Hace unos años, la televisión norteamericana transmitió "The Americans", serie que recreaba la vida de un matrimonio ruso que realizaba espionaje para la Unión Soviética en plena Guerra Fría. Para afuera, eran dos estadounidenses que vivían en Washington junto a sus hijos que crecieron y se educaron allá, sin tener la más mínima idea sobre la verdadera identidad de sus padres.
La historia, bien aplaudida por la crítica en su momento, volvió a ser recordada después de conocer el caso de Artiom Dultsev y Anna Dultseva, dos espías rusos liberados durante un canje de prisioneros entre Rusia y las potencias occidentales, quienes contaron cómo fue su vida bajo una identidad falsa, en la que escondieron todo a sus hijos y olvidaron hasta su propia lengua materna.
Ambos espías rusos
fueron detenidos en diciembre de 2022 en Eslovenia, donde llegaron en 2017. Vivían en ese pequeño país europeo con pasaportes argentinos, bajo los nombres de
Ludwig Gisch y
María Rosa Mayer Muñoz, y junto a sus dos hijos.
La justicia eslovena condenó el pasado miércoles a la pareja rusa a más de un año y medio de cárcel por "espionaje y falsificación de documentos", una pena equivalente al tiempo que ya pasaron en detención.
Al día siguiente, el presidente ruso Vladimir Putin les dio personalmente la bienvenida en Moscú, después de que fueran canjeados en el marco de un gran intercambio de prisioneros entre Rusia y los países occidentales, el mayor desde la Guerra Fría.
En una entrevista en la televisión pública rusa, difundida el lunes por la noche, Anna Dultseva recuerda el momento en que
anunció a sus hijos que eran rusos y no argentinos, en el avión hacia Moscú.
"Le dijimos a los niños que somos rusos, que son rusos y que somos los Dultsev", contó.
El Kremlin reconoció que ambos eran agentes "ilegales" de los servicios de inteligencia rusos, es decir espías que durante años construyen una falsa biografía en países terceros.
La pareja explicó que nunca habló ruso con sus hijos, sino solo español.
Hasta el punto de que a Anna Dultseva aún le cuesta hablar en su lengua materna, según contó.
Cuando uno está en inmersión, "no piensas en (tu) idioma, te controlas permanentemente y cuando llegamos (a Rusia) nos dimos cuenta de que ya podíamos hablar" en ruso, afirmó.
En la pista del aeropuerto, Putin los saludó con un "buenas noches".
Durante la entrevista, el periodista ruso afirmó que ambos agentes se conocieron "en una discoteca, se casaron y desparecieron: su trabajo empezaba".
El periodista también indicó que Dultseva, originaria de la ciudad de Nijni-Novgorod, tenía una galería de arte en Eslovenia. Su marido, originario de la región de Baskortostán, fundó una "start-up informática".
"Los Dultsev
educaron a sus hijos como católicos hispanohablantes. Ahora van a descubrir lo que es el borsch (sopa de betarraga)", comentó el reportero ruso.
Artiom Dultsev dijo que un agente ruso los visitó regularmente mientras estaban detenidos e incluso "le pasó un saludo" de Putin.
En el reportaje, su hija Sofía pronuncia una de las primeras frases que aprendió en ruso: "Tengo dos abuelas, Rusia es muy bonita", ante los ánimos de su madre en español.
"Lo más importante para nosotros es la familia, y la familia es nuestro país", afirmó Artiom Dultsev.
Su esposa dijo que sentía una "gran gratitud" hacia Putin y que la pareja seguirá "sirviendo a Rusia".