Ucrania aseguró este jueves que Rusia desplegó soldados norcoreanos en la región rusa de Kursk, parcialmente controlada por fuerzas ucranianas, incrementando los temores de las potencias occidentales de una escalada mayor en la guerra.
Poco antes de esas afirmaciones los diputados rusos ratificaron por unanimidad un tratado de defensa con Corea del Norte que prevé una asistencia mutua en caso de agresión armada de parte de un tercer país.
La votación coincide con el día del cierre en Kazán, en Rusia, de la cumbre de los BRICS, un grupo de nueve países a veces presentados como los del "sur global".
El texto será examinado el 6 de noviembre por la cámara alta del Parlamento, el Consejo de la Federación, antes de ser firmado por Putin.
"Las primeras unidades del ejército norcoreano, entrenadas en el este de Rusia, ya llegaron a la zona de combate", indicó la inteligencia militar ucraniana (GUR) en un comunicado.
"El 23 de octubre de 2024 se registró su aparición en la región de Kursk", agregó.
Putin no desmintió el jueves el despliegue de tropas norcoreanas en su país, después de que Estados Unidos asegurara que disponía de pruebas del envío de soldados de ese país asiático para su posible uso en Ucrania.
"Rusia nunca dudó de que la RPDC (República Popular Democrática de Corea) se toma en serio la cooperación rusa, estamos cooperando con nuestros amigos norcoreanos", declaró Putin en una conferencia de prensa al terminar la cumbre de los BRICS.
"Lo que haremos es asunto nuestro", agregó.
También afirmó que un eventual acuerdo de paz con Ucrania, donde el ejército ruso controla un 20% del territorio, debería basarse "en las realidades" del campo de batalla.
"Estamos dispuestos a considerar cualquier negociación de paz basada en las realidades en el terreno. No estamos dispuestos a aceptar nada más", declaró Putin.
El jueves, el presidente surcoreano Yoon Suk Yeol advirtió que su país no se quedará "con los brazos cruzados" ante el envío de tropas norcoreanas en territorio ruso y se mostró incluso dispuesto a estudiar la posibilidad de suministrar armas a Ucrania, en "función" de las acciones de las fuerzas de Pyongyang.
El jefe de gabinete del gobierno de Japón, Yoshimasa Hayashi, señaló el viernes que este despliegue es "muy preocupante" porque lleva "a un mayor deterioro de la situación en Ucrania".
Por su lado, Corea del Norte niega suministrar fuerzas para combatir contra Ucrania, y un representante en la ONU habló de "rumor sin fundamento".
Reunión Putin-Guterres
En Kazán, el mandatario ruso se reunió por primera vez en más de dos años con el secretario general de la ONU, António Guterres, quien pidió una "paz justa" en Ucrania y denunció su invasión como "una violación" del derecho internacional.
Putin no tardó en reaccionar. "Lamentablemente, en las familias suele haber disputas, escándalos, pleitos por la propiedad y a veces incluso peleas", dijo.
Ambos dirigentes se habían visto por última vez en las primeras semanas de la ofensiva, cuando Guterres viajó a Moscú durante el asedio de Mariúpol, en el sur de Ucrania.
El jefe de la ONU ha denunciado repetidamente la campaña rusa en Ucrania, calificándola como un "precedente peligroso", pero su decisión de reunirse con Putin ha sido duramente criticada por Kiev.
El portavoz de la ONU, Farhan Haq, aseguró que el secretario general utilizaría la reunión para "reafirmar sus posiciones conocidas sobre la guerra en Ucrania".
"Cálculos ilusorios"
Antes de este encuentro, el mandatario ruso calificó de "ilusoria" la perspectiva de una derrota de su país en Ucrania.
Los adversarios de Rusia "no ocultan su objetivo de asestarle a nuestro país una derrota estratégica", declaró Putin durante la cumbre de los BRICS en la ciudad rusa de Kazán.
"Diré directamente que son cálculos ilusorios que solo pueden ser hechos por quienes no conocen la historia rusa", agregó.
El líder ruso enfrentó llamados de sus aliados de los BRICS para poner fin al conflicto en Ucrania, donde Moscú lanzó una ofensiva en febrero de 2022.
El primer ministro de India, Narendra Modi, se pronunció el martes por un fin "pacífico" del conflicto, y el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, también pidió que se le ponga fin.