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Mucho más que un rechinar de dientes

El bruxismo va en aumento entre los chilenos, afectando no sólo la dentadura, sino también a otras zonas del cuerpo. Una señal de las exigencias de la vida moderna.

14 de Febrero de 2005 | 13:56 |
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El estrés de la vida actual también le está pasando la cuenta a la boca de los chilenos: al menos el 60% de los adultos rechinan o aprietan los dientes en forma inconsciente, especialmente mientras duermen, provocando dolor facial, desgaste de las piezas dentarias e incluso la pérdida de ellas.

El bruxismo se está haciendo sentir. Se trata de un problema cada vez más frecuente y que, lamentablemente, está en aumento en todas las edades, según los especialistas de la Sociedad de Ortodoncia de Chile.

Para peor, sus efectos no sólo se limitan a dientes, huesos y músculos de la mandíbula, sino que también pueden ser la causa oculta de dolores de cabeza, cuello, hombros, brazos y oídos
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Como explica la doctora Verónica Mery, esto se debe a la directa relación que existe entre esta patología y aquellas partes del cuerpo que componen el sistema estomatognático: al apretar los dientes se apoya la cabeza en la columna cervical y en el sector pectoral, lo que ocasiona rigidez en el cuello, dolor de oídos, brazos, cefaleas...

"Es una alteración progresiva e irreversible que afecta desde los dos años hasta a personas de más de ochenta", precisa.

Mujeres en desventaja

La mala oclusión es la principal característica del bruxismo: al mantener la dentadura apretada en forma permanente durante el día, y hacerla rechinar de noche, se generan esfuerzos musculares poco saludables, cuenta la doctora Jessica Ruiz. "Gran parte del daño que provoca el bruxismo es difícil solucionarlo de forma natural y se debe recurrir a métodos artificiales", precisa.

Así, el daño puede ser tanto a nivel de músculos, dientes o huesos. "En un niño en crecimiento, la contractura muscular puede causar alteraciones en el desarrollo mandibular, mientras que en adultos puede ocasionar destrucción ósea y pérdida de dientes", explica.

Además, está toda la serie de patologías asociadas -como cefalea, dolor de cuello, y otras- que lleva a confusión en el diagnóstico. "Hay muchos pacientes que llegan referidos por un otorrino, ya que el dolor de oído que acusan se debe a un problema de articulación. Lo mismo que las jaquecas, que tienen más relación con la musculatura masticatoria y de cuello que con un problema neurológico propiamente tal", dice la doctora Mery.

El punto es que todos los síntomas tienen un origen tensional. Aunque se puede generar por ausencia de algunos dientes, por ejemplo, gran cantidad de estudios demuestran que el bruxismo es un problema moderno producido por el estrés. Al menos, ésa es la causa en más del 90% de los pacientes.

Como cuentan las especialistas, esta disfunción ha ido en aumento producto de las exigencias laborales y sociales actuales. En esas condiciones, la tensión se somatiza y, según la persona, se generan diversas patologías como úlceras, gastritis, psoriasis o bruxismo. "Hay problemas que antes veíamos a los 50 o 60 años, y que hoy vemos a los 30", dice Verónica Mery.

Las mujeres son las más perjudicadas, advierte la doctora Silvana Palacios, "por la multiplicidad de roles que deben asumir, están más sometidas a presión y estrés". De hecho, el bruxismo es cinco veces más frecuente en ellas que en los hombres.

Adolescentes y niños tampoco se libran: el problema aparece mucho en estudiantes y universitarios, sometidos a preocupaciones académicas o familiares. "Hay familias que son tremendamente estresadas y traspasan esa tensión a los hijos", precisa Mery.

Por ello, las especialistas insisten en la urgencia de hacer un diagnóstico lo más precoz posible, de manera de evitar que el proceso de deterioro avance o aparezca a edades más tempranas. "Lo recomendable es un primer control con el dentista a los tres años".

"Hoy contamos con buenas herramientas para hacer un correcto diagnóstico y comenzar a tratar", dice Mery. La idea es determinar cómo equilibrar las fuerzas generadas por el bruxismo en el refriegue de los dientes. "Hay varios factores que considerar, como el tipo esqueletal del paciente, el ancho de sus maxilares y el tipo de mordida", agrega la doctora Ruiz.

Con esa información, se establece un tratamiento de rehabilitación que, pese a ser permanente, brinda una mejor calidad de vida.

El bruxismo necesita de un tratamiento multidisciplinario. En la mayoría de los casos se recurre a los llamados planos de relajación, una especie de prótesis dental (usualmente de acrílico transparente) que protege los dientes mientras la persona duerme, y cuyo diseño depende de factores como el sexo, la edad y también las otras patologías asociadas.

El tratamiento a veces se complementa con relajantes musculares, ya que se debe apuntar a su causa de origen: el estrés. Por eso es conveniente que exista un apoyo psicológico y, a veces, de tipo psicosocial, tanto en la familia como en el colegio.

Además, se trabaja con kinesiólogos, quienes se encargan de la rehabilitación de los trastornos temporomandibulares y de aspectos como la importancia de una correcta postura, ya sea de pie o sentado, que influye en la tensión que se ejerce en los dientes.


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