CHARLOTTESVILLE.- El gobernador de Virginia, Terry McCauliffe, y autoridades locales, ya habían declarado estado de emergencia antes de que empezara la manifestación de este sábado.
Se trataba de una concentración de grupos de ultra-derecha que rechazaban una resolución del Consejo Municipal de Charlottesville de retirar una estatua del general ícono del ejército Confederado, Robert E. Lee, que recordaba la época en que once estados se declararon independientes debido a la iniciativa de los demás de abolir la esclavitud.
En el marco de esa marcha, que avanzaba bajo el lema "Unida la derecha" y esperaba contara con más de seis mil personas bajo consignas supremacía blanca", una columna paralela que criticaba esas consignas fue atacada con un vehículo.
La multitud fue arrollada por un auto en medio de la contra-manifestación, dejando heridos que aún no se contabilizan y al menos una persona recibiendo tratamiento médico en el lugar.
En tanto, el Presidente Donald Trump como la primera dama, Melania Trump, habían solicitado recapacitar con respecto a la manifestación. Hoy, el Mandatario envió mensajes a través de su cuenta de Twitter: "Nuestro país promueve la libertad de expresión, pero comuniquemos sin odio en nuestros corazones", "todos debemos estar unidos y condenar todo lo que representa el odio" y "no hay lugar para este tipo de violencia en América. ¡Vamos juntos como uno!".
La concentración de ultra-derecha fue organizada por un bloggero llamado Jason Kessler, quien animó a los asistentes a abandonar la ciudad después de que las autoridades declararan la reunión como ilegal y la policía recibiera la instrucción de dispersar a la gente.