Más de un siglo después, los habitantes de Santiago de Chile pidieron en 1690 la presencia de las Carmelitas Descalzas en Chile, a causa de las profanaciones cometidas en La Serena por el corsario Bartolomé Sharp. Así, el
6 de enero de 1690, se fundó canónicamente el
primer Carmelo en Santiago: el Monasterio del Carmen de San José.
En dicho convento, nace el deseo de expandir los Carmelos en el país. Se comienzan a preparar en un noviciado aparte a las futuras monjas de un nuevo monasterio que se ubicaría en Viña del Mar. Así, el
22 de junio de 1889, llegaron las primeras hermanas a la Ciudad Jardín.
Dificultades en el camino
Dos años después de abrir el convento, la
guerra civil de 1891 provocó, a causa de la cercanía con las tropas combatientes, que el monasterio se trasladara
temporalmente a Valparaíso. Pero el
terremoto de 1906 destruyó la sede, por lo que las hermanas tuvieron que trasladarse al monasterio de San José en Santiago.
*Monasterio Carmelitas Descalzas en Viña / Aton ChileTres años tardaron en recaudar los fondos para volver a Viña del Mar. En
1909, la comunidad se consagra al
Sagrado Corazón de Jesús, con la guía del padre Mateo Crawley. Sin embargo, sólo dos años después, un
incendio termina nuevamente con el convento.
Tras el siniestro, las Carmelitas se trasladaron a la
actual sede en calle San Miguel, ubicado en el sector de Agua Santa de Viña del Mar, en la esquina con calle San José Ote.
130 años de servicio
Una vida de respeto y de convivir en comunidad, bajo el camino de la Iglesia y las enseñanzas de Santa Teresa, es lo que incentivó a las hermanas durante años en la misión de cumplir la voluntad de Dios. Incluso, llevaron a cabo la fundación de los conventos de Curimón y de San Bernardo.
Con reuniones semanales, momentos de oración en comunidad y personales y la disposición de servir a la comunidad, se conforma una hermandad sin importar las generaciones que participen en ella. Esto, luego de haberse formado en un noviciado junto a la maestra de novicias, donde se adquieren las
herramientas necesarias para vivir como una Carmelita Descalza.
La venta de hostias y velas fabricadas por las mismas hermanas, son medios clave para el sustento del monasterio. Además, a causa de su
vida austera, la fabricación de otros productos y las donaciones de fieles también contribuyen a ese fin.
El fin de una historia
Las misas diarias eran un punto de encuentro esencial en la vida del monasterio. Sin embargo, las hermanas de las
Carmelitas Descalzas de Viña, anunciaron el cierre definitivo del convento, ya que sólo quedan cinco de ellas.
"Nos llevamos toda la historia tejida en este lugar, la vida de nuestra querida iglesia diocesana y los muchos rostros y nombres que nunca se borrarán"
Carmelitas Descalzas
Es por esto que las eucaristías rutinarias no se seguirán realizando, y la sede
se mantendrá cerrada hasta que el Vaticano anuncie su cese definitivo.
Y es que la muerte de su
madre Priora Cristina de María en mayo pasado, dejó en evidencia las
dificultades con que las cinco hermanas viven su día a día, donde algunas de ellas incluso tienen problemas de salud, según un comunicado escrito por las mismas hermanas del monasterio.
"
Estamos muy tristes por tener que dejar este lugar y a todos ustedes, pero la vida de la Carmelita se juega en el corazón de Cristo y en Él nos llevamos toda la historia tejida en este lugar, la vida de nuestra querida iglesia diocesana y los muchos rostros y nombres que nunca se borrarán", dicen en su despedida las Carmelitas Descalzas de la Región de Valparaíso, quienes decidirán individualmente en qué convento querrán seguir ofreciendo una vida de servicio.