SANTIAGO.- "Por primera vez sentí que realmente estaba en riesgo mi vida", es la frase que repiten algunos de los afectados por el aluvión del 25 de marzo de 2015 en el norte del país. Muchos de ellos veían, desde el techo de sus hogares, cómo se destruía su ciudad y cómo se inundaban sus casas.
En la Región de Atacama, todo comenzó como una lluvia inusual, que por primera vez en años tenía al Río Copiapó al tope de su capacidad. Las personas se tomaban fotos y disfrutaban del fenómeno, pero con el paso de las horas el afluente se desbordó, dejando las calles completamente inundadas de agua y lodo. Pasaron los días, y el barro dentro y fuera de las casas se secó, lo que complicó mucho más la situación de los miles de afectados.
"Había 3 millones de metros cúbicos de lodo sólo en Copiapó", asegura Miguel Vargas, intendente de Atacama, quien afirmó que eso produjo que el período de emergencia fuese "muy complejo y extenso". Así, las tareas de reconstrucción comenzaron casi ocho meses después.
21%
es el porcentaje de avance en la reconstrucción de Atacama según el intendente Vargas
"La reconstrucción en Atacama parte en el mes de noviembre, y nosotros desde ahí iniciamos este camino. Han pasado no más de cinco meses, y tenemos un avance de un 21%. Nuestro horizonte de tiempo respecto del proceso de reconstrucción es de cinco años", dice Vargas.
"Yo esperaría que fuera en el menor tiempo posible. La gente no puede seguir esperando", señala, por su parte, Daniella Cicardini, diputada del PS por la región.
Además, la parlamentaria considera que "el centralismo que hay en el país hace responder con procesos burocráticos, que se traducen en este caso en lentitud. En eso hay que hacer una autocrítica, no pudimos llegar tan rápido como quisimos, pero sí hemos visto un avance".
La visión crítica de los afectados
Paipote fue uno de los sectores más afectados de Copiapó. Andrea Torres es una de las vecinas de ese lugar y confiesa haber sentido miedo de morir. Ella volvió a su casa luego de 3 semanas del aluvión y la encontró completamente inundada de barro. Sin embargo, a pesar de lo difícil que fue ese día, admite que "estos meses de reconstrucción han sido peores por el desgaste emocional".
En la denominada "zona cero", también en el sector de Paipote, vive Norma González. Ella asegura que en su casa y las de sus vecinos—la mayoría de la tercera edad—todavía "no hay ningún avance".
"En este sector no se ha empezado la construcción de ninguna casa en sitio propio. Un año atrás nosotros teníamos todo. Teníamos casa, sea como haya sido, pero la teníamos. Ahora, no están los recuerdos, ni nuestras cosas. Seguir viviendo así es muy doloroso", señala González.
"Ellos (las autoridades regionales) se echan la culpa entre la municipalidad, otros dicen que es el Serviu y otros que son las constructoras. Así, no nos están dando ninguna esperanza y aquí se está jugando con la gente", añade.
Ante esto, el intendente Vargas asegura que "en el presente año vamos a tener totalmente reparadas todas las viviendas, y además vamos a reponer las que se vieron totalmente destruidas en sitios propios y también la construcción de viviendas en nuevos terrenos, como el proyecto que vamos a partir este jueves en Chañaral con 400 viviendas".
Por su parte, la consejera regional Sofía Cid también critica que "el avance ha sido lento. A Copiapó le ha costado muchísimo retomar su ritmo de vida, el Gobierno aún no ha reconstruido ni una sola casa. Lo más efectivo fue la entrega del bono de enseres y la tarjeta para la compra de materiales, la gente se las arregló con eso. Pero las casas con daño mayor o destruidas no se les entregó recursos. A través del Serviu comenzó la peregrinación, reuniones, consultoras, constructoras y aún estamos en eso".
Cid ha vivido siempre en Copiapó, y desde su experiencia asegura que "este aluvión nos cambió la vida, lo que vivimos fue muy fuerte y doloroso, nos sentíamos abandonados y comenzamos a trabajar con nuestros vecinos, muchos nos conocimos ese día, nos ayudamos, compartimos incluso las comidas".
26
es el número de fallecidos por el aluvión, según cifras oficiales
Sin embargo, explica que a pesar del esfuerzo de cada persona "ha existido mucha demora por la burocracia y por la falta de eficiencia de algunos funcionarios".
Al respecto, el intendente asume que "a pesar de todo el esfuerzo que hemos hecho, ha habido dificultades".
"Lejos lo más complejo es poder compatibilizar la inmediatez con la cual la población quiere que se llegue con la solución respecto de las posibilidades que tiene el aparato público de poder enfrentar la solución de los problemas. Ya que tiene sus tiempos y sus procedimientos y no se pueden pasar por alto porque estamos llenos de controles", agrega.