POTSDAM, Alemania.- Las emisiones de dióxido de carbono (CO2) no sólo provocan una subida de la temperatura de la Tierra, sino también una permanente acidificación de los mares, alertaron los expertos en un estudio del Instituto de Investigaciones Climatológica de Potsdam (PIK).
En el estudio publicado hoy en la revista especializada "Nature Climate Change", el grupo de investigación germano-estadounidense liderado por Sabine Mathesius del PIK señaló la importancia de reducir lo más rápido posible la emisión de CO2 para detener la acidificación del mar.
Los expertos indicaron también que una eliminación posterior de los gases con efecto invernadero de la atmósfera apenas tendrá efecto en los océanos.
Con ayuda de modelos informáticos, los investigadores analizaron el efecto que tendría en los mares de la Tierra si se eliminara el CO2 de la atmósfera con ayuda de medidas artificiales, las conocidas como geoingeniería.
El resultado es claro: a pesar de ello, los océanos siguen afectados de manera notable durante siglos, por lo menos mientras la emisión de gases invernadero siga aumentando sin cambios. Esto es válido hasta que se logre restaurar el contenido de CO2 de la atmósfera hasta niveles de antes de la era industrial, indicaron los expertos.
Una de las razones de este efecto a largo plazo es, sobre todo, la lenta entremezcla de los océanos. Por ello, una retirada posterior del CO2 no puede sustituir a una disminución de las emisiones, sino sólo servir de complemento, agregaron.
Una de las medidas que se baraja sería la de cultivar plantas que crezcan rápido y que almacenen mucho CO2. Estas podrían ser después quemadas en centrales térmicas y el CO2 que quedara libre sería almacenado bajo tierra.
"Simulamos en un experimento de ordenador la eliminación de diferentes cantidades de gases de efecto invernadero del aire. Una vez en una cantidad realista y otra vez con la cantidad de 90.000 millones de toneladas al año, que sería más del doble de las emisiones anuales actuales y que probablemente no sería posible", explicó el coautor Ken Caldeira de la Carnegie Institution for Science in Stanford del estado de California en un comunicado.
"De manera interesante se mostró que si se sigue como hasta ahora hasta 2150, incluso aunque se retiren enormes cantidades de CO2 de la atmósfera apenas se ayudaría a los océanos. Cuando el agua acidificada se transporta a las profundidades a través de fuertes corrientes, permanece allí durante siglos fuera del alcance y da igual cuánto dióxido de carbono se elimine del aire", indicó.
Los investigadores saben desde hace tiempo que los gases con efecto invernadero, que se desprenden de la combustión del carbón y el petróleo, no sólo calientan los mares, sino también los acidifican. Una subida del contenido de CO2 en la atmósfera, también produce un aumento de la concentración de gases en las partes más superficiales del agua. El valor del ph del agua disminuye.
La acidificación de la superficie de los océanos ha aumentado un 26 por ciento desde que comenzó la industrialización, de acuerdo con datos del consejo del Clima Mundial. Esto amenaza la vida de especies marinas como los corales o moluscos y caracolas, ya que los bajos valores de ph afectan al desarrollo de la calcificación y de esqueletos. También peces, en especial las larvas de los peces, pueden sufrir daños. Este proceso perjudica no sólo la diversidad de especies, sino también la compleja red de alimentación en el mar.
"El eco químico de las emisiones de CO2 perdurará durante miles de años en las profundidades del océano", afirmó el director del PIK y coautor, Hans Joachim Schnellnhuber.
"Si no conseguimos reducir las emisiones rápidamente hasta cumplir con el límite fijado de dos grados, entonces no será posible mantener los océanos del mundo como los conocemos hoy en día", agregó.
De la misma opinión se mostraron Richard Matear y Andrew Lenton del instituto de investigación CSIRO en Hobart, Australia, en un comentario en la "Nature Climate Change".
"Una vez que el dióxido de carbono está en el mar, no se puede eliminar sencillamente. Por ello la solución más eficaz es evitar desde el principio la emisión de CO2", escribieron.