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La relación de cordialidad en medio de las tensiones con Europa Occidental

Chile buscó mantener relaciones diplomáticas con el bloque donde veía eventuales socios para conseguir apoyo, sobre todo en materia económica. Bajo la estrategia de un "pluralismo político", sentó conversaciones con diversos países, aunque las políticas socialistas que se implementaban en Chile igualmente generaron controversias.

20 de Mayo de 2023 | 07:22 | Por Equipo de "Chile 1973-2023"
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AFP
"La gran mayoría de los países de Europa Occidental, desde el extremo norte con los países escandinavos hasta el extremo sur con España, han seguido cooperando con Chile y nos ha significado su comprensión". Así, el Presidente Salvador Allende describía la relación de Chile con ese sector del mundo en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas el 4 de diciembre de 1972.

Según repasan distintos historiadores, el gobierno de la Unidad Popular mantuvo con Europa Occidental relaciones cordiales —"vinculaciones progresivamente positivas y favorables a su programa con Europa Occidental", diría Joaquín Fermandois en su ensayo "Chile y el mundo 1970-1973"—, aunque no estarían exentas de tensiones por las políticas que buscaba implementar la administración chilena, como las expropiaciones y ocupaciones de empresas e industrias de distinta naturaleza, entre otras medidas.

Había también detrás de esta relación decisiones estratégicas. Clodomiro Almeyda, canciller de Allende, explicitó en su libro de 1987 que "la previsible mala disposición de los Estados Unidos frente al nuevo gobierno chileno movió a este desde sus inicios a conferir a la mantención de los vínculos con los países occidentales la relevancia que merecía. Ello, tanto por la significación que podrían alcanzar las relaciones económicas con esos países en el caso de un eventual bloqueo promovido por los Estados Unidos, como por la influencia política general que esos Estados tienen en la comunidad internacional, influencia que podía ser decisiva para neutralizar cualquier intento de aislar internacionalmente al país".

Así, las decisiones chilenas en los países de Europa Occidental fueron cuidadas. Se decidió, por ejemplo, que el poeta y militante comunista Pablo Neruda fuera enviado como embajador a Francia y Óscar Agüero, cercano amigo de Allende, a la embajada en España.

Según Almeyda, "los propósitos amistosos hacia Europa Occidental parecían viables, ya que los lazos tradicionales de Chile con esos países y la circunstancia de que muchos de ellos estuvieran regidos por gobiernos de orientación izquierdista o socialdemócrata los predisponía a tener una actitud favorable hacia el nuevo régimen chileno".

Asimismo, afirmaba que la llegada al poder por la vía democrática y electoral de Allende hacía que Europa Occidental mirara con atención la llamada "experiencia" o "experimento" chileno.

Como definición, así como con América Latina, desde el gobierno y la Cancillería impulsaron una doctrina de "pluralismo ideológico" que dominó en las relaciones con países cuyas ideologías gobernantes no eran necesariamente acordes al proyecto de la Unidad Popular, pero con quienes buscaban evitar desencuentros. En varias de las declaraciones conjuntas de autoridades chilenas y extranjeras aparecían alusiones al principio de autodeterminación de los pueblos y de no intervención, para sentar el tono con el cual se conversaba.

De esa forma se entendieron, por ejemplo, las visitas recíprocas de altas autoridades chilenas y españolas cuando España estaba bajo el régimen de Francisco Franco, que representaba un adversario político para los sectores de izquierda.

En el libro "¡Viva la verdadera amistad! Franco y Allende, 1970-1973", publicado en 2014, la historiadora María José Henríquez da cuenta de la improbable, pero patente, cercanía entre el régimen franquista y el gobierno chileno de la Unidad Popular. España apoyó a Chile en la renegociación de la deuda externa y comprometió apoyo financiero y técnico. También invitó a Allende a un encuentro con Franco, aunque este no se llevó a cabo.

Búsqueda de apoyo


Una situación particular se dio con la entonces dividida Alemania. Por motivos ideológicos, era de esperar que el gobierno chileno reconociera a Alemania Oriental, pero eso lo dejaría en una mala posición frente a Alemania Occidental, con quien la cooperación tenía una historia de varias décadas.

En Alemania Occidental, entonces, la política era romper relaciones con los países que reconocían el régimen del otro lado del Muro de Berlín, con lo cual el panorama para Chile no se veía optimista. Sin embargo, se realizaron intensas conversaciones en las que participó el diplomático de vasta experiencia Hernán Santa Cruz —había sido el primer representante del país ante Naciones Unidas y fue uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos— que derivaron en que Chile pudo mantener relaciones con ambos países.

Entre Bonn —capital de Alemania Occidental— y Santiago se dieron intercambios y visitas de altas autoridades, e inclusos acuerdos económicos. Eso sí, uno de los temas de conversación en algunas de esas reuniones diplomáticas, según la prensa de la época, fue la preocupación que había en Europa por el destino de los colegios y sus proyectos educativos, pues la administración de Allende impulsaba una reforma al sistema educacional con la Escuela Nacional Unificada.

La relación de cordialidad también es descrita en el caso de Francia, desde donde incluso llegaron dirigentes de la izquierda francesa a conocer la "experiencia chilena", como François Mitterrand.

Uno de los esfuerzos de la cancillería chilena en la relación con ese país fue conseguir una renegociación de la deuda externa. Entre las gestiones realizadas, el ministro Almeyda viajó a Francia en febrero de 1972, donde se reunió con su par francés, Maurice Schumann.

"La renegociación de la deuda externa será difícil, pero en estos momentos es promisoria", dijo Almeyda a su regreso, según consignó "El Mercurio" el 11 de febrero. Finalmente, el Club de París aceptó una renegociación en 1972 y se abrió a discutir la situación los años siguientes.

Un momento de tensión, sin embargo, se produjo en octubre de ese mismo año, cuando la justicia francesa ordenó el decomiso de un cargamento de cobre chileno en el puerto de Le Havre tras una demanda de la empresa estadounidense Kennecott (ver nota relacionada).

Cobre chileno embargado en puerto francés


El 5 de octubre de 1972, "El Mercurio" informaba del embargo de una partida de cobre chileno en Francia. En la crónica se narraba:

"La justicia francesa ordenó el embargo de un cargamento de cobre chileno por valor hasta de 6.800.000 francos (1.360.000 dólares) tras una demanda de la empresa norteamericana Kennecott, anunció hoy aquí el diario Le Monde. El barco "Birte-Oldendoff", que cargó 1.250 toneladas de cobre en San Antonio, Chile, era esperado esta semana en el puerto francés de Le Havre. El cargamento estaba destinado a compradores franceses.

La Kennecott Corporation es una de las principales sociedades que explotaban los yacimientos de cobre en Chile, donde, después de la nacionalización de la industria cuprera por el Estado, en julio de 1971, tribunales especiales santiaguinos consideraron que las empresas norteamericanas explotadoras habían obtenido ‘beneficios excesivos’.

La Kennecott, la Anaconda y demás empresas impugnaron el argumento de los tribunales chilenos, en septiembre pasado; la Kennecott anunció el propósito de ‘adoptar las medidas necesarias para garantizar la protección de sus derechos’.

La decisión tomada por el tribunal de París el 30 de septiembre, anunciada hoy aquí, ‘puede crear un serio malestar entre París y Santiago algunos días después de la visita a Chile de una delegación oficial francesa dirigida por Alain Peyrefitte, secretario general del Partido Degaullista’, estimó Le Monde, en un comentario a la noticia".

En la información también se incluyó una declaración del embajador de Chile en Francia, Pablo Neruda: "Me interesa hacer conocer a los latinoamericanos, en especial a los chilenos, que no se debe involucrar al gobierno francés en esta medida judicial. La embajada de Chile está preocupada en estos momentos en defender los intereses nacionales por los medios jurídicos y legales correspondientes. También mantenemos conversaciones cordiales con el gobierno francés sobre esta incidencia".

Producto de este embargo, Codelco anunció la suspensión de forma preventiva de todos los embarques de mineral de El Teniente con destino a Francia.

No sería el único caso. El 19 de octubre del mismo año, el Tribunal de Rotterdam (Holanda) ordenó un nuevo embargo sobre un cargamento de cobre chileno a bordo de un barco alemán.

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