WASHINGTON.- El Departamento de Estado de EE.UU. indicó hoy que sigue investigando el origen del ciberataque masivo que a finales del año pasado comprometió la información de hasta cuatro millones de empleados federales, y no descartó que los autores sean chinos, como apuntaron medios locales.
"Eso se encuentra todavía bajo investigación", destacó el portavoz del Departamento de Estado Mark Toner al ser preguntado sobre la información de la agencia oficial de noticias china Xinhua, que asegura que una investigación -cuya procedencia no concreta- concluyó que el Gobierno chino no está detrás del pirateo informático.
El ataque cibernético, que se produjo en diciembre de 2014 pero no salió a la luz hasta este verano, podría ser el mayor robo de información estatal jamás intentado contra Estados Unidos.
El ataque tuvo como objetivo el sistema informático de la Oficina de Gestión de Personal (OPM) del Gobierno y, aunque oficialmente no se atribuyó autoría, funcionarios estadounidenses citados por medios locales responsabilizaron a China.
En septiembre, los presidentes de EE.UU., Barack Obama, y China, Xi Jinping, se reunieron en Washington, anunciaron un acuerdo para rebajar la tensión sobre sus actividades en el ciberespacio y se comprometieron a que ninguno de sus Gobiernos se implicará ni apoyará en el robo cibernético de propiedad intelectual.
Altos funcionarios de China y Estados Unidos se reunieron hoy en Washington para "resaltar la importancia" de que los dos países se adhieran a los compromisos cibernéticos contraídos entre los dos mandatarios, informó en un comunicado el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.
La delegación estadounidense estuvo formada por la principal asesora de seguridad de la Casa Blanca, Susan Rice; la asesora presidencial de Seguridad Nacional y Contraterrorismo, Lisa Mónaco; mientras que el grupo chino estuvo compuesto por el ministro de Seguridad Pública de China, Guo Shengkun, precisa la nota.
Durante la reunión, Rice y Guo coincidieron en que el grupo yihadista del Estado Islámico (EI) representa una amenaza para Estados Unidos y China, y "discutieron medidas para fortalecer la coordinación entre los dos países y hacer frente a esta amenaza", explicó Earnest.
"La embajadora Rice expresó las constantes preocupaciones de EE.UU. sobre las condiciones de derechos humanos en China", añadió el portavoz.
Las delegaciones de ambos gigantes económicos se comprometieron a seguir potenciando su relación a pesar de las fricciones causadas por la percepción estadounidense de que China se ha implicado en el robo de sus secretos comerciales y mantiene una política abusiva de expansión en el Pacífico.