La crisis migratoria en la zona norte del país, desencadenada principalmente en Colchane, región de Tarapacá, continúa generado preocupación. Esto, no solo por las consecuencias que ha traído para la zona, o los hechos de violencia que se han registrado contra los migrantes, sino que también por las al menos 15 vidas que ha cobrado el intento por cruzar la frontera, en medio de temperaturas extremas y a casi 4 mil metros de altura.
Sólo este fin de semana largo se conocieron tres decesos: una mujer -presuntamente de nacionalidad haitiana- cuyo cuerpo fue hallado en un bofedal del sector de Pisiga Choque, a 20 kilómetros al sur de la capital comunal. Sólo siete horas más tarde, se encontró el de una ciudadana venezolana, de aproximadamente 40 años, esta vez, en el sector del basural comunal, quien habría fallecido hace dos días.
Ayer lunes, se conoció
la muerte de una lactante de 9 meses, quien era trasladada por sus padres -de nacionalidad venezolana- a través de la frontera. Al darse cuenta que no respondía, pidieron ayuda a un particular quien los trasladó hasta un recinto asistencial, donde se le intentó reanimar, sin éxito.
La madre de la mujer narró al personal médico que había tenido un accidente, al tropezar con la menor en brazos en Pisiga Bolívar, en Bolivia, pero al no encontrar asistencia médica, continuaron cruzando la frontera hacia Chile.
La duodécima víctima se conoció el pasado 13 de septiembre, y correspondió a un hombre de 30 años, de nacionalidad dominicana. Según informó Carabineros, constataron la muerte tras llegar a un domicilio de Pisiga Carpa, donde se encontraba una fogata apagada y a este hombre apoyado en una pared. Presumiblemente, su deceso fue por causas naturales, debido a las extremas temperaturas que tiene la zona altiplánica.
El 22 de agosto, Edgar Molina, de 56 años, de nacionalidad venezolana, se convertía en la undécima víctima fatal. Junto a su esposa, intentaban cruzar la frontera por Colchane. Desde el consultorio de la ciudad recibieron la alerta por parte de Carabineros y el Ejército, y tras acudir personal médico al lugar, constataron su fallecimiento.
El pasado 2 de julio, falleció una mujer de 72 años de nacionalidad venezolana en el sector de Pampa Toldo. Según relataron quienes la acompañaban -su yerno y un conocido de la familia-, la intención era que pudiera ser operada en Chile, debido a que sufría de arritmia cardíaca y una hernia abdominal. Esto, porque en su país era imposible.
En junio, fue hallado el cuerpo de un ciudadano peruano con residencia en Chile en la zona. El hombre fue hallado en los bofedales de Pisiga-Choque, a un kilómetro de la frontera entre Chile y Bolivia y no mantenía lesiones atribuibles a terceros.
El 24 de mayo se reportó la muerte de una mujer de nacionalidad venezolana de 59 años, quien viajaba con su familia y se disponía a cruzar a pie la frontera entre la localidad de Colchane, en Chile, y Pisiga, en Bolivia.
El 24 de marzo de este año, Daniela García, de 32 años, se convertía en la quinta víctima fatal en su intento de cruzar la frontera. La mujer, quien viajaba junto a un grupo de migrantes, sufrió un paro cadiorrespiratorio cuando llegaban a territorio nacional, pero el "burrero" que los trasladaba no quiso esperar y la dejó al cuidado de su hermano, de 14 años.
Por esos días, también se reportó el caso de una mujer venezolana de 65 años, identificada como Ana Sánchez, quien murió atropellada cuando caminaba hacia de noche entre Colchane y Huara. La mujer había hecho un paso previo en Ecuador y venía a buscar un trabajo mejor para mantener a sus dos hijos que la esperaban en Cúcuta. El conductor del vehículo se dio a la fuga y el hecho que quedó en manos de la Fiscalía regional de Tarapacá.
Esa misma semana, Domingo Vivas, de 51 años, también venezolano, en el desierto de Colchane cuando intentaba llegar con un grupo de personas al pueblo. El hombre intentó huir al notar la proximidad de Carabineros para fiscalizarlos, pero se desvaneció producto de un paro cardíaco.
Pero el covid-19 también cobró víctimas en medio de la crisis migratoria. El 3 de febrero se conoció la muerte de Wladimir Godefroy Araujo, de 69 años, quien presentó problemas respiratorios con un cuadro de tos que se fue agravando en su paso por Colombia, Perú y luego Bolivia. Al llegar a Chile, su estado de salud fue más complejo, falleciendo a raíz de un presunto cuadro de coronavirus.
Horas más tarde, se encontró el cuerpo de Elvia Valencia Cuero, una ciudadana colombiana originaria de Buenaventura, a unos kilómetros del control fronterizo de Colchane. Según la información que se reportó, las bajas temperaturas y un cuadro de covid-19 habrían provocado la muerte.
Posteriormente, el municipio de Colchane confirmó el fallecimiento de una mujer migrante que llegó a la subcomisaria de Carabineros con síntomas respiratorios graves. Aunque fue derivada a un consultorio médico cercano, murió antes de llegar a destino.
El primero de los decesos habría ocurrido a fines de 2020: el cuerpo de una mujer venezolana fue encontrado en el sector de Pisiga Carpa, y aparentemente falleció tras sufrir un cuadro de hipotermia.
Las cifras de la migración
Según explicó la semana pasada el subsecretario del Interior, Juan Francisco Galli, existe un grupo "bastante minoritario que sigue ingresando clandestinamente por la frontera", esto, al hacer la comparación con los ingresos registrados en 2017 y 2018, cifras que bordeaban los 150 mil a 200 mil migrantes, y que para este año se proyectan en 20 mil.
De hecho, a fines de septiembre, el ministro Delgado detalló que en lo que va del año han ingresado de manera irregular, por pasos clandestinos, "algo así como 25 mil personas, vale decir casi un 10% de lo que ingresó ese año 2017", continuó.
Ese mismo mes, el Servicio Nacional de Menores (Sename) de Tarapacá informó que entre marzo de 2020 y septiembre de este año, 81 menores han ingresado al país sin el acompañamiento de un adulto. A su vez, revelaron que sólo en septiembre de este año, se ha registrado a 444 niños, niñas, y adolescentes entrando a territorio nacional.