SANTIAGO.- Esta semana, sin previo aviso, llegó a Chile Felipe Candia Olcay, el segundo chileno que estuvo detenido 16 meses en Malasia antes de ser condenado a dos años de cárcel por la muerte de un persona ocurrida en agosto de 2017, en el ingreso del hostal en el que se quedaba.
La fecha del hecho, que la justicia de ese país del sudeste asiático le imputó, coincidió con su presencia hoy ante los medios chilenos en dependencias de la Municipalidad de La Florida. ¿Por qué fue en ese lugar? Por el vínculo de él y su familia con la comuna que se reforzó estando privado de libertad.
El alcalde Rodolfo Carter, como todo el país, se enteraba del caso policial que incluso amenazaba con llevarlo, junto a su amigo Felipe Osiadacz, a la horca. Sin embargo, ni el jefe comunal ni el municipio sabían que la persona que podía perder su vida era floridana. Fue la primera señal de que algo había que hacer.
Un mes después, cuando el país respiraba aires dieciocheros, el municipio se enteró de que una "tía" del transporte escolar de un colegio de la comuna tenía a su hijo en Malasia. Así se aceleraron las gestiones para tener más detalles.
Sin embargo, no fue sino hasta unos tres meses que un furgón amarillo llegó hasta el estacionamiento del edificio consistorial, era Maritza Olcay, madre de Felipe. Así lo recuerda Carter: "Se puso a llorar. No tenía cómo enfrentar el juicio, no tenía dinero para abogados ni para pasajes de avión para ver a su hijo", cuenta a Emol el alcalde.
"Se produjo un drama gigantesco. Se daba por un lado toda la cobertura de medios que había, con los políticos, senadores, hablando de este tema; pero la realidad es que no tenían cómo enfrentar este tema", relata.
Si bien la Cancillería orientó y aconsejó a la familia, no hubo medidas más concretas, aseguran. Ahí fue cuando, "en total reserva, y la mejor muestra es que esto nunca se supo", dice Carter, el municipio le entregó durante tres meses una subvención monetaria. Con estos recursos, pudo comprar boletos rumbo a Kuala Lumpur.
"Lo cuento sin vergüenza ni temor. Cuando una familia de clase media, que se dedica al transporte escolar, se ve involucrada en una situación como esta, termina en la pobreza", señala el alcalde. Y es que la familia del joven ya había agotado sus ahorros, por lo que la situación económica apremiaba a los Candia Olcay, a tal punto que decidió poner a la venta su fuente de ingreso: el furgón escolar.
2años de cárcel fue la pena que recibió Felipe Candia por el homicidio que se le imputó en Malasia.
A la colaboración económica comenzaba a sumarse al apoyo psicológico de profesionales y la confianza entre la familia y la alcaldía aumentó. Así pasaron los días, hasta el martes pasado.
Esa jornada, Carter sostendría una nueva reunión con Maritza Olcay, pero se llevó una sorpresa cuando al entrar a la oficina, Felipe Candia estaba ahí, junto a ella. "Ahí nos cuentan que este chico había salido de Malasia, con los papeles en regla según lo que nos dijo, y había ingresado con su pasaporte a Chile", detalla.
Ante esta situación, el edil de La Florida les recomendó hablar con la prensa lo antes posible, para así evitar especulaciones y aclarar lo antes posible la situación. Y así fue.
"En los momentos dolorosos, siempre sentí la preocupación de miles de chilenos, y hoy, desde la Municipalidad de La Florida, que nos ha dado su permanente respaldo, quiero responder a este cariño dando la cara y explicando esta difícil decisión", dijo Candia.
"Después de analizar la información y consejos de importantes abogados malayos e incluso fiscales, asumí que la estrategia de la fiscalía era alargar indefinidamente el caso. Frente a esta injusticia y a la casi segura detención que sufriría, decidí, junto a mi familia, volver a mi país".
Felipe Candia
En los próximos días, una corte de malasia debe entregar su fallo respecto del recurso de la fiscalía para revertir la condena que pesa en su contra.
"Desde el primer momento quise que este proceso se cerrara de la manera correcta y que se confirmara la decisión del juez a cargo del caso, quien dictaminó una sentencia de dos años. Después de analizar la información y consejos de importantes abogados malayos e incluso fiscales, asumí que la estrategia de la fiscalía era alargar indefinidamente el caso", expuso.
"Frente a esta injusticia y a la casi segura detención que sufriría, decidí, junto a mi familia, volver a mi país", manifestó el joven que llegó de sorpresa al país, tras dos años que jamás olvidará.