Miles de personas que salieron este miércoles a protestar a las calles de Lima rompieron el cerco policial ubicado en uno de los puntos del centro histórico y llegaron hasta los exteriores del Congreso de Perú, cuyo cierre reclaman desde inicios de año, al igual que la renuncia de la presidenta Dina Boluarte.
La movilización que congregó a organizaciones sociales, políticas, sindicales y estudiantiles transcurrió pacíficamente en su desplazamiento entre las plazas Dos de Mayo y San Martín, pero a, mitad de camino, se detuvo frente a un cerco policial que impedía el acceso a la avenida Abancay, que atraviesa buena parte del centro de la capital.
Al final de esa avenida se encuentra el edificio del Parlamento, que permanecía cerrado y resguardado por la Policía Nacional con tanquetas y otras unidades móviles.
Los manifestantes comenzaron a empujar los escudos de los agentes policiales y a lanzar botellas de agua y otros objetos para romper el cerco, y finalmente lo lograron después de un enfrentamiento, en el que no faltaron los gases lacrimógenos y bombas de humo.
La Policía detuvo a un manifestante que se enfrentó a los agentes envuelto en una bandera.
Un grupo de agentes se dirigió en motos a otro punto de acceso al Congreso para evitar la llegada masiva de manifestantes, mientras que un mayor número de policías se dirigía a bloquear el paso en la avenida.
Una vez en el lugar, la televisión local mostró al presidente del Congreso, José Williams, observando desde un balcón a los manifestantes que seguían llegando a los exteriores, una situación que no se había producido en las movilizaciones de protesta de los meses previos.
Pese a que los manifestantes no han mostrado intenciones de confrontación, como sí hicieron en las anteriores olas de protestas, la Policía reforzó su presencia en los exteriores del Congreso con un alto número de agentes que salió del interior del Parlamento.