La Corte Suprema de Estados Unidos dejó este lunes en vigor una ley de Kentucky que exige a los médicos que muestren a cualquier paciente que desee abortar las imágenes de ultrasonido y que hagan escuchar los latidos del feto.
Sin dar razones, de acuerdo con la costumbre, el máximo tribunal se negó a apelar esta ley aprobada en 2017 en este estado conservador del centro del país.
El texto requiere que los médicos muestren las imágenes del ultrasonido, describan al feto, su tamaño y órganos a la paciente y
le hagan escuchar los latidos del corazón si son detectables, incluso si expresa o manifiesta su oposición a ello.
Las autoridades de Kentucky han justificado su medición por la necesidad de recabar "consentimiento informado" de las mujeres antes de cualquier aborto inducido.
Pero la única clínica que practica abortos en este estado de 4,5 millones de habitantes consideró que "imponer la descripción de imágenes médicas a un paciente en contra de su voluntad" no cumplía este objetivo y violaba el derecho a la libertad expresión de los médicos.
La poderosa asociación de derechos civiles de ACLU, que apoyó a la clínica, dijo que estaba "extremadamente decepcionada" por la decisión de la Corte Suprema.
El tribunal "valida la interferencia política extrema en la relación entre el médico y su paciente", dijo su abogada Alexa Kolbi-Molinas.
La Corte Suprema de Estados Unidos legalizó en 1973 el derecho de las mujeres al aborto, pero aún existe una fuerte oposición en toda una franja de la sociedad estadounidense, especialmente en el sur y centro religioso del país.