Patricio Medina, de la Feusach, advierte que "ni siquiera la próxima generación" alcanzará a ser beneficiada con la gratuidad universal.
El Mercurio
SANTIAGO.- Una de las principales críticas que ha recibido hasta ahora el proyecto de ley de educación superior es que no establece un plazo para llegar a la gratuidad universal, sino que ésta dependerá de los niveles de crecimiento económico que tenga el país.
De acuerdo a la iniciativa, para que la gratuidad se extienda al total de los estudiantes de la educación superior, la recaudación fiscal debe alcanzar el 29,5% del PIB tendencial, es decir, ocho puntos porcentuales más de lo que hay ahora.
Si bien el Gobierno y los economistas han declinado entregar una fecha para que esto se concrete, los estudiantes hicieron un primer cálculo y el panorama no es alentador.
La estimación fue realizada por la mesa ejecutiva de la Federación de Estudiantes de la U. de Santiago (Feusach). Según dice su presidente y vocero de la Confech, Patricio Medina, para que se alcance la gratuidad universal "Chile tendría que tener el PIB de Japón". Para eso, estiman que "tienen que pasar 20 ó 30 años".
"Ni siquiera sería para la próxima generación; creemos que no puede pasar tanto tiempo para que la gente esté aguantando endeudada", afirmó el dirigente estudiantil.
Agregó que "nosotros entendemos que esto es para los que vienen, pero ya han sido 10 años de movimiento estudiantil y creemos que no podemos esperar 20 o 30 años más".
Por eso, los estudiantes critican que el avance de la gratuidad dependa de "los vaivenes del mercado" y plantean que se debe establecer un financiamiento permanente, que provenga de los recursos de la ley reservada del cobre y de más impuestos.