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“Crear esta empresa ha sido como tener otro hijo”

20 de Enero de 2005 | 10:01 |
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Muchos aún no caen en cuenta de que Carla Lehmann ya no está en el CEP. Desde octubre del año pasado está al frente de una nueva empresa de sondeos de opinión pública, Datavoz, realizando estudios que abarcan las áreas tanto cuantitativas como cualitativas.

Hace unos días estrenó oficina junto a sus socias, la periodista Ximena Hinzpeter, también una ex CEP, y la estadística Paulina Valenzuela, actual asesora de la encuesta de ese centro de estudios. El lugar está lleno de luz por todos lados, los muros son color verde claro y el mobiliario moderno, a tono con la vitalidad que fluye de estas emprendedoras y medianas empresarias.

-¿Qué pasó? En marzo se supo que tú habías pedido un año sabático en el CEP.
“La verdad es que yo quería darme un respiro, estaba un poquito estresada, no estaba bien y sentí que no podía seguir trabajando. Tampoco quería tomar una decisión drástica; el trabajo estaba acelerando el problema, pero siempre trato de ser lo más prudente posible y lo menos impulsiva.
“Hablé con Arturo (Fontaine), le dije que estaba complicada y le pedí un tiempo. Necesitaba salirme de eso y mirar el bosque desde afuera. Él fue súper generoso, me dijo ningún problema, tomate el tiempo, nosotros te esperamos.

A los tres meses logró tranquilizarse, pero también decantó que se había terminado una etapa de 15 años en el CEP y 10 a cargo de la encuesta, un estudio que andaba bien.

“Soy una mujer de desafíos”, explica.

-¿Necesitabas reinventarte?
“Sí, en el fondo fue eso”.

-¿A los 40?, ¿el cambio de número lo gatilló?
“Sí. A ver, no creo que todas las mujeres o los hombres tengan crisis a esa edad, pero a mí me tocó. Quizás porque trabajé muchos años en la misma empresa.
“Además, mis hijos estaban más grandes y el trabajo ya no me resultaba un desafío. En un momento dije esto no da para más, pero olvídate lo que me costó irme de ese grupo. De alguna forma siempre será como mi casa, mi primera casa, la que me formó, pero esto era un rollo mío”.

-¿Y qué pasó con tus inseguridades? Porque pasaste de la dependencia a la independencia total.
“Me las generó al principio, cuando empezamos a hablar de la idea, a ver cuánto capital teníamos, si lo hacíamos o no, qué significaba -un año ganando huevos-, si podíamos hacerlo o no.
“Estaban las dudas de cuánto del prestigio de la encuesta CEP era mío. Y me pregunté si era capaz de pegarme el salto... al final, no tenía alternativa, no podía seguir ahí porque no estaba bien. Me preguntaba si me iba a ir mal y me contestaba ¿por qué me tiene que ir mal?.
“El susto fue enorme, pero me dije el que no se arriesga no cruza el río”.

Las cosas parecen ir bien, porque a fines del 2004 ya tenía dos clientes en su cartera. “Lo que queremos hacer es una boutique, o sea, lo que hacíamos en el CEP, con alta rigurosidad técnica, pero con dedicación exclusiva”.

Separada con tres hijos de 14, 13 y 10 años, reconoce que el hecho de que ellos estén más grandes influyó en su decisión de asumir el riesgo. “Para mí la familia siempre ha estado primero que el trabajo”, dice.

Y la realidad lo demuestra porque mientras estuvo en el CEP a media jornada -aunque no fuera tal en la práctica- se daba tiempo para ir a buscar a sus hijos al colegio. Como “jefa de hogar” (entre risas) hace años que maneja todo con buena organización y una importante red de apoyo.

“Mis hijos están súper contentos con esto, sienten orgullo y me quieren ayudar; la sensación es que esto les pertenece a ellos también y eso es súper lindo”, remarca.

Carla Lehmann se ve feliz. Asegura que echar andar Datavoz fue como estar embarazada, es decir, esperar nueve meses, pasarlo mal porque sube de peso y vomita, pero que una vez que tiene la guagua, se le olvida todo.

“Crear esta empresa ha sido como tener otro hijo”, concluye con una sonrisa.



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