MEDELLÍN.- Alrededor de tres segundos tardó en caer el
edificio Mónaco, la emblemática estructura ubicada en Medellín, Colombia, que perteneció al famoso narcotraficante
Pablo Escobar y que este viernes puso fin tras años de abandono.
Pese a ser recordada por sus lujos y por su blindaje, que la hacía comparable a un búnker, la antigua vivienda de Escobar y su familia fue carcomida por el moho y los saqueos. Precisamente por ello, las autoridades consideraron la necesidad de derribarla y de construir en el lugar un monumento conmemorativo de las víctimas del narcotráfico.
Según consigna el diario colombiano El Tiempo, al menos 1.500 personas residentes en el barrio Santa María de Los Ángeles, en la comuna El Poblado, fueron evacuadas de sus viviendas o sitios de trabajo para poder hacer el derrumbe controlado. De acuerdo con las autoridades, fueron en total 638 unidades habitacionales y comerciales. Asimismo, los expertos contabilizaron 148 mascotas que también debían ser sacadas de la zona durante el procedimiento.
El histórico edificio cayó finalmente en un espectáculo abierto al público, marcado por el sonido de las alarmas que anunciaron los últimos momentos del recinto.
El lugar fue abandonado hace algunos años y sus paredes se han deteriorado producto del moho. Crédito: El Tiempo, GDA.
Un búnker afectado por ataques
Ubicado en uno de los barrios acomodados de Medellín, el Mónaco estaba conformado por ocho pisos y estuvo avaluado en 5.000 millones de pesos colombianos (1.045 millones de pesos chilenos al cambio actual), tiene 34 estacionamientos, 12 departamentos, 2 piscinas y una cancha.
"Se puede notar que no es un edificio cualquiera, es un búnker. Hay más columnas de lo usual y algunos reforzamientos con mármol", comentó un funcionario de la Alcaldía al El Tiempo de Colombia hace algún tiempo, durante una visita al recinto.
Como parte de la iniciativa gubernamental, desde 2018 extranjeros y locales que participan en los "narcotours" se encuentran con un edificio recubierto de carteles que recuerdan a los otros "protagonistas" que la alcaldía se ha empeñado en resaltar: policías, periodistas, civiles o jueces asesinados por orden del capo.
"Respeta nuestro dolor, honra nuestras víctimas (1983-1994). 46.612 vidas menos", reza uno de los avisos que caerá junto con la estructura 25 años después de la muerte del capo.
La edificación ha sido compara con un búnker. Una parte vital era su bóveda. Crédito: El Tiempo, GDA.
Todavía en los recuerdos de muchos vecinos del sector están los atentados con explosivos que sufrió el sitio. El Mónaco fue referente del primer auto bomba detonado en Colombia. En 1988, el cartel de Cali atacó la estructura, con Escobar y su familia adentro.
La explosión dejó tres muertos y diez heridos, entre éstos últimos la hija del barón de la droga que vio afectado su oído. El atentado también hirió el ego del narcotraficante, pues los explosivos afectaron sus valiosas colecciones de autos y arte, y desató una sangrienta guerra entre carteles.
Tras el atentado, el capo abandonó su búnker que posteriormente fue sede de la Asociación Cristiana de Asistencia y Rehabilitación (Asocar) y de la Dirección Nacional de Estupefacientes, entidad que administra bienes decomisados a narcotraficantes.
Además se convirtió en una sede administrativa de la Fiscalía colombiana. Bajo su uso, en el año 2000, se registró un segundo ataque; sin embargo, la estructura siempre se mantuvo en pie.
Diferentes miradas
La demolición fue posible debido a un proceso de expropiación que comenzó en 2008, cuando el edificio fue entregado a la Policía Colombiana. Diez años después, pasó a manos de la Alcaldía de Medellín en un acuerdo con la Sociedad de Activos Especiales (SAE), que finalmente permitió poner en marcha la demolición. Ahora, la administración municipal piensa construir en ese espacio el parque Inflexión.
Es posible ver diarios de la época como parte de la fachada. Crédito: El Tiempo, GDA.
En respuesta a quienes se oponen a la demolición del Mónaco y que piden que éste se utilice para otros fines, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, explicó que para que ello ocurra se requeriría más de 40.000 millones de pesos colombianos (poco más de 83.300 millones de pesos chilenos). Hacer el memorial, por su parte, costará en total – incluyendo la demolición – cerca de 8.000 millones de pesos colombianos (1.666 millones de pesos chilenos).
Los vecinos del sector están complacidos con la caída de la estructura, pues quieren borrar la imagen que ven desde sus ventanas la llegada de extranjeros que escuchan con atención historias alimentadas con series y películas de narcos.
Pero no todos están de acuerdo con la apuesta. La corporación Región y el Instituto Popular de Capacitación (IPC) han criticado que se trata de un acto que logra presencia mediática, pero no aporta a lo realmente esencial: derribar la cultura mafiosa que sigue viva.
Otros creen, por el contrario, que a través del fin de este ostentoso bunker y la posterior instalación del parque, el relato de lo ocurrido se transformará en favor de las víctimas. "La demolición es un paso, pero quizás la reivindicación y la voz de las víctimas sea lo que más puede espantar ese fantasma" de Escobar, explicó Alonso Salazar, ex alcalde de Medellín.
Como parte de esa lucha por borrar la huella del capo, a finales de enero fue retirada de la Hacienda Nápoles la réplica de la avioneta en la que transportó su primer cargamento de cocaína a Estados Unidos. Quedan sin embargo en pie las 443 casas que construyó Escobar para las familias que vivían en un basurero de Medellín. Gestos como ese le valieron el apodo del "Robin Hood colombiano". Entonces muchos desconocían de dónde provenían sus recursos.
Pese a la caída de Escobar y otros grandes capos, Colombia sigue siendo el principal productor de cocaína y Estados Unidos el mayor consumidor de esa droga.