Esta es la sexta generación del Chevrolet Camaro desde su aparición en 1967.
En su disputa histórica con el otro máximo referente deportivo de Estados Unidos -el Ford Mustang- el Camaro 2016 se vende en el mercado americano con tres opciones de motores: 2,0 litros Turbo (4 cilindros) y 279 hp de potencia; 3,6 litros (6 cilindros en V) y 340 hp, y 6,2 litros (8 cilindros en V) de 455 caballos.
Este último propulsor es el está disponible en el único modelo que se vende en Chile ( SS) y que probamos durante dos días en circuitos urbanos y carreteras.
No se trata de un auto con el cual alguien puede pasar inadvertido. Primero, porque su diseño, tamaño y colores son un estímulo visual importante.
Y si alguien no lo ve, sí puede escucharlo, aunque no hace un ruido que moleste a los oídos... Más bien rompe la monotonía del nivel de decibeles que producen los motores comunes y corrientes.
En este caso, como se trata de un propulsor V8 de 6,2 litros de cilindrada capaz de entregar 455 hp, es fácil imaginar que todo ese caudal de potencia tiene que sentirse al salir por las dos bocas de escape en la parte baja de la cola del auto.
Y en el interior, si el conductor lo quiere, puede usar un resonador que acopla el sonido, pero filtrado, para quienes asocian el sonido duro con las prestaciones y la velocidad (principio que los actuales autos de la Fórmula 1 han desmentido rotundamente).
Pero los puristas insisten en que un deportivo debe hacerse notar.
Sin embargo, en el tráfico citadino, donde acelerar a fondo entre un semáforo y otro es una soberana estupidez, el Camaro puede moverse sin tanto barullo.
Deportivo extremo
Pese a que el largo de la carrocería del Camaro SS supera los 4,78 metros, el habitáculo es, en rigor, para dos personas.
El asiento trasero es más bien un "saludo a la bandera", ya que ningún adulto podría ir cómodo ni siquiera en un tramo corto, y tampoco está pensado para llevar niños, porque sería complicadísimo meter una silla en un auto de dos puertas, de silueta baja y con poquísimo desplazamiento del respaldo de las butacas delanteras. Se trata de un Camaro, y eso evita mayores consideraciones sobre cuántas personas pueden ir a bordo.
Lo que realmente importa es que al sentarse al volante la sensación es distinta a lo que se puede sentir en un auto convencional.
Al que nunca se haya sentado en un Camaro le tomará unos minutos recorrer los detalles del tablero. El cuadro de instrumentos tras el timón tiene, aparte de las dos esferas del tacómetro y velocímetro, cuatro más pequeñas con lecturas de presión de aceite, temperatura del agua, nivel de combustible y carga de la batería. Bajo ellas, un centro de información digital que dialoga con el conductor.
En el centro del tablero, una gran pantalla táctil de 8 pulgadas contiene todo lo relacionado con las funciones del sonido (Bose de 9 parlantes), multimedia, Bluetooth, conexión para interactuar con teléfonos inteligentes (Apple o Android), el clima interior y el sistema de navegación, que ocupa toda la superficie, en alta definición y fácil lectura.
Bajo la pantalla, dos enormes ventilas circulares dirigen el aire del climatizador, con un mando ingenioso, que ocupa el perímetro de los dos círculos para aumentar o bajar el flujo.
La consola central aloja la corta palanca selectora de la transmisión automática, que puede llevarse en el modo manual desde ahí o desde las paletas (paddle shift) que están detrás del volante.
Bajo el capó, nada menos que un potente V8
La llave inteligente permite que para encender el motor solo haya que pisar el pedal del freno y pulsar el botón de Partida/Parada. No solo rugen los 455 caballos de potencia, sino que también brota la adrenalina.
Ya en marcha, las suspensiones son monitoreadas por el sistema Magnetic Ride Control, que va leyendo las condiciones del camino con hasta mil veces por segundo y adaptando los trenes trasero y delantero a la superficie por la que se desplaza.
Esto produce un gran confort de marcha y mucha sensación de agarre al camino, especialmente cuando se aumenta la velocidad y se enfrentan las curvas de la ruta.
Además de lo anterior, dispone también de un selector de modos de conducción que permite elegir entre Turismo/Deportivo/Nieve-Hielo y Pista, para adecuar el comportamiento del motor, la transmisión y la velocidad de paso de los cambios. Naturalmente, frenar es una maniobra muy confiable, gracias al sistema Brembo de altas prestaciones.