La invasión rusa de Ucrania ha causado un giro de 180 grados en la tradicional política de no alineamiento de Finlandia, que ahora se dirige con paso lento pero firme hacia su integración en la OTAN, pese a las graves y reiteradas amenazas de Moscú.
El debate sobre un eventual ingreso en la Alianza Atlántica ha sido un tema recurrente en todas las campañas electorales de Finlandia desde la caída de la Unión Soviética, aunque hasta ahora existía un amplio consenso para descartar "de momento" esa opción.
Incluso un mes antes de comenzar la invasión, cuando las tropas rusas acechaban junto a la frontera ucraniana, la primera ministra finlandesa,
Sanna Marin, dijo que veía "muy improbable" que su país pidiese entrar en la OTAN durante los quince meses que restaban de legislatura.
No obstante, la decisión del presidente ruso, Vladimir Putin, de lanzar una ofensiva a gran escala sobre Ucrania modificó por completo la visión de Finlandia de su gigante vecino del este, con el que comparte 1.340 kilómetros de frontera.
"Ese entorno de seguridad, al que también pertenecía Rusia y sobre el que construimos una estabilidad, ya no existe", dijo Marin hace una semana en el congreso del Partido Socialdemócrata (SDP) que lidera.
Cambio histórico en la opinión pública
Para muchos finlandeses, la Rusia de Putin se ha convertido en un vecino agresivo e impredecible, lo que ha provocado un cambio radical en la opinión pública respecto a la OTAN.
Por primera vez en la historia, la mayor parte de los finlandeses (alrededor del 60% según distintas encuestas) respalda el ingreso en la Alianza, una mayoría que se extiende a los partidos políticos y a los diputados del Eduskunta (Parlamento), que tendrán la última palabra en esta cuestión.
El consenso es tan amplio que las autoridades finlandesas -incluido el presidente de la República, Sauli Niinistö-
han descartado convocar un referéndum para evitar una probable intoxicación del debate público orquestada desde Moscú.
El Gobierno de Helsinki ha encargado a un grupo de expertos la elaboración de un informe que analice en profundidad las ventajas y los riesgos de un eventual ingreso en la OTAN, que será presentado el próximo miércoles para su posterior debate parlamentario.
Al mismo tiempo, los partidos políticos también deberán establecer sus posturas oficiales sobre esta cuestión durante la primavera (el Partido de Centro lo hará este fin de semana), pese a que en la votación final los diputados tendrán libertad de voto.
El objetivo, según explicó este viernes la primera ministra, es tomar una decisión antes de finales de junio, poco antes de la cumbre de la OTAN que se celebrará en Madrid.
Aunque oficialmente el proceso apenas ha comenzado, algunos medios de comunicación, entre ellos el tabloide "Iltalehti", aseguran que tanto el presidente Niinistö como el Gobierno de coalición que lidera Sanna Marin ya han tomado la decisión de solicitar su ingreso.
Respaldo de la OTAN
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha reiterado en varias ocasiones que tanto Finlandia como Suecia, el otro país nórdico no alineado, serían bienvenidas a la Alianza si deciden unirse.
No obstante, esa solicitud debería ser ratificada por todos y cada uno de los 30 países miembros de la OTAN, por lo que el Ejecutivo finlandés está tanteando de antemano si cuenta con la unanimidad necesaria.
Uno de los puntos clave para Finlandia es
conseguir garantías de seguridad por parte de la OTAN para el periodo que va entre la solicitud de ingreso y la ratificación de todos los países aliados, cuando aún no estaría cubierta por la cláusula de defensa colectiva (el famoso artículo 5 de la Alianza).
Esta misma semana, Stoltenberg afirmó que los miembros de la OTAN estarían dispuestos a brindar esas garantías para prevenir un eventual ataque ruso a Finlandia durante el periodo provisional, y señaló que si Finlandia decide incorporarse "encontrarán una forma de abordar este asunto".
Otro punto clave es qué hará Suecia. Para Finlandia lo ideal sería que ambos países nórdicos hagan un frente común y soliciten su ingreso al mismo tiempo.
Sin embargo, Finlandia tiene claro que una eventual negativa de Suecia, donde el respaldo a la OTAN es algo menor, no cambiará ni frenará sus planes.