sobre la partida del abogado que defendió causas de derechos humanos en plena dictadura. Además, relató cómo se gestó la misiva y la reacción que tuvo la junta militar presidida por Augusto Pinochet, una vez que ésta se hizo pública.
"La carta surge una o dos meses antes del golpe, en un grupo sin organicidad, para conversar qué hacer después. Algo había que hacer, pues de donde viniera el golpe lo íbamos a rechazar", parte rememorando.
"Entonces, cuando llegó el momento, nos fuimos con Andrés y otras personas más a la casa de Bernardo Leighton y redactamos la carta que se despachó primero a la embajada de Italia, a través de un consejero amigo nuestro quien la mandó de inmediato a Italia", añade.
Ruiz-Esquide señala que "la carta salió primero en Italia y después en Chile. Tras ello quedamos a la espera de lo que pasara, porque sabíamos que algo iba a suceder y en ese momento tuvimos conocimiento de que la junta militar había discutido qué hacer con estas 13 personas".
"Había cuatro opiniones que correspondían a los cuatro miembros de la junta. Uno quería fusilarnos por traición a la Patria, otro quería mandarnos a (isla) Dawson, otro quería exiliarnos y el último quería mandarnos preso", recuerda
"Después de eso, al parecer, hubo gestiones entre la junta y algunos dirigentes nuestros, específicamente, Eduardo Frei Montalva, y no nos hicieron nada en ese momento", añade a Emol.
"Andrés se fue al norte"
El ex senador recuerda además que "después de esto, mandaron a Belisario Velasco y a Andrés Aylwin al norte, a Chucuyo (comuna de Putre, Provincia de Parinacota) y otros lugares como esos. Y así fueron saliendo después distintas facciones hasta que después echaron a (Renan) Fuentealba, etc. O sea, hubo una acción retarda a cada uno de los demás".
"Después de eso, a algunos profesionales médicos que estábamos ahí nos ofrecieron, porque el servicio de salud del país quedó prácticamente desmantelado, irnos a algunas partes siempre y cuando fuera una de las que ellos nos ofrecían", relata al teléfono.
Y complementa: "A mí me dijeron, 'usted si quiere trabajar se va a Mulchén, porque allá usted va a estar vigilado'. Y Andrés se fue al norte, como le digo, donde estuvo muy grave y tuvimos que hacer un esfuerzo para que se volviera, porque él padecía un mal pulmonar crónico. Entonces estar a la altura era ponerlo en riesgo de muerte".
"Así se vino a Santiago y pudimos estar con él. De ahí en adelante, durante toda la dictadura. Él fue un luchador implacable hasta el día que cayó Pinochet", rememora.
Mariano Ruiz-Esquide, camarada del fallecido Andrés Aylwin, quien será velado en el ex Congreso Nacional, quiso despedir a su amigo: "Dios lo ha de tener a su lado, porque tenía mérito para ello. Es un gran dolor, es un hermano que se nos fue".