En enero, al menos cuatro niños fallecieron producto de balaceras en la Región Metropolitana; en febrero, tres personas murieron tras un tiroteo a la salida de una discoteca en el sector de Playa Blanca, en Valparaíso; en marzo, un hombre fue asesinado en el sector gastronómico de Viña del Mar por no entregar su teléfono celular a un delincuente. Se trata solo de algunas de las 1.107 víctimas de homicidios que registra el boletín estadístico trimestral de la Fiscalía Nacional, que abarca de enero a marzo de este año. La cifra del reporte, sin embargo, considera también asesinatos frustrados, sin distinguir unos de otros. La cifra para el mismo período casi duplica la contenida en el informe de los primeros tres meses de 2019. En esa ocasión, en un contexto preestallido y prepandemia, lo que podría considerarse un año normal, se registraron 617 víctimas de crímenes en las dos variantes que recoge la medición. Esta estadística de los primeros tres meses de 2024, a su vez, significa un aumento de un 22% con respecto al primer trimestre del año pasado (904). Mientras que el mayor número de casos ocurrió en la jurisdicción Metropolitana Sur. Pasó de tener 110 víctimas en 2023 a sumar 233 en estos primeros meses del año, más del doble. En su serie histórica, el informe no hace distinción entre homicidios consumados y frustrados, diferenciación que podría ser clave para mejorar políticas públicas o entender mejor los fenómenos de violencia en el país, con especial foco en los crímenes frustrados, comentan entre los expertos, puesto que ese dato da cuenta de la violencia con que se está delinquiendo y también puede explicar el alza del temor en las personas.
