SANTIAGO.- La figura de
John McCain deja una importante huella en Estados Unidos. El senador, ex candidato presidencial y emblemático representante del Partido Republicano,
que falleció este sábado a los 81 años, tuvo una intensa carrera política de más de tres décadas, la que reflejó su estilo frontal e intrépido hasta en sus últimos meses de vida.
El octogenario político murió tras un año de lucha contra un agresivo
cáncer cerebral, el que le fue diagnosticado en
julio del año 2017. Desde ese momento, recibió tratamiento en Arizona, sin embargo, recientemente su familia había informado que el senador optó por dejar los medicamentos.
La huella de Vietnam
Su vida está marcada por diversos momentos que influyeron en su formación política. Uno de los más importantes ocurrió en 1967, cuando el avión que pilotaba fue derribado en Vietnam. Ahí se rompió las dos piernas y un brazo, y tuvo que pasar cinco años y medio como prisionero de guerra en Hanoi, sufriendo torturas y estando incomunicado. McCain se negó a ser liberado antes de tiempo, puesto que había compañeros suyos que llevaban más que él en prisión, por lo que se convirtió en un héroe nacional.
Posteriormente, volvió transformado y, con un breve paso por el Senado como contacto de la Armada, encontró su lugar. Cuatro años más tarde ya era congresista por el distrito en el que residía en Phoenix, y seis después ya era uno de los dos senadores por Arizona.
El "llanero solitario"
Desde su llegada al Capitolio quedó claro su carácter obstinado e incluso considerado "difícil". Son famosos sus enfados y sus enemistades. "No soporto a McCain", llegó a decir el ex senador de Nevada Harry Reid. Muchos otros, sin embargo, apreciaban su apertura para hablar y negociar con cualquiera.
Pero lo que más lo caracterizaba era su actitud independiente. A él mismo le gustaba definirse como un "llanero solitario" por su extraña capacidad para no estar de acuerdo ni con los republicanos ni con los demócratas.
Una de las muestras de esta independencia ocurrió apenas dos semanas después de ser diagnosticado de cáncer, cuando McCain atravesó medio país para participar en una importante votación en el Senado. Se trataba de la mayor promesa de su partido: acabar con el seguro de salud conocido como "Obamacare". Sus compañeros lo recibieron de pie, mientras el republicano hacía su entrada dramática con una larga cicatriz sobre el ojo.
En ese momento, el senador abrió el camino hacia una nueva legislación, pero votó junto a otros siete compañeros de partido en contra de la derogación de la ley sin que hubiera una alternativa.
Su fallida aspiración presidencial
McCain fue el candidato republicano a la Presidencia en 2008, pero el político -orientado a la derecha dentro de su partido-, fue derrotado por
Barack Obama. Tras las elecciones se volvió a dedicar a su trabajo como congresista.
La huella de McCain en el Senado desde 1986 es poderosa. Gozaba de numerosas condecoraciones, era un experto en seguridad reconocido internacionalmente y fue un manifiesto opositor de la política exterior de Obama. Aunque no se lo puso nada fácil a sus compañeros republicanos y votó a favor de una reforma de la legislación de inmigración.
Sin embargo, en los momentos decisivos siempre fue leal a las principales líneas del partido: el derecho de tenencia de armas, el aborto y la pena de muerte
Un férreo crítico de Donald Trump
En sus últimos meses de vida, el senador se caracterizó por ser un agudo crítico del Presidente Donald Trump, su correligionario republicano.
En esa línea, se opuso a su designada para directora de la CIA debido a que había supervisado el empleo de tortura; fustigó al Mandatario por su actuación en una cumbre internacional en la que se malquistó con los aliados; calificó su política inmigratoria de tolerancia cero de "afrenta a la decencia del pueblo estadounidense" y calificó la cumbre Trump-Putin en Helsinki como un "error trágico" y "uno de los desempeños más vergonzosos de un presidente estadounidense que se recuerde".
