Las palabras de
Luiz Inácio Lula da Silva sobre la "juventud" y "ansiedad" de
Gabriel Boric no pasaron desapercibidas en Brasil. Los dichos del Mandatario tras el llamado de su par chileno a condenar sin medias tintas la invasión rusa de
Ucrania en la cumbre Celac-UE generaron diversas reacciones en medios brasileños, que resaltan la existencia de "dos izquierdas" en Latinoamérica.
Luego del encuentro de líderes de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), Lula remarcó que, al ser esta su primera cumbre de este tipo, Boric probablemente "tiene un poco más de ansiedad que los demás".
"Posiblemente,
la falta de costumbre de participar en estas reuniones hace que un joven tenga más prisa. Pero así es como suceden las cosas. El encuentro fue, desde mi punto de vista, extraordinario. Desde mi punto de vista, fue la reunión más madura en que participé entre Mercosur y la Unión Europea, entre América Latina y la Unión Europea".
Esta nueva diferencia de opiniones, que se suma a los dichos de ambos líderes sobre la crisis en Venezuela hace casi dos meses, evidencia la existencia de dos corrientes: "una nueva y una vieja izquierda", según aseguró Octavio Guedes en su columna del portal G1.
La "izquierda más antigua" -de la que forma parte un sector del oficialismo brasileño, liderado por Lula- se remonta a la época de la Guerra Fría, donde "tenía como faro el antiimperialismo estadounidense", por lo que, en un conflicto como el que se ve en Ucrania, "tiene cierto sentido darle la razón a Rusia, ya que Moscú representa una posición al imperialismo de Estados Unidos", afirmó Guedes.
"Parte de la izquierda y del PT (Partido de los Trabajadores) mantienen algunos conceptos que remiten a la Guerra Fría y el antiimperialismo estadounidense. Ahora, Boric viene con otra idea, posicionándose contra Rusia, por ejemplo, en la invasión de Ucrania", agregó el columnista.
En ese sentido, remarcó que "como Lula no puede catalogar a Boric de reaccionario, imperialista o lame botas,
el Presidente brasileño prefiere tratarlo de 'joven'". No obstante, Guedes enfatiza que esta diferencia no se trata precisamente de una cuestión de edad, y ejemplificó con el ex Presidente uruguayo
José Mujica, icono de la izquierda latinoamericana que, a sus 88 años, ha condenado el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, a diferencia del líder brasileño, que ha preferido cuestionar las sanciones impuestas por EE.UU. a Caracas.
"El hecho es que criticar las sanciones contra Venezuela es una cosa. Pensar que estar del lado de Maduro solo porque está en contra de Estados Unidos es otra cosa: algo de la Guerra Fría", enfatizó.
Siguiendo esa misma lógica, el caricaturista político Cláudio Hebdô publicó en el diario Folha de Sao Paulo un dibujo que muestra a Boric con una pancarta que dice "Democracia y Derecho Internacional", siendo observado por Lula, Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Vladimir Putin, quienes con telarañas cargan mensajes contra el "imperialismo norteamericano".
"Un presidente de izquierda diferente"
"Lula menosprecia a Gabriel Boric, pero él representa una alternativa al populismo bolivariano", señaló en revista Veja la columnista Vilma Gryzinski, quien calificó como "una vergüenza para todo Brasil" los dichos de Lula "atribuyendo la inmadurez a una alerta racional" como la que hizo el Mandatario chileno.
La columnista afirmó que, si bien Gabriel Boric "es de extrema izquierda y es admirador de Lula ('mucho respeto, cariño' etc,), también defiende posiciones correctas en relación con la guerra de Ucrania y las escandalosas tiranías implementadas en Venezuela y Nicaragua".
En esa línea, Gryzinski calificó a Boric como
"un presidente de izquierda diferente" y destacó su similitud en el discurso en materia internacional con Luis Lacalle Pou, "otro valiente que no se deja intimidar por vecinos locos para, escandalosamente, disculpar los abusos bolivarianos".
La posterior respuesta de Boric a Lula, desdramatizando los dichos y manifestando un "respeto infinito y mucho cariño" por el líder del PT, también fue destacada por el diario O Globo, que habló de la "positiva" reacción al interior de la diplomacia brasileña tras estas palabras, dando "muestras de reconciliación".