, lo que se pretende subsanar -en parte- con la inhibición de señales de celulares, ya presente en tres recintos de la RM y que al término de este Gobierno llegaría al 80% de las cárceles.
Licitaciones para nuevas cárceles
Estas problemáticas y las fórmulas para afrontarlas están cruzadas por dos licitaciones para este año. La primera, abierta en enero, para otorgar la concesión de la cárcel "La Laguna", en Talca, que cuenta con una capacidad para 2.320 internos, y cuyas ofertas técnicas se recepcionarán por parte del Ejecutivo hasta el 23 de mayo. Posteriormente, el 25 de junio, se realizará la apertura de ofertas económicas para luego adjudicar la obra en el cuarto trimestre de 2024.
La nueva cárcel de Talca contará con 14 módulos de reclusión, segmentados según el grado de peligrosidad de su población, franja de seguridad con ocho garitas de vigilancia y control de acceso vehicular, escuela con foco en la reinserción social de las personas privadas de libertad, una unidad de salud penal y una central de producción de alimentos para las personas privadas de libertad y funcionarios Gendarmería de Chile.
La segunda corresponde a una licitación que se abriría en el transcurso de 2024, para la cárcel de Copiapó. Según dijo a fines de marzo el presidente de la Asociación de Concesionarios de Obras de Infraestructura Pública (COPSA), Leonardo Daneri a Radio ADN, existen dos licitaciones en este minuto, en las ciudades de Talca y Copiapó,
"Son nuevas cárceles, las que tendrán una capacidad total de cuatro mil 500 reclusos", aunque sobre su construcción, el líder gremial afirmó que "demorarán lo que tendrán que demorar".
El modelo italiano
Así, el modelo italiano propuesto por Valencia, a juicio de expertos, parece ser "plausible" por compartir algunos elementos en común con Chile, aunque afirman que se deben hacer algunos ajustes previos al sistema en general.
Por su parte, el ministro Cordero ya había planteado algunas discrepancias en la materia. Días después de la declaración de Valencia, Codero dijo que el caso Chileno dista de parecerse al de la mafia italiana, y afirmó que el líder de la Fiscalía no se lo había planteado a su cartera.
¿En qué consiste el modelo italiano? De una población penal de 61 mil reclusos, un grupo está sujeto al "41 Bis", un régimen penitenciario que existe desde la década del '80 en ese país, marcado por un férreo aislamiento, especialmente para los jefes de las mafias.
El sistema de "cárcel dura" -como se le conoce coloquialmente- tiene como objetivo "aislar al capo", e impedir que continúe llevando adelante las riendas de la organización desde la cárcel. Así, el reo no tiene contacto con el resto de presos, no tiene acceso a las áreas comunes y sólo en algunos casos se les permite un par de horas al aire libre, aunque siempre solos.
Estos reclusos están sometidos a una vigilancia continuada por agentes policiales que no pueden mantener contacto con otros funcionarios; se les controla toda su correspondencia, no tienen acceso a libros o revistas, y sólo en algunos casos pueden recibir visitas de sus familiares, una vez al mes y sin posibilidad de contacto físico.
El sistema "41 Bis" ha sido cuestionado por activistas y organizaciones humanitarias, mientras que el Convenio Europeo para la Prevención de la Tortura y de las Penas lo ha considerado siempre "inhumano" y algunos de sus puntos han sido cuestionados por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. En 2003, Amnistía Internacional lo tildó de "cruel y denigrante". No obstante aquello, el sistema es respaldado en el arco político italiano.
¿Es viable este modelo en Chile?
En conversación con Emol, la experta en seguridad de AthenaLab, Pilar Lizana, comenta que para pensar en un modelo como el de Italia, se necesita, en primer lugar, "espacio y cárceles que hoy no tenemos". Esto, porque en el contexto de hacinamiento que se registra en las cárceles chilenas, "es muy complicado pensar que vamos a tener una celda para un solo reo".
Lizana comenta que si bien en algún momento este sistema ha sido debatido desde la arista de los derechos humanos, "
los italianos han conseguido hacerse cargo del problema de la mafia, con ésta y otras medidas".
Entre aquellas medidas está la voluntad para agilizar los procesos de la construcción de las cárceles, pero también el tener una política penitenciaria, "que revise la peligrosidad de los reos con alguna calificación, si pertenece al crimen organizado o delincuencia común, qué rol tenía en el exterior, etc.". A ello, se suma la mordernización a Gendarmería, transformándolo de un servicio a una institución.
Por su parte, Juan Castañeda, cientista político y académico de la Universidad Autónoma, comenta que Italia debió avanzar en una reforma al código penitenciario para implementar el modelo en cuestión, para abordar el necesario control exhaustivo a estos líderes de las mafias.
Eso sí, remarca que "no se pueden constituir cárceles sin la revisión de tratados internacionales vinculados a la protección a los derechos humanos".
El también doctor en sociología coincide con Lizana respecto a las modificaciones que se requieren a Gendarmería para garantizar avances. "Ellos tienen una lógica de fuerzas de orden, pero tienen sindicatos y la posibilidad de irse a huelga, entonces es necesario que se constituyan como una institución similar a Carabineros de Chile. Es un debate extenso y que se ha discutido en varias oportunidades", remarcó.