Nueve reclusos que habrían ordenado matanzas en cuatro cárceles de Amazonas, norte de Brasil, con saldo de 55 muertos, serán trasladados a prisiones federales esta semana, informó este martes la gobernación del estado.
Los nombres de los reclusos no fueron divulgados, y la lista de transferencias podría aumentar conforme avancen las investigaciones de los enfrentamientos que, entre domingo y lunes, dejaron 55 fallecidos en cuatro penitenciarías, la mayoría por asfixia.
En la madrugada, el ministro de Justicia y Seguridad Pública,
Sérgio Moro, adelantó que buscarán cupos en prisiones federales para reubicar a los líderes involucrados en los ataques.
El despacho también confirmó el envío de efectivos de la Fuerza de Tareas de Intervención Penitenciaria para reforzar la seguridad en los presidios del estado de Amazonas, que ya se encuentran bajo vigilancia redoblada desde el domingo y con las visitas suspendidas, en principio, por un mes.
Este cuerpo fue creado en enero de 2017 por el Ministerio de Justicia para funcionar como tropa de refuerzo, a pedido de los estados con crisis en el sistema penitenciario y tras masacres en cárceles en los primeros quince días del año en los estados de Amazonas, Roraima y Río Grande del Norte, que dejaron al menos 123 muertos.
El gobernador de Amazonas, Wilson Lima, dijo este martes a la prensa local que espera la llegada de 20 efectivos en el transcurso del día, en tanto que otros 80 deben aterrizar en el estado hasta el fin de semana.
El domingo, 15 muertos fueron identificados en el Complejo Penitenciario Anísio Jobim (Compaj), en tanto que el lunes otros cuatro reclusos fallecieron en el mismo centro; 25 en el Instituto Penal Antonio Trinidade (IPAT), seis en la Unidad de Prisiones de Puraquequara (UPP) y cinco en el Centro de Detención Provisoria Masculino (CDPM 1).
La Secretaría de Administración Penitenciaria de Amazonas (Seap) informó en un comunicado que las muertes "estarían motivadas por una ruptura entre presos que integraban un mismo grupo criminal y que actúa en el tráfico de drogas en el Estado". También aseguró que la intervención de los agentes evitó la muerte de al menos otros 200 reclusos "jurados de muerte".
Brasil suma la tercera mayor población carcelaria del mundo con 726.712 presos (en 2016), que generalmente viven en condiciones de hacinamiento y bajo el mando de facciones que se disputan el control del tráfico de drogas y se enfrentan en frecuentes y sangrientos ajustes de cuentas.