El islamista Mohammed Mursi, primer presidente electo democráticamente en Egipto en 2011 y perteneciente al movimiento de los Hermanos Musulmanes, murió este lunes tras una audiencia en un tribunal en El Cairo.
Según fuentes de seguridad y judiciales, el ex Presidente detenido desde 2013 se desplomó tras haber hablado el lunes ante el tribunal y fue trasladado a un hospital en el que murió.
"Habló ante el juez durante 20 minutos,
luego se exaltó y se desmayó. Fue llevado rápidamente al hospital, donde murió más tarde", dijo la fuente judicial.
El Presidente turco Recep Tayyip Erdogan, aliado del ex Mandatario islamista, le rindió homenaje de inmediato calificándolo de "mártir". El emir de Catar también manifestó su "profunda tristeza".
Mursi, un ingeniero de 67 años procedente de una familia de agricultores, fue el primer presidente egipcio electo democráticamente por un corto mandato entre 2012 y 2013, antes de ser separado del cargo por los militares.
El líder islamista fue encarcelado tras su destitución y juzgado luego por varios casos, entre ellos uno de espionaje para Irán, Qatar y grupos militantes como el Hamas en Gaza.
También fue acusado de fomentar actos de terrorismo.
En las presidenciales de 2012, se había presentado como el garante de los ideales democráticos de la revuelta de 2011 lanzada por la juventud liberal y laica, pero a la cual se habían sumado los Hermanos Musulmanes, por oportunismo según algunos.
Apodado "la rueda de auxilio", reemplazante de último momento de la primera elección de los Hermanos Musulmanes, el empresario Jairat Al Shater, ganó la elección por estrecho margen frente al cacique del régimen de Hosni Mubarak.
La forma de ser simple y afable de Mursi, casado y padre de cinco hijos, había ayudado a un cierto estado de gracia durante los primeros meses de su presidencia.
Pero luego se ganó rápidamente el enojo de una gran parte de la población que lo acusaba de ser una "marioneta" de los Hermanos, ayudándolos a acaparar el poder, al tiempo que era incapaz de restablecer la seguridad o relanzar una economía muy golpeada.
Las crisis se sucedieron, y un año después de su elección, el 30 de junio de 2013, millones de egipcios salieron a las calles para reclamar su renuncia.
Su enemigo, el ex jefe del Ejército, el general
Abdelfath al Sisi, aprovechó esta situación para justificar la destitución de Mursi tres días más tarde y lanzar una sangrienta represión contra sus partidarios.
Desde su destitución, Mursi fue condenado en total a 45 años de prisión en dos casos: incitación a la violencia contra manifestantes a fines de 2012 y espionaje a favor de Catar.
Durante sus juicios, aparecía en el banquillo de los acusados detrás de vidrios que aislaban el sonido para evitar sus diatribas, lo que no le impedía de presentarse, con un aire marcial a veces un poco forzado, como el presidente víctima de un "golpe de Estado" militar.