El bloque gubernamental de centroizquierda ganó este domingo las elecciones generales suecas frente a la oposición de derecha, según dos sondeos a pie de urna, que colocan al ultraderechista Demócratas de Suecia (SD) como segunda fuerza parlamentaria.
El Partido Socialdemócrata de la primera ministra Magdalena Andersson, la fuerza más votada en Suecia en el último siglo, ganó las elecciones con el 29,7% de los votos, de acuerdo con el sondeo de TV4 y con el 29,3 % según el de SVT.
En ambos sondeos,
el ultraderechista SD se sitúa por primera vez en su historia como segunda fuerza con más del 20 %, adelantando al Partido Moderado (conservador), con una diferencia de entre 1,7 (SVT) y 5,3 puntos porcentuales (TV4).
En la encuesta del canal privado TV4, difundida 15 minutos antes del cierre de los colegios electorales, la diferencia entre ambos bloques es de 2,6 puntos (50,6% frente a 48%), mientras que en la de la pública SVT se reduce a seis décimas (49,8 % contra 49,2).
De confirmarse este resultado, el gran perdedor de las elecciones sería el conservador Ulf Kristersson, que no solo no podría arrebatarle el poder a un Ejecutivo socialdemócrata desgastado por dos legislaturas gobernando en minoría, sino que cedería además su condición de líder de la oposición con un resultado históricamente muy bajo.
Las encuestas previas apuntaban a una gran igualdad entre los dos bloques, aunque con ligera ventaja para la centroizquierda, indicando que podría repetirse el drama electoral de 2018.
La diferencia entonces fue de un solo escaño a favor del bloque gubernamental y hubo que esperar una semana para tener un resultado definitivo, presagio de unas arduas negociaciones para formar gobierno, que duraron 134 días, un récord en la historia sueca.
El "cordón sanitario" que le han realizado el resto de partidos al ultraderechista SD desde su llegada al Parlamento en 2010 es lo que explica que los socialdemócratas hayan podido gobernar las dos pasadas legislaturas a pesar de que había una mayoría de centroderecha en la Cámara.
En la última fue necesario un pacto de los socialdemócratas y sus aliados ecologistas con centristas y liberales, rompiendo la alianza de centroderecha que existía desde 2004, para mantener el aislamiento al SD, que se ha ido resquebrajando.
Conservadores, demócrata cristianos y liberales, que han vuelto a cambiar de bando,
se avienen ahora a pactar con la ultraderecha, aunque mantienen su negativa a que forme parte de un hipotético gobierno, un rechazo que podría ser difícil de mantener en caso de que el SD desbancase a los conservadores de la segunda plaza.
La campaña electoral ha estado dominada por temas como el aumento del crimen, la inmigración y la crisis energética.
