SANTIAGO.- "El golpe reaccionario se ataja golpeando al golpe. No se ataja conciliando con los sediciosos. El golpe no se combate con diálogos. El golpe se aplasta con la fuerza de los trabajadores, con la fuerza del pueblo", dijo el ex secretario general del PS, Carlos Altamirano, ante cientos de seguidores el 9 de septiembre de 1973.
A dos días de que se produjera el golpe de Estado, el discurso que el dirigente dio esa jornada en el Estadio Chile fue considerado por muchos -tanto de izquierda como de derecha-, como el hecho que desencadenó el quiebre institucional en Chile. A su juicio, ello permitió además que fuera apuntado como responsable de la catástrofe.
De hecho, en 1989, ad portas del regreso a la democracia, el líder socialista recalcó que "mientras yo sea el gran culpable, todos los demás pueden dormir tranquilos; todos: Pinochet, Volodia, Aylwin y hasta Kissinger. Lo que yo diga no cambiará nada, el sentido común será siempre más fuerte, porque nadie intentará contradecirlo".
"Tengo la impresión de que (usar el discurso de Altamirano) es un recurso mediático para tratar de explicar que el día 9 de septiembre, dos días antes del golpe, al parecer le bajó como el espíritu santo a algunos para entender que había que dar un golpe y eso es mentira"
Óscar Guillermo Garretón
Pasaron los años y tal como lo predijo, pocos se aventuraron a quitarle esa responsabilidad de encima. Tras guardar un riguroso silencio por más de tres décadas, Carlos Altamirano falleció ayer con ese peso, uno que a juicio de sus compañeros de lucha de la época se vio compensado por su rol en la renovación del socialismo en Chile.
Así lo ve el ex subsecretario de Economía durante el Gobierno de la Unidad Popular (UP) y fundador del Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), Óscar Guillermo Garretón, quien al igual que Altamirano fue uno de los diez hombres más buscados por la dictadura y apuntado como uno de los culpables de lo ocurrido en 1973.
En entrevista con Emol, el también histórico militante del PS asegura que “de alguna manera, me toca muy fuerte una parte de mi vida el recordar a Carlos” y critica a quienes lo apuntan por su discurso. "Una forma fácil de eludir una discusión sobre la tragedia vivida por Chile en esa época es encontrar un culpable", dice.
"Independiente sobre lo bueno o no de ese discurso, que no fue a modo personal, sino que era colectivo. O sea, es de responsabilidad colectiva. La tragedia que culminó en el golpe se comenzó a gestar mucho antes y con él o sin él, en ese momento el golpe estaba planteado como una alternativa preferente de la oposición", añadió.
"Yo tengo la idea de que ni el mismo Altamirano lo defiende ese discurso. Pero atribuirle a ese discurso el golpe de Estado, me parece que es una manera de forzar la historia y que no tiene nada que ver con la realidad"
Óscar Guillermo Garretón
De acuerdo a Garretón, hay un dato clave que demuestra aquello. "La última vez en que la oposición apostó por una salida constitucional fue en la elección parlamentaria de marzo de 1973, esperando obtener dos tercios del electorado. Sin embargo, la UP, a pesar de la crisis, obtuvo un 44% de los votos con un 81% del padrón inscrito".
"Lo digo porque hoy día es difícil encontrar a alguien de Gobierno u oposición que tenga 44% y tampoco vota el 81%, en todas las elecciones ha habido un grado de representatividad menor que ése. Entonces, en la medida en que eso ocurrió, ese fue el momento en que los sectores golpistas tomaron el control y el liderazgo de la oposición, viendo que el camino constitucional les estaba cerrado", recalcó.
En esa línea, sostuvo que "entonces, no es que Altamirano huyó u otros no hayamos tenido responsabilidades. Las tenemos. Pero la verdad, es que si uno mira la historia, y lo dice el propio Altamirano, el hecho de que yo sea el culpable, dice por ahí, le permite dormir tranquilo a muchos".
Su rol en el origen de la Concertación
Tras conocer la muerte de Altamirano, el también ex diputado y empresario asegura que se ha detenido a observar la importancia de su rol en el diseño y éxito de la centro-izquierda post dictadura, algo que a su juicio no ha sido puesto en su justa dimensión.
"Si me preguntas en qué lo recuerdo como admiración mayor, es en su rol que abrió paso a la Convergencia Socialista. La Unidad Popular no es la experiencia más querida por mi ni creo que por Altamirano, es el proceso de Convergencia el que significó un proceso de crítica muy profunda y dolorosa de todo lo que ocurrió en los socialismos reales en ese entonces y en qué nos habíamos equivocado en Chile para llegar a donde habíamos llegado", explica.
"De eso surgió la
Renovación Socialista que es, en su origen, una autocrítica feroz a lo que había sido en ese sentido la izquierda y esa sí representaba muy fielmente a Altamirano y nos encontramos en ese camino con él. Creo que su contribución fue el origen de el componente de izquierda de la alianza de centroizquierda que terminó ganando el plebiscito de 1988 y la elección de 1989 que consagró como Presidente a Patricio Aylwin. Eso es lo fundamental con que me quedo de él", recalcó.
—Considerando su rol en el periodo pre golpe militar y lo que hizo después, renovando al PS y reconociendo sus errores. ¿Cómo recordará la historia a Carlos Altamirano?
—"Yo creo que lo posterior es inseparable de lo vivido, no tiene sentido ser corto en eso. Aquí encontrar responsables personalizados de las cosas es una manera fácil de evitar paralizar los tiempos históricos y lo que está ocurriendo en ellos. O sea, aquí creo que todos los que eran partidarios del golpe y los que fuimos víctimas de él tuvimos una responsabilidad en lo que entonces ocurrió".
"Lo que yo sí puedo destacar de Altamirano, es que él junto a muchos de nosotros -también en un proceso colectivo y en un proceso de tiempo histórico y no de individualidades-, hicimos el esfuerzo de cambiar y renovar al socialismo y poder construir, por lo tanto, una respuesta a la sociedad chilena que dio 20 o más años de los mejores que ha tenido la historia de Chile. En eso están muchos de los mismos individuos que habían estado en la Unidad Popular".
—¿Qué importancia tiene el discurso en la historia? —"Tengo la impresión de que es un recurso mediático para tratar de explicar que el día 9 de septiembre, dos días antes del golpe, al parecer le bajó como el espíritu santo a algunos para entender que había que dar un golpe y eso es mentira. El golpe era una realidad que venía de antes. El discurso, uno puede tener un juicio de si fue afortunado o no, fue un discurso muy radical".
"Yo tengo la idea de que ni el mismo Altamirano defiende ese discurso. Pero atribuirle a ese discurso el golpe de Estado, me parece que es una manera de forzar la historia y que no tiene nada que ver con la realidad".
—¿Tenía consonancia el tono de su discurso con el nivel del debate y lo que estaba ocurriendo o fue más duro de lo que se veía en esos días?
—"Si hablamos de lenguaje duro, es bueno recoger lo que era el lenguaje de la prensa de esos días. O sea, todo lo que se podía decir, lo que se podía discursear o escribir entonces, sería mirado hoy día como algo absolutamente chocante. Pero si sacas cada una una de ellas, por ejemplo, que en La Segunda dijeran que huyeron como ratas para explicar la muerte de mucha gente de la Unidad Popular, avalando en el fondo de alguna manera eso, es parte también de esa historia. Entonces, más que encontrar en un discurso la clave, miremos bien lo que era la realidad de ese tiempo y al punto que habíamos llegado en la convivencia entre los chilenos".
—O sea, se enmarca en un ambiente convulsionado y un contexto general en donde el lenguaje de todos iba en la misma linea...
—"Ver el lenguaje de la prensa opositora a la Unidad Popular era una cosa increíble. El nivel de agresividad era muy fuerte, entonces, yo con eso no estoy culpando a que ellos sean los responsables del golpe. No, todos de alguna manera construimos un clima de violencia que terminó desembocando en el golpe".
Revisa a continuación el discurso de Carlos Altamirano el 9 de septiembre de 1973, publicado en el libro "Altamirano" de la periodista Patricia Politzer.