SANTIAGO.- De padre migrante español y con grandes ambiciones de poder desde pequeño, la imagen que reflejan los medios estadounidenses del ex Presidente de Cuba, Fidel Castro, ante su muerte el pasado viernes 25 de noviembre. Una mirada distinta al hombre que desde 1959 lideró la revolución en la isla.
De niño, "era determinado, absolutamente convencido que él estaba en lo correcto, intolerante a las contradicciones e inmune al compromiso", estas son las palabras que utiliza
The Economist para describir a un joven Fidel, "valiente hasta el punto de la imprudencia".
Durante sus años en el colegio Belén, narra el medio estadounidense, incluso los jesuitas que le enseñaban "vieron el peligro venir" desde este joven, con un marcado acento de Birán que lo hacía destacar entre sus compañeros.
Los medios describen que luego de la travesía a bordo del Granma, para viajar desde México a Cuba y lograr derrocar la administración de Fulgencio Batista, él quedó como el líder del pueblo cubano tras un discurso catalogado de inspirador en la plaza de La Habana.
Castro se mantuvo "en el poder más que cualquier otro líder nacional vivo, salvo por la Reina Isabel II", recuerda
The New York Times, y agrega que "la mayoría de las personas que lo escucharon" durante su discurso de victoria en enero de 1959, "no tenían ni la más mínima idea de lo que el señor Castro planeaba para Cuba".
"Un maestro de la imagen y los mitos, Castro se veía a sí mismo como el mesías de su propia patria, una fuerza indispensable con la autoridad desde lo alto para controlar no sólo Cuba, sino también a su pueblo", escribe el popular diario neoyorquino. "Él veía el poder como un tirano, controlando cada aspecto en la Isla".
La relación con Estados Unidos
"Castro no siempre odió a los Estados Unidos", asegura The Economist, "pasó su luna de miel en el país, se compró un Lincoln Continental e incluso disfrutó de cortes de carne tradicionales".
La relación del ex Presidente de Cuba con Estados Unidos estuvo marcada por diversos conflictos y un potente embargo impuesto desde el gobierno norteamericano para evitar el desarrollo de la isla y el apoyo desde otras naciones hacia el pueblo cubano.
Entre los muchos intentos por sacar a Castro del poder, e incluso terminar con su vida, uno de los más recordados es la invasión a la Bahía de Cochinos, plan orquestado por la CIA que terminó con una absoluta victoria de las fuerzas caribeñas y un Fidel Castro aún más fortalecido ante la imagen de su pueblo.
Durante los años en que Fidel Castro se mantuvo en el poder, la relación con todos los presidentes norteamericanos se mantuvo distante y sin mayores avances en materia de acuerdos internacionales. No fue hasta la llegada de Barack Obama que el gobierno estadounidense dio las primeras muestras de poder, sin embargo, Fidel ya se había alejado de la administración por problemas de salud.
"Controlador absoluto" y "marxista por conveniencia"
"Él se volvió al comunismo porque era una herramienta muy útil para el poder absoluto que disfruta el tipo de hombre que corre sólo, además de contar con el escudo de protección soviético con el que venía toda la revolución (además de las armas soviéticas y el petróleo soviético)", destaca The Economist.
Al menos, así fue durante el periodo de la Guerra Fría. "El embargo americano le era incluso más útil, porque le permitía culpar al enemigo imperialista de las grandes falencias económicas provocadas por su propio plan central".
El medio estadounidense destaca a Castro como "un líder inspirador, un hombre de acción, un maestro de la estrategia", pero también como un "obsesivo del control que necesitaba administrar cada pequeño detalle, desde los preparativos para un huracán, hasta la forma en que se cortaban las papas".
Si bien Fidel Castro estaba altamente involucrado con movimientos radicales estudiantiles durante su paso por la Universidad de La Habana, "su alianza con la doctrina Comunista era incierta, en el mejor de los casos", publica The New York Times y agrega que "algunos analistas creen que las actitudes obstruccionistas de Estados Unidos habrían empujado al líder cubano hacia la Unión Soviética".
Es por esto, destaca el periódico, que el régimen impuesto en la isla no tenía las mismas características que en otras naciones comunistas. "Lo que se desarrolló en Cuba era una versión menos doctrinaria, una forma tropical del comunismo que se ajustaba a las necesidades de (Fidel)".