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Crimen en Mendoza: Futbolista profesional argentina es asesinada a golpes y pareja se quita la vida en la habitación

Florencia Guiñazu de 30 años, jugadora del club Argentino de Mendoza, fue encontrada golpeada y estrangulada dentro del cuarto matrimonial. Su conviviente, Agustín Notto (32), se suicidó en el mismo lugar.

07 de Abril de 2024 | 23:46 | La Nación, GDA/ Editado por M. Silva, Emol.
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La Nación.
Un femicidio conmociona a Cuyo y enluta al mundo del fútbol femenino de Argentina. Florencia Guiñazú, jugadora de Argentino de Mendoza, de 30 años, fue encontrada golpeada y estrangulada dentro de la habitación matrimonial que compartía con Ignacio Agustín Notto, de 32, quien tras el crimen se suicidó: se colgó de la barra del interior del placard de la habitación matrimonial, ahorcado con un cable coaxil. En la ventana, un cartel revelaba el horror que la policía hallaría dentro del departamento 10 de la calle Bombal al 400, en Guaymallén: "Llamen al 911. Los niños están solos". Se presume que lo escribió el femicida antes de quitarse la vida.

El drama que se desencadenó en el departamento de Guaymallén fue el epílogo de una historia que ya había dado demasiados signos de lo que podía suceder.

En noviembre del año pasado, un vecino encontró a Florencia cerca de su casa, en estado de shock. Según publicó el portal de noticias mendocino El Sol, la habían golpeado y encerrado en el baño del departamento de la calle Bombal entre Magallanes y Adolfo Calle. Hubo una denuncia por violencia de género, en la que el Ministerio Público le tomó declaración informativa a Notto. Sin embargo, la causa languideció por falta de pruebas, dado que, además, la víctima no aportó pruebas para instar la acción penal.

No obstante, las situaciones de violencia no cesaron. "Era una pareja de relación muy abierta. Pero las peleas eran constantes en los últimos tiempos", dijeron fuentes de la investigación citadas por El Sol.

El sábado, cerca de las cinco de la mañana, una serie de ruidos sordos y fuertes presagió lo peor. Sin embargo, habría que esperar a la tarde para que se develara la dimensión de la tragedia ocurrida en la calle Bombal al 400. A las 16, un vecino advirtió que en una de las ventanas alguien había pegado un cartel que decía "llamen al 911, los niños están solos".

Ese testigo dijo que, intrigado por lo que sugería ese mensaje, llamó a la puerta de la casa. Le abrió un chico de 7 años, uno de los dos hijos de Florencia e Ignacio. Le preguntó por sus padres, y el niño le respondió que él había estado jugando a la PlayStation durante un buen rato y que incluso había golpeado a la puerta del cuarto principal, pero estaba cerrado por dentro y no le contestaban.

El vecino llamó de inmediato al 911. La policía llegó y encontró en el departamento 10 al menor en la casa; su hermana, de cinco años, había ido a dormir a la casa de una de sus abuelas. El chico les dijo que, como sus padres no abrían la puerta ni le atendían, había salido al patio del complejo porque "tenía hambre".

Fueron hasta la habitación matrimonial y, efectivamente, estaba cerrada con llave desde adentro. No les quedó otra que forzar la puerta. No más ingresaron se encontraron con la escena de un crimen.

En la recámara estaba Florencia Guiñazú tendida en el suelo, en medio de unas manchas de sangre, ya sin vida; a simple vista, su cuerpo presentaba múltiples golpes. En el interior de uno de los placares estaba Ignacio Notto, colgado de un cable que le rodeaba el cuello.

Ante ese macabro cuadro se dio aviso a la Unidad Fiscal de Homicidios y Violencia Institucional. La causa recayó en la fiscalía N°17, a cargo del fiscal Gustavo Pirrello, que ordenó la activación del protocolo para casos de femicidio. Poco después llegaron a la calle Bombal los peritos del Cuerpo Médico Forense (CMF).

También trabajaron en el lugar personal del Servicio de Emergencias Coordinado (SEC) y policías del área de Investigaciones, que dieron inicio a las primeras averiguaciones y tomaron contacto con los vecinos, cuyos testimonios les permitieron trazar un primer mapa sobre la conflictiva relación y tomar conocimiento de los antecedentes que les permitan comprender cómo y por qué se llegó al trágico desenlace.

Mientras las autoridades trabajaban para definir quiénes tendrían a su cuidado a Milo y a Ámbar, los hijos de la pareja, el mundo del fútbol de Mendoza despedía a Florencia Guiñazú, que, además de ser futbolista profesional –también había incursionado en el rugby–, era influencer en las redes sociales (con más de 25.000 seguidores), tatuadora y técnica en Seguridad e Higiene.

La institución a la que representaba deportivamente la despidió con un posteo en Instagram: "Lamentamos el fallecimiento de nuestra jugadora... Les enviamos nuestras condolencias a Ámbar y Milo, sus hijos, y a su familia, de parte de todo el club".

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