PARÍS.- Francia vive hoy una nueva jornada de manifestaciones contra la reforma laboral, la primera desde su aprobación en julio en condiciones muy difíciles para el Gobierno, con una huelga de controladores aéreos que supone la supresión de vuelos en los aeropuertos de París.
"Cuando un proyecto de ley es malo, sobre todo en las condiciones en que se aprobó éste, se convierte en una ley muy mala", declaró esta mañana en una entrevista a la emisora "France Info" el secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), Philippe Martínez, cabeza visible de la protesta.
Martínez justificó esta jornada de acción pese a que la ley ya se ha adoptado en el Parlamento con el argumento de que "hacen falta movilizaciones nacionales para que se hable de esta mala ley".
Además, añadió que una batalla que va a empezar ahora es la que se va a llevar a cabo en las grandes empresa, que van a ser las primeras que van a intentar establecer acuerdos con los sindicatos que gracias a la reforma laboral, tendrán primacía sobre los convenios sectoriales.
Como ejemplo, el secretario general de la CGT avisó de que se va a proponer a los trabajadores que acepten trabajar horas extraordinarias con una prima del 10%, en lugar del 25% que se establece en convenios sectoriales, o prolongar los horarios de trabajo hasta 46 horas algunas semanas.
Martínez reiteró que su objetivo es la abrogación de la ley.
Los sindicatos convocantes han previsto organizar más de 110 manifestaciones en ciudades de todo el país -la de París comienza a las 14.00 locales- y uno de los retos que tienen es conseguir sacar mucha gente a la calle.
En la última jornada de protesta el 5 de julio, fueron apenas varias decenas de miles de personas, lejos de los cientos de miles que se habían manifestado el 31 de marzo, en el momento de mayor movilización (390.000 según la policía, 1,2 millones según los sindicatos).
En paralelo a las manifestaciones, se han convocado paros en algunas administraciones y empresas públicas.
Esas huelgas tenían efecto desde primera hora de la mañana en el tráfico aéreo, ya que la Dirección General de la Aviación Civil (DGAC) había indicado desde el martes que tenían que reducir un 15 % su programa de vuelos en los aeropuertos parisinos de Orly y Charles de Gaulle, así como en el de Beauvais, plataforma de bajo costo a 80 kilómetros de la capital.