El caso del hallazgo de un cuerpo dentro de una maleta en Ñuñoa, registrado el lunes, dio un importante vuelco este miércoles, luego que se conocieran nuevos antecedentes respecto a la historia detrás, el que incluye un "pacto" entre dos mujeres religiosas.
Si bien el lunes se sospechaba de un homicidio a manos del crimen organizado, esa tesis fue completamente descartada ayer por el fiscal Francisco Lanas, de la Fiscalía Oriente.
En tanto, el
subprefecto de la PDI, Juan Fonseca, comentó que la religiosa que estaba siendo investigada por el caso, identificada como
Lorenza Ramírez (80 años),
contó que ella y la fallecida -Erica Fernández, una mujer de 59 años- se conocieron en una parroquia, cuando ambas prestaban servicios. En ese contexto es que formaron una amistad, que llegó a un punto que ambas habrían realizado un "pacto".
"Eran laicas consagradas. Mantuvieron una amistad y ella manifiesta que le tenía mucho cariño y que habían hecho un compromiso entre las dos que ninguna iba a denunciar si fallecían. Ella informa y se refiere a este pacto en el sentido de que ellas no se iban a denunciar y no iban a realizar inscripción, y que se iban a cuidar una a otra hasta el último de sus días", señaló el subprefecto.
Las mujeres tenían la aspiración de ser monjas de claustro, sin tener mayor contacto con el exterior. Según se conoció, la mujer habría fallecido hace un año atrás en otro domicilio, por lo que la amiga la trasladó a su casa en una maleta, con el objetivo de cumplir el acuerdo. Debido a que hace unas semanas la hija de la mujer de 80 años regresó a vivir con ella, ésta decide evitar ser descubierta y habría decidido dejarla en la calle, para que le pudieran dar "alguna sepultura".
¿Qué implica ser una laica consagrada?
El caso, que continúa en investigación y que mantiene a la mujer de 80 años en calidad de imputada por inhumación ilegal -aunque apercibida porque se descartó riesgo de fuga-, no sólo abrió dudas por la forma en que se hizo y ejecutó el pacto, sino por la figura de una persona "laica consagrada" y la diferencia que tiene, por ejemplo, con una religiosa de claustro.
Consultados sobre este tema, desde la Facultad de Teología de la Universidad Católica explican a Emol que una persona "laica consagrada", es normalmente "alguien que ha querido consagrar su vida a Dios, de una manera personal o a través de algún movimiento".
" (Las laicas consagradas) tienen menos relevancia o injerencia desde el punto de vista de la estructura eclesial, sin embargo, para su vida personal, esa persona considera importante profesar ciertos votos, pero sin mucha regulación".
Mauricio Albornoz, decano facultad Ciencias Religiosas UCM
"Hay laicas consagradas que pertenecen a movimientos como los Legionarios (de Cristo), a alguna numeraria, o a algún movimiento como el de los Focolares; son distintos movimientos que no necesariamente hacen votos, pero que efectivamente consagran su vida a Dios", añaden. De esta manera, los laicos consagrados tienen "algún grado" de responsabilidad en su actuar en relación al movimiento que pertenecen.
En cambio, una monja religiosa, "pertenece a un instituto de vida consagrada, ya sea aprobado por la Santa Sede -de derecho pontificio- o aprobado por el derecho diocesano (una Diócesis), en la cual ha querido consagrar su vida a Dios a través de votos públicos, que son la pobreza, castidad y obediencia".
Por su parte, el decano de la Facultad de Ciencias Religiosas y Filosóficas UCM, Pbro. Dr. Mauricio Albornoz Olivares, comenta que la laica consagrada, "no necesariamente pertenecen a una congregación religiosa o desarrolla una misión religiosa en algún área, como educación o alguna labor pastoral".
"Son personas que, de alguna manera, buscan por su estilo de vida, seguir algunos consejos evangélicos y hacen una especie de profesión de fe en torno a esos consejos (...) y tienen menos relevancia o injerencia desde el punto de vista de la estructura eclesial, sin embargo, para su vida personal, esa persona considera importante profesar ciertos votos, pero sin mucha regulación", acota.
En cambio una "religiosa" o "monja", responde a una vocación y carisma en particular -de acuerdo a la congregación a la que pertenecen-, y responden a determinada estructura, con derechos adquiridos, establecidos bajo a una norma y figura canónica preestablecida.