Quedaba solo una semana para las elecciones parlamentarias y presidenciales del año pasado y las proyecciones de Comunes eran optimistas. Su candidata a senadora por la Región Metropolitana, Karina Oliva, lideraba las encuestas para obtener la primera mayoría, pero nada hacía presagiar la debacle que afectaría al partido.
El 17 de noviembre de 2021, a cuatro días de los comicios, un reportaje reveló que siete asesores de su campaña a gobernadora metropolitana, incluyendo al presidente del partido, Jorge Ramírez, recibieron 137 millones de pesos por gastos de campaña, lo cual generó una acusación de fraude que impactó en sus opciones electorales.
En medio de la polémica, la sede del partido fue allanada vistosamente por el GOPE de Carabineros y el entonces candidato presidencial de
Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, le quitó su respaldo a Oliva, quien terminó perdiendo. En tanto, Ramírez, quien fue el principal impulsor de la unidad entre el Frente Amplio y el PC, renunció a la directiva.
Tras ese episodio, asumió una directiva provisoria, la cual quedó encabezada por la concejal por Maipú, Ka Quiroz, quien junto a las diputadas Camila Rojas, Emilia Schneider, y las dirigentes Doris González, Carolina García y Jennifer Lazo, buscaron dar una salida a la crisis en la que entró la colectividad.
El primer objetivo que se fijó la nueva administración fue intentar armar un congreso refundacional de Comunes, junto con conducir una elección interna para dotar al partido de una nueva directiva. Entre medio, tuvieron que liderar las negociaciones para la conformación del nuevo Gobierno del Presidente Boric.
Sin embargo, desde el "olivazo" hasta ahora, la discusión interna sobre el futuro del partido no ha cesado, formándose dos almas: Mientras unos apoyan la idea de refundar, otros han levantado severas criticas a la gestión de la mesa actual, acusando la pérdida de influencia política tanto en el Ejecutivo como en Apruebo Dignidad.
Entre los primeros se generó una unidad entre distintos grupos que dieron origen a Comunes, como Izquierda Autónoma y Ukamau, entre otros, mientras que en la disidencia quedó el sector que provenía de Poder Ciudadano, que es el bloque que lideraban Ramírez y Oliva.
Ambos sectores han intensificado sus contactos con miras a las elecciones de directiva que se realizarán el próximo 8 de mayo, las cuales estarán marcadas por la pugna que existe entre ambas facciones, las cuales tienen plazo hasta el 6 de abril próximo para inscribir a sus candidatos.
Hasta ahora, según fuentes del partido, hay dos listas. Una es encabezada por el ex dirigente estudiantil Marco Velarde, quien respalda a la mesa actual, junto a Josefina Villar (Secretaria General), Rolando Espinoza (Secretario Ejecutivo), José Carvajal, Consuelo Salas, Victoria Herrera y Jennifer Lazo (Vicepresidentes).
La otra forma parte del sector de Poder Ciudadano, y está liderada por el alcalde de Macul, Gonzalo Montoya, Inti Salamanca (Secretaria General), Felipe Parada (Secretario Ejecutivo), y Paula Retamal, Karina Venegas y Jocelyn Burgos, como candidatas a la vicepresidencia.
Críticas y propuestas
Desde la disidencia, aseguraron a Emol que actualmente existe una fuerte crítica a la mesa interina, la cual cuestionan fue elegida con 27 votos del consejo general. A juicio de sus miembros, la directiva “dejó afuera a mucha gente que era parte del consejo”, junto con asegurar que “han limitado los espacios de discusión política del partido”.
De hecho, a principios de enero, desde este bloque surgió un manifiesto denominado "en la calle somos más", en el que firmaron más de 500 militantes que hicieron una crítica a la actual dirigencia por la forma en la que llevó a cabo la negociación por cupos en el Gobierno, junto con llamar a "democratizar" la colectividad.
"Ha habido una critica al liderazgo del partido dentro de la coalición en unos meses tan importantes como es la entrada a un gobierno", aseguran, junto con aclarar que pese a estar ligados a Oliva y Ramírez, buscan una "superación" de esos liderazgos. "Hay una nueva generación y queremos reinventarnos a nosotros mismos", recalcaron.
Asimismo, cuestionan que en este periodo se han realizado pocas asambleas y que la disidencia está muy limitada para participar en esos espacios. "No nos dejan hablar", sostienen, junto con aseverar que tras la negociación por cupos en el Gobierno "el partido perdió liderazgo" y quedó casi "al mismo nivel de un movimiento".
Cabe recordar que en cuanto a ministros, Comunes obtuvo solo un cupo con la ex presidenta del partido, Javiera Toro, en Bienes Nacionales, mientras que en subsecretarios fue nominado Giorgio Boccardo (Trabajo) y la independiente, pero cercana al partido, Haydee Oberreuter (Derechos Humanos).
En esa línea, destacan que el 19 de febrero pasado plantearon su preocupación por la escasa representación en el Ejecutivo. "Hay una diferencia en capacidad política", aseguran, respecto a la mesa que lideraba Ramírez, quien más allá de estar involucrado en el caso Oliva, supo hacer de Comunes un partido influyente, dicen.
En tanto, desde el sector que lidera Velarde, destacan que su principal motivación es “refundar” el partido para dejar atrás de forma definitiva la crisis generada por las rendición de cuentas de Oliva. El objetivo, aseguran a Emol, es “
salvar al partido y sanearlo de estas irregularidades”.
"La idea es refundarlo, que es lo más importante, no solo pensando en que un partido tiene que actuar bajo la ética y la probidad, sino que también tiene que ser un partido pensándose en el presente y el ciclo político en el que estamos, en el que hay que apoyar para materializar el programa de Apruebo Dignidad", señalaron.
Asimismo, destacan que "somos la continuidad a la mesa interina", por lo que defienden su participación en la formación del nuevo Gobierno. "Uno puede evaluar que un partido puede ser premiado con ciertos cargos de gobierno, pero nosotros no queremos acabar toda nuestra acción política fundiéndonos con el Estado", dicen.
A juicio de este sector, “somos un partido de Gobierno, pero queremos estar presente en la sociedad organizada, los movimientos sociales y queremos tener un rol articulador entre las demandas de la calle y el Gobierno. Si solo estamos en el Estado no vamos a cumplir con esa parte, de ampliar la base de respaldo al Gobierno”.
Además, sostienen que la crítica hacia el lote de Poder Ciudadano “no solo es con las faltas a la probidad y la ética, sino que también hacia la concentración del poder. Un partido que quiere ser transformador tiene que desconcentrar y ceder poder, dejar que se democraticen las decisiones y no queden solo en un grupo político determinado”.
"Esa es una tarea fundamental en la refundación", remarcan, junto con expresar su temor a que las decisiones "sigan concentradas solo en un grupo", como dicen que ocurría con Ramírez. También subrayan que "somos de Gobierno y el partido no puede ser llevado a ser una oposición por la izquierda que es el rol que ellos han jugado".
