El lugar donde vivían el cónsul y su marido y donde murió este último.
AFP
La justicia de Río de Janeiro solicitó a la Policía Federal incluir en la lista de prófugos de la Interpol a un cónsul alemán acusado de matar a su esposo en Río de Janeiro, quien viajó el domingo pasado hacia su país de origen, informaron este martes fuentes oficiales.
Uwe Herbert Hanh, que trabajaba en el consulado de Alemania en Río, es el principal sospechoso de la muerte del belga Walter Henri Maximilien Biot, de 52 años, quien fue su pareja por más de dos décadas y que falleció en extrañas circunstancias el pasado 5 de agosto en el departamento donde vivían en el icónico barrio de Ipanema.
El alemán, de 60 años y que tiene el rango de cónsul en la carrera diplomática, fue detenido el pasado 6 de agosto luego de que los responsables por la investigación concluyeran que su versión sobre la muerte de su marido era incompatible con los informes de los peritos legistas, pero un habeas corpus lo dejó en libertad dos semanas después.
La Fiscalía, sin embargo, volvió a requerir la prisión preventiva del cónsul, decisión que fue acogida por el juez Gustavo Kalil, de la cuarta sala penal del Tribunal de Justicia de Río, quien tras conocer que el diplomático había regresado el domingo a Alemania, pidió incluirlo en la lista de prófugos de la Interpol.
Según la denuncia de la Fiscalía, el delito se cometió "de forma cruel", mediante una "severa golpiza" a la que fue sometido el ciudadano belga, "causándole un sufrimiento intenso e innecesario".
De acuerdo con el informe de la investigación policial, la víctima tenía al menos 30 lesiones de diferentes características en las piernas, el cuello, las nalgas y el tronco.
Tras la autopsia, los legistas concluyeron que la causa de la muerte fue traumatismo craneal.
El día de los hechos, el diplomático alemán llamó a los servicios de emergencia alegando que su compañero había sufrido una caída en el departamento donde vivían.
No obstante, cuando los socorristas del Cuerpo de Bomberos llegaron al lugar, el esposo del diplomático ya estaba muerto, pero al corroborar que algunas de las heridas no eran compatibles con las de una caída decidieron llamar a la policía.