Poco después de haber asumido la presidencia de Argentina, Javier Milei salió a las afueras del Congreso a dar su primer discurso como mandatario ante los miles de adherentes que se encontraban allí.
Sus primeras palabras estuvieron enfocadas en el mal momento financiero en que el encuentra el país, enumerando todos los desafíos económicos con los que se enfrentará.
"Ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que recibimos nosotros", aseveró el presidente trasandino.
Además, haciendo referencia a los gobiernos anteriores, aseguró que "nos han arruinado la vida, nos han hecho caer 10 veces nuestro salario".
En ese contexto, Milei señaló que, ante la grave crisis económica, aseveró que "
no hay alternativa al ajuste y al shock" para salir de la misma, advirtiendo que "sabemos que será duro".
No obstante, hizo énfasis en que "la única solución posible es el ajuste, y que caiga sobre el Estado y no sobre el sector privado".
También advirtió que "habrá estanflación, pero no es algo muy distinto a lo que ha habido en los últimos 12 años", agregando que "sabemos que en el corto plazo la situación empeorará, pero después veremos los frutos de nuestro esfuerzo".
Milei aseveró que "100 años de fracaso no se deshacen en un día, pero se empieza en un día. Hoy es ese día", añadiendo que "no hay vuelta atrás, hoy enterramos décadas de fracaso".
En ese tono, el mandatario aseveró que "hoy comienza una era de paz y prosperidad de libertad y progreso".
Cerca de las 12:50 horas, culminó su discurso señalando que "será difícil, pero lo vamos a lograr", añadiendo su característica frase: "Viva la libertad, carajo", la que también fue exclamada por sus adherentes.
Luego del discurso, Milei dejó la zona del Congreso circulando por las calles en un auto descapotable, en compañía de su hermana, Karina Milei. En el camino, bajó momentáneamente del auto para saludar a algunos de sus adherentes.
