Los beepers, conocidos también como buscapersonas o 'pagers', siguen usándose para comunicarse en lugares como los hospitales debido a su fiabilidad, pese a que la proliferación de teléfonos móviles los llevó casi a la extinción.
La explosión simultánea de beepers en Líbano que pertenecían a miembros del movimiento islamista Hezbollah provocó varios muertos y miles de heridos, en una acción que el movimiento islamista atribuyó a Israel.
Estos aparatos, en forma de pequeñas cajas,
permiten recibir mensajes, alertas sonoras o números de teléfono utilizando su propia radiofrecuencia y por tanto sin pasar por las redes de telefonía móvil, que pueden ser interrumpidas, tener problemas de conexión o ser interceptadas.
"Esté tranquilo porque la señal de los buscapersonas penetra el acero como el metal, mientras que la de un teléfono móvil podría bloquearse", reza la web de la compañía estadounidense Spok, especializada en este producto.
"Los sistemas de buscapersonas representan un medio de comunicación más confiable, por ejemplo, en caso de avería de una red wifi o telefónica", asegura otro fabricante, Discover Systems.
Los beepers fueron muy populares en los años 1980 y 1990, pero su uso declinó y ahora está limitado sobre todo a hospitales, en particular en Estados Unidos.
Según un estudio del Journal of Hospital Medicine de 2017, casi el 80% de los médicos hospitalarios usaban buscapersonas y la mitad de los mensajes recibidos estaban relacionados con la atención al paciente.
Según la compañía Spok, el primer buscapersonas fue patentado en Estados Unidos en 1949 por
Alfred Gross, pionero de la comunicación inalámbrica.
Luego empezó a utilizarse en un hospital de Nueva York.
El término "pager" fue registrado oficialmente en 1959 por la compañía Motorola, líder del mercado durante décadas.
Según Spok, 61 millones de beepers estaban en circulación en todo el mundo en 1994 antes de que se popularizaran los teléfonos móviles.
El primer buscapersonas de Motorola, llamado Pageboy 1, creado en 1964, permitió enviar una alerta sonora. A partir de los años 1980 ya era posible enviar mensajes escritos.