Los planes de romper con la Corona británica y proclamar una república están en la agenda de la mayoría de las antiguas colonias británicas del Caribe, un movimiento que puede acelerarse tras el fallecimiento de Isabel II.
Bahamas, Belice, Jamaica, Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas y Santa Lucía son las ex colonias que tras su independencia mantuvieron como jefe de Estado a la monarca inglesa y que en los últimos meses han abogado por cambiar su estatus político.
El primer ministro de Antigua y Barbuda, independiente desde 1981,
Gaston Browne, reiteró este deseo poco después del deceso de Isabel II, al anunciar que
convocará un referéndum en un plazo de tres años para que la población decida si quiere mantenerse unida a la monarquía británica o proclamar una república.
"Este no es un acto de hostilidad ni ninguna diferencia entre Antigua y Barbuda y la monarquía, pero es el paso final para completar ese círculo de independencia, para garantizar que seamos verdaderamente una nación soberana", subrayó Browne el pasado sábado.
Según dijo a Efe el ex representante permanente ante las Naciones Unidas de Santa Lucía Cosmos Richardson, la muerte de Isabel II "no va a frenar los llamados al republicanismo y a que el Reino Unido pague reparaciones y ofrezca disculpas por las atrocidades de la esclavitud".
Reparaciones por la esclavitud
Durante los viajes a varios de estos países en marzo y abril pasados de los duques de Cambridge y los condes de Wessex, los líderes caribeños reiteraron sus planes de tener un jefe de Estado propio y hubo protestas populares para exigir compensaciones económicas por la esclavitud.
El primer ministro de Bahamas, que se independizó en 1973, Philip Davis, reconoció que la visita real generó un sentimiento anticolonial en la región con pedidos de reparaciones y de que las antiguas colonias rompan los lazos definitivamente con la Corona británica.
Por su parte, Browne comunicó a los condes de Wessex, Eduardo y Sofía, durante su visita el deseo del territorio caribeño de proclamar una república y pidió
lograr una "justicia reparadora" para Antigua y Barbuda por la esclavitud.
En la misma línea, el Gobierno de Jamaica anunció el año pasado planes para pedir una compensación por haber llevado a la fuerza a unos 600.000 africanos para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar y banano.
"Se puede esperar que haya un movimiento continuo hacia una revisión del estatus del soberano británico como jefe de Estado de estos países y a que el nuevo rey Carlos III aborde el tema de la justicia reparadora", aseguró Richardson.
Barbados como ejemplo más reciente
Este sentimiento tomó impulso tras la proclamación en Barbados de una república el 30 de noviembre de 2021, cuando juró como jefa de Estado la hasta entonces gobernadora Sandra Mason, quien afirmó que con esta transición los barbadenses podrían "aprovechar al máximo" la esencia de su soberanía.
Ese día, el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, cuyo país se independizó del Reino Unido en 1979 pero sigue vinculado con la Corona británica, hizo un fuerte llamado a favor del republicanismo.
"Barbados no está haciendo nada nuevo,
pero lo que está haciendo es de suma importancia para su gente y para nuestra civilización caribeña. Tengo la esperanza de que, en mi vida, todos o la mayoría de los países independientes de Caricom (Comunidad del Caribe) pasen de un sistema monárquico a uno republicano", subrayó.
Gonsalves propuso, además, el pasado julio, celebrar un referéndum para que el pueblo decida si reemplazar o no a Isabel II como jefa de Estado "antes de fin de año o a principios del próximo, si la oposición está de acuerdo".
Antes se habían convertido en repúblicas Guyana, el 23 de febrero de 1970; Trinidad y Tobago, que rompió lazos con la monarquía británica el 1 de agosto de 1976; y Dominica, cuya transición se ejecutó el 3 de noviembre de 1978.
Un momento decisivo
"Estamos viendo un momento decisivo en la historia de este tipo de cohesión que ha mantenido el Reino Unido después de la II Guerra Mundial con una serie de países para mantener su vigencia hegemónica en el mundo", dijo a Efe el analista de asuntos internacionales Carlos Severino.
En opinión de este catedrático de geografía política de la Universidad de Puerto Rico (UPR), ha habido "un desgaste" en las últimas décadas y el fallecimiento de Isabel II "puede ciertamente acelerar esto aprovechando la coyuntura política de los nuevos regentes".
Aunque todos los líderes caribeños expresaron su pesar y destacaron el liderazgo de Isabel II tras su muerte,
los movimientos que ya han comenzado no se van a frenar.
Al celebrar Jamaica el pasado 6 de agosto los 60 años de su independencia, el primer ministro, Andrew Holness, aseguró que su administración está trabajando para lograr ese cambio de estatus político de cara a las elecciones generales de 2025.
Coincidiendo con la efeméride, el líder opositor Mark Golding instó nuevamente al Gobierno a comprometerse con la plena independencia política "eliminando los últimos vestigios del pasado dominio colonial".
Una encuesta de agosto pasado mostró que el 56% de los jamaicanos está a favor de destituir al monarca británico como jefe de Estado.
Finalizar el proceso de descolonización
En Belice, que declaró su independencia en 1981, el ministro de Reforma Constitucional y Política Henry Charles Usher anunció también en marzo pasado la creación de una comisión para realizar consultas en todo el país sobre el proceso definitivo de descolonización.
"El proceso de descolonización está envolviendo a la región del Caribe. Tal vez sea hora de que Belice dé el siguiente paso para ser verdaderamente dueño de su independencia", subrayó.
A estas iniciativas para eliminar los vestigios coloniales tendrá que hacer frente Carlos III. Su función, como antes la de Isabel II,
es sobre todo simbólica, supeditada al sistema legal de cada nación, y se mantuvo tras la independencia al no estar en muchos casos las instituciones locales preparadas para una soberanía plena.
Para el analista Severino, que fue decano de la Facultad de Ciencias Sociales y rector del recinto de Río Piedras de la UPR, "el nuevo monarca no tiene ahora mismo el carisma ni la trayectoria de su madre".
"Trae por el contrario un legado de un pasado un tanto convulso que le va a restar credibilidad en su difícil encomienda", advirtió.