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El fin de 130 años de historia: El paso de las Carmelitas Descalzas por Viña del Mar

Una vida misionera y la austeridad marcaron la presencia de las hermanas del monasterio, cuyo convento cerrará.

18 de Julio de 2019 | 12:54 | Por María Jesús Herranz, Emol.
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Monasterio de las Carmelitas Descalzas en Viña del Mar.

Aton Chile
SANTIAGO.- En el siglo XIII, el monte Carmelo cobijó a un grupo de hombres que optó por vivir una vida de soledad y oración, tal como lo hizo el profeta Elías. Y fue este estilo de vida el que motivó a que en el siglo XV se conformara la rama femenina del Carmelo. Desde el monasterio de la Encarnación en la ciudad española de Ávila aparece Teresa de Jesús, quien fundó en 1562 las Carmelitas Descalzas en dicha ciudad.


Más de un siglo después, los habitantes de Santiago de Chile pidieron en 1690 la presencia de las Carmelitas Descalzas en Chile, a causa de las profanaciones cometidas en La Serena por el corsario Bartolomé Sharp. Así, el 6 de enero de 1690, se fundó canónicamente el primer Carmelo en Santiago: el Monasterio del Carmen de San José.

En dicho convento, nace el deseo de expandir los Carmelos en el país. Se comienzan a preparar en un noviciado aparte a las futuras monjas de un nuevo monasterio que se ubicaría en Viña del Mar. Así, el 22 de junio de 1889, llegaron las primeras hermanas a la Ciudad Jardín.

Dificultades en el camino


Dos años después de abrir el convento, la guerra civil de 1891 provocó, a causa de la cercanía con las tropas combatientes, que el monasterio se trasladara temporalmente a Valparaíso. Pero el terremoto de 1906 destruyó la sede, por lo que las hermanas tuvieron que trasladarse al monasterio de San José en Santiago.


*Monasterio Carmelitas Descalzas en Viña / Aton Chile
Tres años tardaron en recaudar los fondos para volver a Viña del Mar. En 1909, la comunidad se consagra al Sagrado Corazón de Jesús, con la guía del padre Mateo Crawley. Sin embargo, sólo dos años después, un incendio termina nuevamente con el convento.

Tras el siniestro, las Carmelitas se trasladaron a la actual sede en calle San Miguel, ubicado en el sector de Agua Santa de Viña del Mar, en la esquina con calle San José Ote.

130 años de servicio


Una vida de respeto y de convivir en comunidad, bajo el camino de la Iglesia y las enseñanzas de Santa Teresa, es lo que incentivó a las hermanas durante años en la misión de cumplir la voluntad de Dios. Incluso, llevaron a cabo la fundación de los conventos de Curimón y de San Bernardo.


Con reuniones semanales, momentos de oración en comunidad y personales y la disposición de servir a la comunidad, se conforma una hermandad sin importar las generaciones que participen en ella. Esto, luego de haberse formado en un noviciado junto a la maestra de novicias, donde se adquieren las herramientas necesarias para vivir como una Carmelita Descalza.

La venta de hostias y velas fabricadas por las mismas hermanas, son medios clave para el sustento del monasterio. Además, a causa de su vida austera, la fabricación de otros productos y las donaciones de fieles también contribuyen a ese fin.

El fin de una historia


Las misas diarias eran un punto de encuentro esencial en la vida del monasterio. Sin embargo, las hermanas de las Carmelitas Descalzas de Viña, anunciaron el cierre definitivo del convento, ya que sólo quedan cinco de ellas.

"Nos llevamos toda la historia tejida en este lugar, la vida de nuestra querida iglesia diocesana y los muchos rostros y nombres que nunca se borrarán"

Carmelitas Descalzas

Es por esto que las eucaristías rutinarias no se seguirán realizando, y la sede se mantendrá cerrada hasta que el Vaticano anuncie su cese definitivo.

Y es que la muerte de su madre Priora Cristina de María en mayo pasado, dejó en evidencia las dificultades con que las cinco hermanas viven su día a día, donde algunas de ellas incluso tienen problemas de salud, según un comunicado escrito por las mismas hermanas del monasterio.

"Estamos muy tristes por tener que dejar este lugar y a todos ustedes, pero la vida de la Carmelita se juega en el corazón de Cristo y en Él nos llevamos toda la historia tejida en este lugar, la vida de nuestra querida iglesia diocesana y los muchos rostros y nombres que nunca se borrarán", dicen en su despedida las Carmelitas Descalzas de la Región de Valparaíso, quienes decidirán individualmente en qué convento querrán seguir ofreciendo una vida de servicio.
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