Nació en una familia convencional y numerosa, le encantan los choclones y el núcleo es muy importante para él. Se declara buen padre y tiene una excelente relación tanto con sus dos hijos como con la madre de ellos, su ex mujer. “Ella es una bellísima mujer”, asegura.
Vive solo y lleva la casa, sin embargo, tiene una nana que lo ayuda ya que no tiene idea de cocinar, aunque no por machista…
-¿Cómo es pertenecer a una familia numerosa? Son 6 hermanos…
“Sí, somos cuatro hombres y dos mujeres, soy el quinto, estoy acostumbrado al choclón, a veranear en patota, las peleas, yo dormí con mi hermano chico hasta que me casé, se generan vínculos muy fuertes. Me encanta ver cómo ha perdurado el clan hasta hoy, la Pascua la pasamos todos en mi casa, hermanos, sobrinos, mi mamá y papá, pese a que cada uno ha tomado su rumbo, existe una complicidad de sangre que me encanta, saber que existen cinco pelotudos que uno puede llamar siempre”.
-¿Te gustaría tener tu propia gran familia?
“Siempre he pensado tener muchos hijos por lo que pasa entre ellos, pero no se ha dado, y no creo que se dé, no creo tener el tiempo. Para mí el tema familiar es la base en mi vida, mi refugio es mi casa, mi centro de energía y mi lugar de tranquilidad. Antes era mi casa materna y ahora es mi casa personal, siendo la casa de mis viejos todavía un lugar muy importante y la de algunos hermanos también, eso me encanta, saber que uno puede llegar y tocar el timbre sin pedirle permiso a nadie. Ese tipo de confianza de sangre es feroz”.
-Vienes de una familia tradicional de padre machista.
“Sí, bien convencional, padre profesional, proveedor, una madre dedicada a la crianza de hijos, católica, con posturas políticas diversas…”
-¿Tú también eres tradicional?
“¡No! Me voy a defender aquí... (ríe maliciosamente). Siento que rompo con lo tradicional, de partida estudié teatro y luego, la volví a romper al separarme”.
Para Melo el machismo es una opción y, aunque él no sigue ese patrón, cree que válido que algunos sí lo hagan, siempre y cuando las partes involucradas están de acuerdo.
“Yo siento que mi lado femenino está muy desarrollado, por el gran vínculo que desarrollé con mi madre, entonces el tema de la afectividad y de la participación que yo tengo como padre para mí es fundamental”.
“Yo creo que los roles han cambiado en el tiempo y soy participe y estoy feliz de hacerlo, como vivo solo, manejo yo la casa, con una nana que evidentemente me ayuda y también por haberme separado, a veces implica encargarme de ellos como madre y padre”.
-Entonces tienes buena relación con tus dos hijos…(Florencia de 11 y Vicente de 9)
“Muy buena, he logrado generar ciertos códigos. Frente a la imagen paterna que tenía antes, de respeto, con mis hijos hay una relación de igual a igual, todos tenemos los mismos derechos, ese nivel de comunicación, en que uno discute, genera una relación más fluida y abierta, me parece encantador.”
Al actor le brillan los ojos cuando habla del nacimiento de su hija mayor, cuenta que a pesar de que le cuesta llorar, el día del parto fue tan emocionante que se lo lloró todo de la felicidad. “Me desmoroné afectivamente, me di cuenta de lo importante que era encontrarse con ese ser y el vínculo incondicional que implicaba, ese pajarito del que uno se iba a hacer cargo de por vida y el nivel de dependencia que significaba y uno reconoce que va a tener un amor nunca antes visto, siempre los vas a querer, es inexplicable”.
Cuando nació el segundo, Vicente, la emoción que sintió fue la misma, pero en menor grado, “ya sabía a lo que iba”, pero de todas maneras se sintió sumamente feliz en el parto. Ahí recién supo que era un hombrecito, “no quise saber el sexo de ninguno de los dos hasta que nacieran”.
El día a día de Melo consiste en ir a dejar a sus hijos al colegio en la mañana, luego va a grabar o ensayar, dependiendo en qué esté, y a veces en la tarde pasa por la casa de sus primogénitos y los ayuda a hacer las tareas. Se define como buen padre; si éstos lo llaman porque necesitan algo, él se los lleva de inmediato. Le encanta regalonear con ellos, sobre todo cuando duermen con él, generalmente los fines de semana. “Es un régimen bien variable, gracias a la política tomada con Patricia, la mamá, mi ex, no hay restricciones”.
-Saliste del San Ignacio. ¿Te marcó el colegio?, ¿por qué no metiste a tu hijo ahí?
“Me marcó mucho, es un colegio súper fuerte, valoro algunos aspectos pero otros me han traído problemas, como el tema religioso, de la culpa. Si hago un balance final es positivo, pero aún así no quise meter a Vicente; siempre los ignacianos ponen a sus hijos ahí, pero a mí me gusta más la imagen de colegio chico, mixto, me gusta pero no soy fanático”.
-¿Pero conservas amigos del colegio? ¿Tienes buenos recuerdos?
“Tengo un solo gran amigo que es mi compadre, el único con que mantengo contacto. Mis amigos son del ámbito teatral. Pero tengo buenos recuerdos igual y lo recomiendo, dando mis aprensiones”.
-Eres voluntario del Hogar de Cristo. ¿Cómo es tu vida cristiana?
“Participé en una campaña como figura pública. Sólo me hago partícipe pero no soy voluntario de todos los días, estoy abierto a participar en todos lo eventos. En la media que pueda ocupar la fama por cruzadas sociales, yo feliz”.
“Soy cristiano, creo en Dios, creo que es bueno tener fe en algo, pero no estoy de acuerdo con la Iglesia Católica. Los íconos y ritos religiosos me parecen encantadores, pero los católicos se han perdido y por eso no participo”.
