas en la península del Sinaí.
La agencia estatal de turismo, Rosturism, adelantó que todos esos viajeros estarán de regreso de Turquía en Rusia el 7 de diciembre, con la excepción de 34 que tienen billete de vuelta para el 26 del mismo mes.
"Es evidente que la cooperación con Turquía en materia turística será suspendida", dijo Oleg Safónov, el jefe de Rosturism, a medios locales.
Además, adelantó que la agencia adoptará medidas contra las compañías que sigan vendiendo paquetes turísticos con destino a Turquía.
Safónov estimó en unos 10.000 millones de dólares el perjuicio anual para Ankara debido a la pérdida del mercado ruso, ya que unos 4,4 millones de turistas procedentes de este país descansan anualmente en Turquía.
El primer ministro ruso, Dimitri Medvédev, anunció hoy que adoptará medidas económicas y humanitarias contra Turquía por su "acto de agresión".
"Esto es, sin lugar a dudas, un acto de agresión contra nuestro país por parte de Turquía, nuestro vecino y además miembro de la Alianza Atlántica", dijo.
Según el Ministerio de Economía, uno de los proyectos afectados podría ser el gasoducto Turkish Stream, crucial para Rusia, que quiere suministrar gas al sur de Europa a través del mar Negro y el territorio turco, evitando así el tránsito a través de Ucrania.
Putin exigió hoy a Turquía disculpas y castigo a los responsables del derribo el martes del Su-24 que según Moscú participaba en una misión antiterrorista en Siria.
"Da la impresión de que el Gobierno turco, conscientemente, lleva las relaciones ruso-turcas a un atolladero. Lo lamentamos", dijo.
Seguidamente, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, aseguró a la cadena CNN que no tiene pensado disculparse, ya que el país que violó el espacio aéreo turco fue Rusia.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, reconoció que el incidente ha causado un "daño bastante devastador" a las relaciones ruso-turcas, que "será difícil de restañar".
"Se trata de un incidente demasiado grave, con consecuencias muy graves e inevitables", enfatizó.