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Sexo sin compromiso

Atrás quedaron los "amigos con ventaja". Ahora, los "amigos eróticos" son los nuevos protagonistas en el universo de las solteras. Una forma distinta de relacionarse que da licencia para tener sexo sin compromiso, y que está marcando una liberal tendencia entre las mujeres jóvenes. Para la terapeuta Renata Ortega, "son personas de confianza con quienes se comparten espacios sexuales, sin reglas establecidas, y donde el sentido está puesto en la alianza para darse placer". Pero ninguna relación es tan simple, siempre hay costos. En este caso, la inevitable aparición de expectativas amorosas y el confundir el escenario que da la amistad, con un "nosotros" de pareja que no existe.

02 de Noviembre de 2005 | 10:48 |
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Benjamín (27, ingeniero) es el nombre del amigo de Magdalena (26, arquitecta), alguien con el que "pasan cosas", pero amigo al fin. Se conocieron hace dos años, y aunque entonces ella tenía pareja, reconoce que la atracción fue inmediata. "La primera vez que nos vimos conversamos como si no hubiera nadie más en el pub. Después, cada vez que estábamos juntos, que era bastante seguido, pasábamos de coqueteo en coqueteo. Miraditas, risas... era entretenido, y lo tomé como un juego porque estaba pololeando y no suelo ser infiel. Pasaron unos meses, y cuando nos reencontramos ambos estábamos solteros, y ahí la cosa se puso más divertida. No salíamos juntos, pero tratábamos de toparnos. Entonces un día dijimos: Ya, esto es pura atracción física, así es que juguemos pero sin enamorarnos. Y quedamos de acuerdo en ese pacto".

Y así fue, no se enamoraron, pero dejaron sentir la mutua atracción. "Sólo puedo decir que había una química grande, y eso hizo que siguiéramos en contacto. Armábamos carretes, y en uno de esos nos acostamos. Así empezó. Salíamos seguido, y yo me quedaba en su casa. No era vox pópuli, y tampoco teníamos una relación de pololos. Salíamos, pero era para eso". Magdalena cuenta que, aunque ahora no se han visto, siguen siendo amigos, y que tener sexo con Benjamín no le complica. "No es que sea tan liberal, pero con él me pasó algo muy raro. No sé, puede ser química, pero las cosas se dieron así y no me arrepiento. No lo haría con cualquiera, pero él es - y siempre será- mi amigo con harta ventaja".

Hoy no es difícil encontrarse con historias como la de Magdalena y Benjamín. Amistades "con derecho", "con ventajas", "con cover", que nos ponen frente a un nuevo personaje en el universo de las solteras: los "amigos eróticos". Actores que han alcanzado tal protagonismo en el último tiempo que, según Ximena Azócar, sicóloga y miembro del Instituto Chileno de Terapia Familiar, ya podemos hablar de "una nueva forma de tener pareja, cada vez más común y que implica un grado de compromiso menor".

Renata Ortega, también sicóloga y terapeuta sexual, explica que un "amigo erótico" es "alguien con el cual se comparten espacios sexuales, sin compromiso o reglas establecidas, y donde el sentido está puesto en la alianza para darse placer, en un contexto conocido, no amenazante y de cierta confiabilidad. Una realidad bastante común entre los hombres, y que hoy emerge también como un ámbito femenino".

Según las especialistas, esta nueva tendencia entre mujeres jóvenes viene gestándose desde hace unos años. De hecho, ya en la Tercera Encuesta Nacional de Juventud, realizada por el Injuv en el año 2000, se pudo detectar cierto "predominio del deseo por sobre el amor, acerca de las condiciones necesarias para tener relaciones sexuales". Al respecto el estudio dice: "Se puede observar que en comparación a 1997 ha aumentado en forma notable el número de jóvenes que considera que se puede tener sexo sin que haya amor o compromiso en la pareja, lo que plantea claras tendencias a la liberalización".

En el último año, esta forma de sexo sin compromiso ha sido tema en distintos diarios y revistas internacionales. En el periódico británico The Guardian, por ejemplo, la periodista Ursula Kenny publicó un reportaje en el que dice que "las mujeres de hoy saben lo que quieren y están felices de salir a conseguirlo". En el artículo también aparecen chicas jóvenes que advierten que "es un mito eso de que tiene que existir amor para tener buen sexo". Y se agrega que las reglas son simples: "Nunca con extraños, siempre alguien conocido, a veces un amigo. Sólo tienes que decir, ¿quieres venir a casa conmigo?, y generalmente ellos van".

Una opinión un poco más desinhibida tienen las neoyorquinas Emma Taylor y Lorelei Sharkey, quienes se han hecho famosas por su columna Em & Lo, en la que tratan diversos temas relacionados con la sexualidad y las nuevas pautas de comportamiento de hombres y mujeres. Tal ha sido su éxito, que ya han publicado dos libros, el más reciente: "Guide to sex etiquette for ladies and gentleman". Esta dupla, que actualmente escribe en Men's Journal, The Guardian, y en revistas como Glamour, ha hablado incluso de una "nueva promiscuidad femenina".

Pero no hay que confundir: en el caso de estas jóvenes chilenas no se trata de sexo casual, y así lo explica Coni (28, periodista). "He tenido dos relaciones de este tipo, pero eso no significa que me ande acostando con cualquiera. En ambas ocasiones se ha tratado de personas que conozco y que me conocen".

Su primer amigo erótico lo conoció en la universidad. "Fuimos muy cercanos desde segundo año, había mucha confianza y cariño. El cuento de la atracción siempre estuvo, pero al principio una se reprime un poco. O sea, es tu amigo, ¿para qué te vas acostar? Pero al final igual pasa. Y una dice, nunca más, y te vuelve a pasar. Entonces viene la etapa de preguntarse si está bien, si eres una fresca, o si a lo mejor estás enamorada. Al final me relajé, porque era obvio que existía conexión con esa persona, y pensé: no hay nada de malo en sentir deseo sin estar enamorada".

Aunque Coni ha tenido relaciones formales, ahora está sola, o casi, porque nuevamente tiene un "amigo con ventaja". "Desde un comienzo hubo onda, y cuando pasó algo más, no me complicó. Entendí que era una relación honesta y que los dos teníamos claro el juego. Lo pasamos bien y a veces nos acostamos, pero eso no significa que sólo nos vemos para eso. También podemos salir sólo a comer, a ver una película...".

Ximena Azócar advierte que al oír a Magdalena y Coni no es difícil suponer que detrás de esta clase de amistades hay una suerte de liberalización en el modo de ver y vivir la sexualidad, más allá del amor. "La mujer está experimentando el placer en forma más natural, ya no sólo como algo propio de los hombres, sino de los seres humanos en general. A esto se suma un progresivo cambio en la discriminación social respecto a la sexualidad femenina, es decir, de a poco está dejando de ser mal visto que la mujer goce".

Para Renata Ortega esto tiene mucho que ver con un momento histórico, en el cual "las mujeres se conectan con la actividad sexual, ya no sólo como vehículo afectivo, sino también como acto placentero sin otro fin que la consecución de la satisfacción sensual. Esto posibilita establecer relaciones sexuales con otro u otros que no sean "el amor de la vida" o la pareja con la que se concretará un proyecto a largo plazo". Lo que a su juicio es una ganancia, pero que
gos eróticos, ya que éstos son sólo una vía a través de la cual se expresa esta situación.

Este es el caso de Carola (26, productora), cuyo amigo erótico está presente en su vida desde el colegio. "Al principio yo quería tener a alguien así, era una fantasía. Y cuando Pancho se convirtió en eso no hubo ningún rollo. Con él empecé a pasarlo bien de nuevo en el sexo, después de mucho tiempo en que no fue así. Supongo que porque éramos buenos amigos, existía confianza y no había nada que demostrar. Además, tampoco era tan así como acostarse y después cada uno para su casa. Nos quedábamos a dormir juntos, conversábamos, nos reíamos, lo típico entre amigos".

Sobre mantener una relación así, Carola no tiene "peros". "A lo mejor puede parecer que vivo la sexualidad en forma relajada, pero incluso me gustaría ser un poco más descomprometida; ser capaz de tener sexo casual, por ejemplo, pero no puedo. Por relajado que suene, con Pancho igual hay un compromiso, porque existe un cariño súper grande de por medio".
mejor amigos que amantes

Frases como "tenemos mucha confianza" o "hay cariño de verdad" se repiten en las historias de estas jóvenes, porque para ellas la persona con quien tienen sexo no es un desconocido, es de verdad un amigo con quien existe un vínculo cotidiano. Según Renata Ortega, esto ocurre porque las mujeres todavía están en etapa de transición, en donde el "amigo erótico" brinda un contexto con algo de significado amoroso en la base. "Parece ser que aún necesitamos de cierto piso afectivo para darnos al goce. Este amigo, entonces, representa menos amenaza que el amante o el sujeto con el cual se tiene sexo ocasional".

Pero, ¿hasta qué punto es sana una situación así?

Ximena Azócar cree que en esto de la sexualidad no hay reglas para decir qué es lo correcto y qué no. Que más bien se trata de opciones personales. De todos modos, sostiene que para ella lo óptimo es tener una relación en la que "el sexo se una a lo amoroso, y no se viva como algo disociado de los aspectos de cuidado y cariño".

Un vínculo de este tipo también tiene costos emocionales, asegura la sicóloga. "No importa lo liberal que parezca o que la mujer diga que no se enrolla; siempre surgen expectativas amorosas. A lo mejor esa joven no quiere casarse ni pololear con el tipo, pero sí quiere que la encuentre regia, que la prefiera y que se preocupe de ella. En el fondo, espera un cierto grado de lealtad". Y esos factores pueden transformar esta amistad en algo dañino.

"Cada vez que nos vinculamos hay una cosa emocional, y es casi imposible que se trate de algo tan libre, simplemente porque las mujeres no somos tan prácticas. Por eso advierto que una relación así puede dejar con una gran sensación de vacío. No importa lo que una pretenda, una se vincula y más tarde o más temprano aparecen los afectos. Entonces viene la inseguridad, la baja en la autoestima, el sentirse culpable por lo que se hace", aclara Ximena.

Renata Ortega coincide. Dice que hay que estar consciente del juego que se está jugando, y que las expectativas deben ser concordantes con la realidad vivida. "Hay que saber que el otro es conocido y, por lo tanto, se compartirán algunos espacios afectivos. Tener expectativas claras significa saber que cada uno tiene su vida, sus proyectos, sus búsquedas y que aquí, a diferencia de cuando se está en pareja, no hay un nosotros. El peligro surge cuando se confunde el escenario cotidiano, que da la amistad, con un nosotros de pareja que no existe".

Magdalena asegura que nunca ha tenido problemas con Benjamín. "Desde un principio supe que no había nada más que atracción. Lo establecimos así, y acostarnos no cambió las cosas. Había onda, es verdad, pero no quería algo más ni entonces ni ahora. Cuando una decide que las cosas serán de ese modo, no hay ningún rollo posterior. Las mujeres que asumen esta clase de relaciones saben bien cómo son las cosas. Si decido que sólo sea mi amigo con ventajas, es porque no me veo pololeando con él. Lo que no quiere decir que después de acostarte te vas como si no lo conocieras. Yo, por lo menos, casi siempre me quedaba en su casa, y me iba en la mañana. Relajada, cero cargo de conciencia, a lo más con risa".

En el caso de Carola, ni siquiera tuvo que hablar explícitamente del tema. "Nunca necesité poner límites ni decirle que no éramos pareja, porque no lo éramos. Teníamos demasiado claro que no íbamos a estar juntos, que queríamos llevar vidas distintas, y que el cuento entre nosotros era sólo pasarlo bien".
Pero no todas corren la misma suerte, y Laura (25, fotógrafa) lo sabe. Su historia con Nicolás (26, diseñador) comenzó a los 15 años. "Éramos compañeros, amigos de carrete, y un día en una fiesta nos dimos un beso".

Pasaron cinco años, Laura pololeó con otras personas, pero Nicolás siempre estaba cuando ella quería. "La primera vez que nos acostamos no fue de puro fresca. De hecho, cuando pasaba yo siempre decía que era la última vez porque no quería sentirme utilizada. Así, durante muchos años fuimos amigos, amantes, de todo, pero nunca pareja. Y eso se fue haciendo cada vez más difícil porque una va sintiendo cosas, y no puedes hacer nada. Si él no me llamaba no podía alegar. Cuando una empieza a echar de menos, a necesitar a esa persona, la cosa se pone heavy, pero igual no me arrepiento".

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