SANTIAGO.- El Presidente de Estados Unidos, Barack Obama,
anunció este martes un plan para concretar una de las promesas que arrastra desde su primera campaña presidencial en 2008: el cierre de la cárcel de Guantánamo.
Desde el principio de su mandato, la iniciativa ha sido frenada por el Congreso, especialmente entre los republicanos, que rechazan la transferencia de los presos a cárceles dentro de EE.UU. por considerarlo un peligro para la seguridad nacional.
Esta vez, a pocos meses de que termine su gestión, el jefe de Estado buscará que los legisladores de su país le den el respaldo para el cierre definitivo de la prisión creada en 2001 como un penal de alta seguridad para encerrar a terroristas tras los del 11-S.
Intentos sin resultados
Desde que el Presidente George W. Bush consiguió la aprobación para que fuera construida y tras su inauguración en 2002, Guantánamo, símbolo de la guerra contra Al Qaeda, llegó a albergar a unos 779 presos. Entre ellos Khalid Sheikh Mohammed, considerado uno de los cerebros de los ataques a Estados Unidos.
Sin embargo, las denuncias de violaciones a los derechos humanos y de tortura que recibió el establecimiento, provocaron la preocupación internacional. Antes de abandonar la presidencia en 2008, con una pérdida de popularidad notoria, Bush admitió que el cierre de Guantánamo era algo necesario. No obstante, admitió la presencia de obstáculos legales que le impedían hacerlo.
Los detenidos en dicha cárcel se encuentran en un "limbo jurídico". La Convención de Ginebra regula la guerra convencional entre dos estados y el trato a los prisioneros uniformados. No es el caso de los milicianos presos en Guantánamo y la legislación del país norteamericano tampoco cuenta con una figura aplicable.
Así, trasladarlos a una cárcel en el territorio norteamericano no era viable, pues no podían ser juzgados y la administración de Bush se enfrentó a un espacio legal que finalmente resolvió con la puesta en marcha de comisiones militares para procesar a los detenidos.
Años más tarde, Barack Obama fue electo con la promesa de poner fin a la cárcel. En un intento por avanzar en la iniciativa, poco después de jurar como Presidente, decretó la prohibición de los interrogatorios con tortura.
No obstante, el cierre definitivo de Guantánamo siempre encontró una respuesta negativa de la mayoría republicana del Congreso. En 2009 y otra vez en 2010, los legisladores se negaron a invertir fondos públicos en el traslado de prisioneros.
Una cárcel con pocos presos
Cuando Obama asumió el liderazgo del país, en ella había 245 reos. Durante este tiempo, su administración ha logrado reducir en gran medida la población a través de traslados a 18 países que poseen un acuerdo con Estados Unidos.
El 14 de enero de este año, Guantánamo se quedó con 91 presos, la menor cifra en sus 13 años de existencia. De ellos, 35 tienen la aprobación para ser transferidos, 7 son juzgados por comisiones militares y 49 aparecen como "detenidos indefinidamente" sin juicio estipulado.
Estos dos últimos grupos son los que según el plan de Obama deberán ser reubicados en cárceles en territorio de EE.UU. Pero nuevamente, según los republicanos, representan un riesgo para la seguridad del país, por lo que el cierre definitivo de la cuestionada cárcel es aún incierto.