Al comenzar el proceso de deliberación en la comisión de Sistema político, los convencionales invitaron a exponer a los expresidentes de Chile. Lo hizo presencialmente Michelle Bachelet y de forma telemática participó Ricardo Lagos.
En esa oportunidad, el expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle no pudo asistir, pero igualmente respondió a la comisión a través de un documento —al que tuvo acceso "El Mercurio"—, en el cual expone su postura sobre los temas en discusión.
"Creo que debemos superar el debate entre presidencialismo y parlamentarismo. Más bien soy partidario de buscar un sistema que funcione y que pueda equilibrar mejor la relación entre el Presidente de la República y el Congreso", dice en el escrito. Agrega que "para marchar en esa dirección parece razonable atenuar el exceso de concentración de poder que tiene el Presidente de la República, característica que nos ha acompañado por largos años de nuestra historia política, y avanzar hacia un mayor equilibrio con el Parlamento".
Si bien señala que "a mí no me gusta el hiperpresidencialismo chileno", añade que "ello no significa necesariamente un vuelco hacia un régimen parlamentario. Un régimen democrático debe fundarse necesariamente en un sensato contrapeso entre los poderes Ejecutivo y Legislativo. Definitivamente, pienso que no necesitamos elegir entre un Parlamento fuerte y un Presidente que gobierna. Esa es una falsa disyuntiva".
Respecto del Congreso, el expresidente señala que, "en el caso de Chile, me parece que debe mantenerse la cámara política junto con la institución del Senado".
A su juicio, según el escrito, "el bicameralismo está anclado en la política chilena, con una Cámara Alta que modera los debates y les otorga una perspectiva de Estado al trabajo legislativo, y una Cámara Baja, que es el reflejo de la diversidad política y el lugar donde se generan con mayor intensidad los debates políticos". Entre las ventajas que observa en el bicameralismo, Frei menciona que ofrece una mejor discusión de proyectos, permite la contraposición de mayorías, genera controles cruzados (entre ambas cámaras) y separa las funciones de fiscalización (radicada principalmente en la Cámara de Diputados) y de "juez"(del Senado).
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La idea de un Congreso unicameral es equivocada porque no apunta al corazón del problema. Lo que debemos hacer es fortalecer el Parlamento para que funcione como el país espera que lo haga", menciona.
En el documento, el expresidente se muestra a favor de la idea de un Estado plurinacional —"debemos avanzar hacia un nuevo pacto político con los pueblos indígenas, fundado en el reconocimiento del carácter plurinacional de nuestro país", dice— y respecto del sistema electoral, plantea que no se debiese “repetir que se detalle el sistema electoral en el cuerpo del texto constitucional, transformándolo en un cerrojo que luego impida su modificación para fortalecer la representatividad del Congreso". A su juicio, en la Carta Fundamental solo debiese consignarse el principio de proporcionalidad y elementos de paridad.
Control constitucional
El expresidente también se detiene a analizar la discusión sobre el Tribunal Constitucional, sobre el cual recuerda que fue creado por el gobierno del Eduardo Frei Montalva. "Considero que el Tribunal Constitucional es un elemento esencial de un Estado de Derecho, ya que vela por la racionalidad procedimental de la democracia y funciona como un razonable límite a las mayorías, las cuales pueden atentar contra la orgánica del Estado y las libertades públicas", dice.
Añade que "estoy muy consciente de que este organismo en los últimos años no ha estado a la altura de las exigencias de nuestra democracia. Se ha convertido en un órgano altamente politizado, que funciona con dos bancadas claramente identificables, haciendo muchas veces predecible el voto de los ministros que lo integran", pero afirma que mucha culpa de ello "la han tenido los propios gobiernos, los cuales, a la hora de escoger los ministros del tribunal, consideran más su posición ideológica y política en vez de sus méritos académicos".
Su visión es clara. El exmandatario afirma que el TC no se debe suprimir, sino más bien fortalecer. "Por supuesto que el cuoteo del actual sistema de nombramientos es algo que se debe modificar, así como también se puede revisar el número de ministros que lo componen, sus atribuciones, las facultades del presidente, etc. (....) En mi opinión, los fundamentos del Tribunal Constitucional, a más de 50 años de su creación, permanecen plenamente vigentes".