El Presidente ruso, Vladimir Putin, ofreció este jueves a su colega filipino, Rodrigo Duterte, ayuda para combatir el terrorismo después de que su anterior visita a Rusia hace dos años se truncase por una ofensiva yihadista en el archipiélago.
"Estimado Presidente, estamos dispuestos a reforzar nuestra cooperación en materia antiterrorista, compartiendo nuestra experiencia y conocimientos", dijo Putin a Duterte en su reunión celebrada en el balneario de Sochi (mar Negro).
Putin recordó que en mayo de 2017 Duterte tuvo que recortar su primera visita a Rusia debido, precisamente, a los ataques terroristas perpetrados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Mindanao.
"Sé que en los últimos dos años usted ha logrado reducir en gran medida el nivel de la amenaza terrorista en el país y fortalecer notablemente el potencial de las fuerzas de seguridad", agregó.
Además, mostró su deseo de incrementar los intercambios comerciales con Filipinas, tanto en el ámbito energético -incluido el nuclear-, como espacial, tecnológico y de transportes, especialmente aviones.
"En gran medida gracias a su especial dedicación se ha activado el diálogo político y se han alcanzado importantes logros en la cooperación económico-comercial", destacó Putin, quien precisó que el comercio bilateral se duplicó en 2018 y ya ha rebasado los 1.200 millones de dólares.
En el campo de la energía nuclear, según informó la agencia nuclear rusa, Rosatom, Moscú ofrece a Manila su proyecto de central nuclear flotante, cuya primera planta fue botada recientemente.
Por su parte, el Presidente filipino, empeñado en buscar diversificar sus alianzas militares, aseguró que decidió regresar a este país para corroborar su compromiso de "forjar una cooperación multilateral con Rusia".
"La firma del acuerdo de cooperación militar en 2016 aumentó el número de visitas de alto nivel entre ambos ministerios de Defensa, además de que nuestras fuerzas militares y navales también cooperan", señaló.
Duterte, que no ha escatimado elogios a Putin desde el deterioro de sus relaciones con Estados Unidos, recordó que el terrorismo y el extremismo sigue siendo una amenaza para los pueblos de ambos países.
A principios de año Duterte anunció que su gobierno no comprará más armamento a Estados Unidos después de que la administración del Presidente estadounidense, Donald Trump, amenazara con imponer sanciones a los países que compren equipamiento militar ruso.
Filipinas tiene previsto gastar en los próximos cinco años unos 5.600 millones de dólares para mejorar su capacidad de defensa y reemplazar sus buques de guerra de la II Guerra Mundial y cazas y helicópteros de la época de la guerra de Vietnam, heredados de Estados Unidos.
En su momento, fuentes de la industria militar rusa informaron que Moscú está dispuesta a suministrar a Manila armamento y equipos militares para combatir a la guerrilla yihadista.
La visita de Duterte se produce una semana después de que su gobierno anunciara que no aceptará ayudas de los 18 países -la mayoría europeos- que en julio respaldaron en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU una resolución presentada por Islandia que condenaba los crímenes cometidos en la guerra contra los drogas.