SANTIAGO.- A pesar de que los resultados revelados por Onusida este martes no son buenas noticias para Chile -con una tasa de un 34%, el país se mantiene como el que proporcionalmente registró más casos nuevos entre 2010 y 2018-, el ministro de Salud habló con tono optimista.
"Se está logrando el objetivo de que más personas que viven con VIH lo sepan. La brecha se ha acortado y falta un 3% para llegar a que 90% de quienes están viviendo con VIH, siendo seropositivas, lo sepan. Esto desencadena los siguientes esfuerzos de que estén en tratamiento: si no lo saben, no podemos hacer nada de lo siguiente, y creo que ahí hay un avance tremendo", aseguró este miércoles.
Lo que el reporte mostró fue que en el país, un total de 71 mil personas viven con VIH, lo que implica un aumento de cuatro mil personas respecto al 2017. Del universo de afectados por el virus, 61.660 han sido diagnosticadas (86,7% del total) y el estudio muestra que 45.140 de ellas reciben tratamiento. Por otra parte, aquellas con carga viral suprimida o indetectable alcanzan 39.690.
Los resultados, calificados por muchos como "preocupantes", han llevado a las autoridades y organizaciones a buscar responsables. El propio ministro dio a conocer su teoría junto con el reporte: "No hubo sintonía con los tiempos. Hablo del gobierno anterior, que se quedó en el fetiche del condón y no siguió una estrategia firma de ofrecer más diagnósticos para avanzar", afirmó.
Pero lo que advierten las organizaciones que trabajan con el tema es que el reporte de Onusida permite justamente esa lectura optimista, pero que las lecturas de organismos como el Instituto de Salud Pública hablan de una realidad incluso más compleja. Faltaría mucho más que un 3% de avance, aseguran, para alcanzar las metas internacionales.
Las cifras del ISP
"Lo de Onusida son estimaciones, no se hace un recuento de casos reales confirmados. En cifras, eso significa que muestra un aumento en ocho años de un 34%, cuando los nuevos diagnósticos confirmados por el ISP hablan de uno de 134%", explica Carlos Beltrán, presidente de Sida Chile.
Aunque ellos ya habían identificado un fuerte avance, la alarma no se encendió hasta 2017, cuando el ISP informó que los casos constatados en Chile durante ese año -5.816- superaron en un 96% a los detectados en 2010, que alcanzaron un total de 2.968. En 2018, el mismo organismo cifró los nuevos casos en 6.948, es decir, un aumento acumulado de 134%.
"Lo veníamos diciendo hace años", explica Beltrán a Emol. "Las políticas públicas en Chile no han estado acordes a la magnitud de la epidemia y no es cierto que ha habido un diagnóstico epidemiológico oportuno. Eso motivaba que no hubiera políticas acorde, porque no coincidían en el diagnóstico".
"El ministerio dijo que faltaban 2 mil personas por diagnosticar. Si ese pasa a ser nuestro objetivo como política pública, estamos liquidados y realmente vamos a seguir retrocediendo"
Carlos Beltrán, Sida Chile
Beltrán prefiere usar las cifras del ISP, aunque señala que las estimaciones de Onusida vienen a confirmar una misma tendencia: "Lo que yo rescato de este informe es que la transmisión, en Chile, ha aumentado". Para lo demás, sugiere no construir políticas públicas en base a esos datos.
"El ministerio avaló las cifras y dijo que faltaban 2 mil personas por diagnosticar. Si ese pasa a ser nuestro objetivo como política pública, estamos liquidados y realmente vamos a seguir retrocediendo. Con una estimación de prevalencia de 0,5%, Onusida cree que hay un total de 71 mil personas viviendo con VIH. Nosotros creemos que el número está por sobre los 90 mil, incluso 100 mil, que es la estimación que avalaba el ex ministro Santelices", comenta.
"Pero incluso si esas fueran las cifras, te muestra que tienes 45 mil personas en control y con tratamiento, es decir, te faltan 26 mil personas que no tienes en control. Para fines de prevención, lo importante es la gente que tienes con tratamiento y que dejan de transmitir, todos los demás siguen siendo fuente de transmisión. Decir que nos faltan solamente 2 mil es algo muy delicado", añade.
Los jóvenes y el VIH
Para el Instituto Nacional de la Juventud (Injuv), las cifras también son "preocupantes". Al trabajar con jóvenes, han podido notar la aproximación que tienen con respecto al tema, como explica el director nacional, Mirko Salfate.
"Si bien los test rápidos estaban a disposición en el servicio de salud, había un problema: los jóvenes no asistían a realizárselos, porque la juventud es la etapa más sana de nuestra vida y en general no interactúan mucho con estos servicios, a no ser que sea una emergencia", relata.
Se trata de una población que, en general, no se realiza controles. "Además se genera una distancia en particular con respecto a las enfermedades de transmisión sexual por el vínculo con la autoridad, como que les pidan el carnet. Hay cierta cosa de ambiente que no es muy atractivo para un joven", añade.
Para Salfate, una mejora ha sido precisamente la implementación de test rápidos, que en el caso de Injuv llevaron dentro un camión a los lugares "donde están los jóvenes": espacios públicos, institutos, universidades y eventos masivos. Realizaron casi 10 mil tests en cuatro meses, junto a charlas de educación sexual.
"El problema que estamos enfrentando hoy día es una deuda histórica del Estado, que muchas veces ha confundido las políticas de VIH con temas valóricos de ciertos momentos. Más allá de las posturas personales respecto a los conceptos valóricos asociados a la vida sexual, acá hay que entregarle herramientas de autocuidado a los jóvenes, para que sean ellos los que tomen las mejores decisiones para su vida", asegura.
Explica, también, que se ha perdido la "percepción de riesgo". "Durante los años '80 y '90, el impacto del VIH y del sida en los medios de comunicación y la opinión pública era mucho más fuerte, principalmente porque había muchos casos de famosos que morían producto de esta enfermedad", comenta.
"Durante el 2000 y ultima década, esa percepción de riesgo se perdió, principalmente porque hoy el sida es una enfermedad bastante controlada, que no causa la muerte de manera directa y que con un correcto tratamiento se puede sobrellevar", explica Salfate, aunque advierte: "No por eso vamos a entender que no se trata de una condición que afecta la calidad de vida para siempre".
Educación sexual y uso de preservativo
Según los sondeos de Injuv, los jóvenes hoy se informan principalmente a través de redes sociales e internet. "El problema de eso es que es muy difícil entender cuál es la fuente. Todavía hay un grupo importante de jóvenes que cree que el VIH se puede transmitir por la comida, por compartir utensilios o a través de mosquitos, entonces hay un problema: las fuentes de información a las cuales acuden generalmente no son las mejores", dice.
Por eso, además de aplaudir una estrategia más agresiva de testeo masivo, Salfate señala la importancia de la educación sexual. "Claramente hacia lo que tenemos que avanzar, y este es un esfuerzo transversal que nos tiene que vincular, es a poder enfrentar una educación sexual más franca, más directa, y con una prioridad en el tema del autocuidado y el desarrollo personal por sobre los marcos valóricos particulares de algunos sectores de la sociedad", explica.
"Hacia lo que tenemos que avanzar es a una educación sexual más franca, más directa, y con una prioridad en el tema del autocuidado y el desarrollo personal, por sobre los marcos valóricos particulares de algunos sectores de la sociedad"
Mirko Salfate, Injuv
Para Beltrán, por otra parte, la educación sexual es algo que "no se ha entregado a la población". "Esa es una de las grandes falencias de la política pública. En eso hay unanimidad y la comisión investigadora lo puso como uno de los puntos centrales. Incluso, dentro de los responsables no puso solamente a los ministerios de Salud de todos estos periodos, sino también al de Educación", comenta.
"Hemos escuchado que se está incorporando la educación sexual, pero yo no tengo certezas de que eso sea un hecho real", plantea Beltrán, y habla de otra cosa: "Todo el tiempo que pasó sin educación sexual en los colegios es un tiempo que ya se perdió. Si empezaran ahora a educar a niños de primero básico, eso va a tener impacto en diez años más, pero hay toda una generación que no la tuvo", afirma.
Por eso, asegura, se necesitan "estrategias de prevención combinadas". Para el diputado de la comisión investigadora sobre el actuar del Minsal en este tema, Ricardo Celis (PPD), se trata de impulsar tres pilares simultáneos: el uso de preservativos, robustecer la pesquisa e impulsar la educación.
Y es que a pesar de las críticas del ministro, tanto desde Injuv como desde Sida Chile señalan que el condón sigue siendo el método más eficiente para evitar la transmisión, algo que los jóvenes todavía no asimilan. "Se percibe como un instrumento anticonceptivo, pero no como una estrategia de prevención para enfermedades sexuales", explica Salfate.
El Injuv maneja algunas cifras al respecto: "Un 60% de los jóvenes no está consciente de los riesgos de una actividad sexual sin protección, y uno de cada cinco declara que está dispuesto a tener relaciones sin preservativos", comenta. Por eso, aseguran, todavía falta mucho por avanzar.