Cristián Carvallo, El Mercurio
SANTIAGO.- Ya son veinte los vecinos de Recoleta que accedieron a medicamentos a través de la "Farmacia Popular Ricardo Silva Soto", que busca proporcionar fármacos a precio de costo a quienes se inscriban para participar del proyecto pionero en el país.
Así lo aseguró el gerente general de la farmacia, Marcos Fernández, quien contó que en la primera compra realizada por la municipalidad obtuvieron medicamentos a precios casi hasta 20 veces más baratos que los que se ofrecen en las grandes cadenas, según un estudio de mercado que ellos mismos efectuaron la semana pasada.
Por ejemplo, dijo, entre los primeros medicamentos que compraron está el antidepresivo Ipran, cuyo precio de mercado es cerca de $41.000, y la comuna lo consiguió a $2.280, de acuerdo a lo que informa "El Mercurio" hoy.
Para ello, Fernández explicó que adquirieron los fármacos a través de la intermediación de la Central Nacional de Abastecimientos (Cenabast), que hasta ahora solo compraba medicamentos e insumos para establecimientos de salud públicos (hospitales y consultorios), alcanzando precios entre 34% y 35% más baratos, según cifras de ese organismo.
Esto fue posible, dijo Fernández, porque "estudiamos el tema con el Ministerio de Salud. Primero se había dicho que Cenabast no podía intermediar las compras de una farmacia particular, pero concluimos que sí puede, porque esta pertenece a un organismo público (la municipalidad), e inmediatamente hicimos el primer pedido".
Así, en la primera compra se incluyeron 28 tipos de medicamentos; entre los que se cuentan anticoagulantes, antiinflamatorios —utilizados para paliar las dolencias de la artritis— y antihipertensivos, por un monto total que ronda los $450 mil.
Fernández explicó que todavía la farmacia está en proceso de ajuste, pues parte importante de los descuentos a los que puedan acceder tiene que ver con la cantidad de medicamentos que compren. Para ello, dijo, en la medida en que se inscriben los vecinos, se va a ir creando una lista de los fármacos que necesitan, y la idea es juntar un volumen suficiente para encargarlos a Cenabast.
"Lo ideal es lograr una programación que nos permita comprar con unos meses de anticipación. Lo que nos hemos propuesto es tener un stock pequeño —porque no somos una farmacia de emergencia— pero que nos permita que entre que un paciente llega con su receta y pide su medicamento, no pasen más de dos semanas para que nosotros se lo tengamos", sostuvo el gerente de la farmacia.
Con esto, se espera que la Municipalidad de Recoleta gaste al mes unos $5 millones, incluyendo los costos fijos de su farmacia popular. Esta cifra es menor a los más de $7 millones que en el municipio aseguran que gastaban igualmente comprando medicamentos que se les entregaban a vecinos en el marco de sus programas de ayuda social, pero que se adquirían en cualquier farmacia.
Esa promesa de ahorro ha generado interés de más de cien municipalidades del país que podrían imitar la idea. "Hemos recibido otras peticiones y las estamos estudiando", dijo en el Congreso el director del Instituto de Salud Pública, Alex Figueroa, quien sostuvo que de todas maneras hay que tener algunas precauciones antes de embarcarse en el proyecto.
"El modelo de negocio (de Recoleta) no es uno basado en la venta y compra, sino que es un modelo más cooperativo, que junta demanda de la gente que tiene una necesidad; esas personas le hacen el encargo a la municipalidad, y esta se provee y —a través de la farmacia— entrega los medicamentos", señaló.
Además, explicó que la farmacia, aunque mantenga en stock una pequeña cantidad de medicamentos dependiendo de los encargos hechos por los vecinos, debe cumplir con exigencias para sus instalaciones; por ejemplo, para almacenar fármacos, tener siempre presente un químico farmacéutico y tener a disposición todos los medicamentos considerados esenciales que están en el petitorio mínimo que se les exige a todos los establecimientos de este tipo.