SANTIAGO.- Este lunes, Filipinas fue escenario de un proceso histórico que puede cambiar el rumbo político y administrativo del país. Esta jornada, los habitantes de la zona sur del país participaron en un referéndum por la creación de una región autónoma, con el objetivo de poner fin a un conflicto que lleva más de cuatro décadas de duración.
Esta consulta tiene un carácter sumamente importante en el país asiático, ya que supone la culminación de las tensas relaciones entre el Gobierno filipino y el FMLI (Frente Moro para la Liberación Islámica), precedidas por un acuerdo de paz entre ambas partes firmado en 2014.
Las votaciones - que tuvieron lugar este lunes y que sus resultados se darán a conocer este martes - se celebraron en esta región sureña constituida en su mayoría por musulmanes, en un país eminentemente católico. Pero, ¿cuál es la historia detrás de este conflicto?
Los orígenes del conflicto
Geográficamente, Filipinas cuenta con una superficie de 300 mil kilómetros cuadrados, en base a un conjunto de tres islas, que de norte a sur se denominan Luzón, Bisayas y Mindanao.
Es en este último territorio donde se encuentra uno de los focos más importantes del conflicto, porque allí vive la mayoría de los "moros", término por el que se conoce a los musulmanes de aquel país.
Para entender las razones históricas, hay que remontarse hasta finales del siglo XIX. Fue en 1898 cuando España, administradora de Filipinas, decidió vender el país a Estados Unidos. De ahí en adelante, se desataron varios sucesos que inciden directamente en la realidad actual.
Con el nuevo orden estadounidense, la población musulmana del país asiático, que es minoría ante el creciente catolicismo de la zona -el 90% de los filipinos son cristianos, 80% de estos católicos-, buscaban a toda costa ser reconocidos como una comunidad religiosa. Es más, Washington llegó a comprometerse con los musulmanes para otorgarles un régimen de autogobierno, pero que nunca se produjo.
80% de la población filipina es católica
Esta búsqueda creció con la independencia filipina en 1946, pero se vio entrampada por la política de asentamiento cristiano en el país.
De ahí en adelante, los problemas en esta zona incrementaron, en parte producto de los diversos atentados terroristas por parte de los grupos insurgentes islámicos del FMLI y Abu Sayyaf.
Los ataques perpetrados por estos grupos cobraron la vida de más de 100 mil personas, la gran mayoría de ellos rebeldes, seguidos por militares nacionales. Ante esto, el Estado filipino ha desembolsado unos US$ 3 mil millones para combatir la ofensiva rebelde.
Un acuerdo esperado
Es así como, en medio de este grave conflicto, la propuesta de un referéndum en la región es uno de los objetivos propuestos por el Gobierno de Rodrigo Duterte para dar estabilidad y desarrollo a determinadas partes de la gran isla de Mindanao y las islas del extremo suroeste. Esto a pesar de que, anteriormente, se habían realizado varias tratativas para alcanzar la paz.
Luego de un acto de paz firmado en 2014 entre el gobierno y el FMLI, el grupo separatista renunció a independizarse y puso término a la lucha armada, pero con la posibilidad de gobernar esta nueva región de Bangsamoro, lo que significa que tendrán autonomía fiscal y contarán con su propia fuerza de seguridad, un parlamento y un sistema jurídico que incluirá mandamientos islámicos.
En medio de este crucial momento, el líder del FMLI, Murad Ebrahim, emitió su voto por el "Sí", celebrando el acuerdo: "Es la primera vez que ejerzo mi derecho al sufragio, una muestra de la transformación de un revolucionario proceso democrático", aseguró.
"(La votación) es una muestra de la transformación de un revolucionario proceso democrático"
Murad Ebrahim
Este proceso llama a un grupo cercano de tres millones de personas, residentes de las provincias de Basilan, Lanao del Sur, Maguindanao, Sulu y Tawi-Tawi para que ejerzan su voto y así decidan la ansiada autonomía.
En caso de que ésta se lograse, también incluirá a las ciudades de Cotabato e Isabela.
Según los reportes preliminares ya se habla de una masiva participación en las urnas - alrededor de un 80% -, quienes tendrán que volver a votar este 6 de febrero para resolver si Bangsamoro integra a las 600 mil personas residentes de Lanao del Norte.