EMOLTV

"Quien fue infiel debe callar y ser responsable"

Engañar a la pareja con otro se ha transformado en uno de los principales problemas del matrimonio actual. Pero hoy quien engaña no lo hace tanto por atracción sexual, sino por sentirse valorado y querido, dice el siquiatra Cohen. La mujer, que se ha integrado al mundo laboral, enfrenta ahora tantas tentaciones como el hombre. Es lo que detecta este sicoanalista en su consulta. Aquí entrega las claves para no echar por la borda una unión consolidada por vivir lo que muchas veces no pasa de ser una ilusión.

10 de Junio de 2005 | 16:32 |
imagen
Cuesta imaginar que el exhibicionista perverso que representó en la obra de teatro "La secreta obscenidad de cada día" - chascón, garabatero, vestido sólo con un impermeable y sin pantalones- sea el mismo hombre que en la vida real y en el secreto de su consulta, lleve a sus pacientes al diván para que desde allí le cuenten su vida y sus problemas.

Es que abajo del escenario, León Cohen Muñoz, siquiatra desde hace más de veinte años, deja su papel de actor autodidacta, y en ocasiones profesional, para abocarse a su ocupación: el sicoanálisis.

- Cuando se sometió a sicoanálisis, requisito esencial para convertirse en sicoanalista, ¿descubrió muchos traumas en usted?
"Mire, es cierto que el sicoanálisis se inició en base a la teoría del trauma, sobre todo cuando se trataba de las mujeres histéricas de comienzos del siglo diecinueve y principios del veinte. Hoy, aunque sigue vigente, no está destinado a descubrir los grandes secretos, sino a generar cambios emocionales que vayan desatando nudos, lo que permite sentirse más libres, abiertos y aliviados, creativos. Yo estuve diez años en análisis y fue duro, pero muy enriquecedor no sólo en lo personal, sino también en lo profesional. Ahora, tanto en el sicoanálisis como en la terapia sicoanalítica, puedo entender más claramente lo que les pasa a mis pacientes, porque de alguna manera yo viví algo similar".

- En su vida de pareja, ¿lo ha ayudado el sicoanálisis?
"La historia de la pareja siempre parte de un misterio: dos personas que de repente se encuentran, se atraen y se enamoran. Pero son desconocidos el uno para el otro y lo son durante mucho tiempo. Quizás nunca dejen de serlo completamente, aunque se quieran y se comuniquen. El desafío es que a medida que van construyendo espacios de intimidad, de conexiones más profundas, inevitablemente aparecen esos aspectos misteriosos, desconocidos, donde hay cosas positivas y amorosas; pero también negativas, que pueden ser motivos de angustia, dolor y pérdida. Para que la relación se mantenga, es necesario que triunfen las primeras sobre las segundas, de manera de poder reparar, en caso de daño, lo que se ha construido a lo largo de la vida. Eso requiere esfuerzo y en ocasiones, sicoterapia. En mi caso, no cabe duda de que mi sicoanálisis personal ha sido una ayuda muy importante para poder enfrentar todas aquellas cosas que individualmente y como pareja ocurren durante la existencia del matrimonio".

- ¿Cuál es su diagnóstico de la pareja chilena, con sus fortalezas y debilidades?
"Uno de sus grandes avances es la paridad de la mujer en el trabajo, la educación, la política. Dejó de ser un objeto sometido, sin un pensamiento propio, recluida al espacio de su hogar, lo que le generaba un resentimiento que transmitía a los hijos".

Para el hombre, destaca, tener una mujer así es un desafío que le genera ansiedad y satisfacción al mismo tiempo. Por una parte está obligado a considerar su opinión y a colaborarle en el hogar; y por otra, se siente atraído por esta compañera que domina muchos temas, y apoyado en lo económico, lo que es fundamental en tiempos tan difíciles como los de ahora.

Analizando el lado oscuro, concluye: "Si nos situamos dentro del área social media y media alta, tenemos a una pareja en que por lo general ambos trabajan y luchan por alcanzar logros, en un mundo en que deben responder a una serie de expectativas en cuanto a la ropa que usan, los objetos que tienen, el lugar donde viven. Eso les implica un esfuerzo enorme para aumentar sus ingresos y conseguir con rapidez una posición dentro de la empresa. Además, por la necesidad de tener contactos, mantienen una vida social intensa y agotadora".

Advierte que todo esto determina que hombres y mujeres se encuentren tarde en la noche, extenuados, estresados y poco dispuestos a continuar con la vida amorosa que llevaban en el pololeo, lo que desencadena roces y rivalidades. Y aunque tengan ayuda doméstica, igual deben hacerse cargo de la casa. Por eso, explica, muchas parejas están postergando la llegada de los hijos y, si los tienen, deben enfrentar las dificultades que implica su crianza, sobre todo en la etapa de la adolescencia que suele ser crítica. El desafío es que deben seguir reservándose un espacio para ellos como pareja e incluso uno para lo personal, lo que requiere de la colaboración mutua".

El dolor de la infidelidad

- ¿Es la infidelidad uno de los grandes problemas?
"La puntual u ocasional se está dando cada vez con mayor frecuencia. En el caso de la mujer, como ella permanece muchas horas en la oficina, trabajando con compañeros solteros o casados, entre ellos se suscitan momentos de complicidad, satisfacción y humor, que ella ya casi no tiene en su casa con su marido. Así queda abierta la puerta para los enamoramientos fuera del matrimonio.
"Un panorama muy distinto al de décadas anteriores, en que lo habitual era que el hombre tuviera relaciones extramaritales centradas en el mero desahogo sexual, muchas veces con mujeres del mundo oscuro y marginal.
"Es que la sexualidad estaba dividida: con la esposa se tenían los hijos y con las amantes, el desenfreno. Esta situación era tácitamente aceptada por la engañada, porque el valor esencial era seguir viviendo en ese hogar mantenido por su esposo".

Con la integración laboral femenina, esta disociación desapareció y la infidelidad se genera por otras causas.

"Hoy el hombre y la mujer desarrollan muchos de los ámbitos de su sexualidad en casa, pero afuera se encuentran con otras personas, entre las cuales puede haber una con la que se sientan mucho más entretenidos y valorizados y establecen con ella ese contacto amistoso y cómplice que los hace susceptibles a la infidelidad. Es lo nuevo ahora, advierte. "Muchos hombres ya no andan excitados buscando desahogos, sino a alguien que les entregue ese cariño y complicidad que recibían en los inicios del matrimonio".

Un fenómeno que también se da en la contraparte. "Hay esposas que dicen llevarse sexualmente bien con sus maridos, pero que apenas terminan la relación, ellos prenden el televisor o se duermen. También se quejan de que nunca les conversan, no las llevan al cine ni a ninguna parte. Entonces, si esas mujeres se topan con un hombre que le demuestra interés, es simpático, entretenido y gentil, lo más probable es que terminen sintiéndose atraídas por él".

Una situación en aumento, cuando ellas ya no se conforman con una vida plana, sino aspiran a una más estimulante. En los hombres también hay un cambio. "Como se involucran más con sus hijos, el temor a perderlos les hace pensar dos veces antes de meterse con otra. Un peligro que no amenaza a la mujer, porque sigue teniendo el derecho de quedarse con ellos".

Toda infidelidad es dolorosa y traumática para ambos miembros de la pareja. "Usualmente el que engañó arrastra la culpa, incluso después de haber terminado su relación extramarital. Por su parte, el engañado sufre enormemente, siente una rabia intensa y puede llegar a situaciones tan patéticas y humillantes como contratar un detective para averiguar la verdad".

- ¿Cuándo somos más vulnerables para ser infieles?
"Siempre lo somos, por muy bueno que sea nuestro matrimonio. Pero mientras más distanciados estemos de nuestra pareja, más posibilidades hay, porque ahí se da el terreno propicio para fijarnos en otra persona, idealizarla, emocionarnos con ella, transformarla en el centro de nuestros pensamientos. Sin embargo, este enamoramiento es hacia alguien del que lo desconocemos todo y que puede tener tantos o más aspectos negativos que el propio cónyuge.

- ¿Cuál es su receta para no caer?
"En estos temas no hay recetas. Sin embargo, recomendaría estar atento, tener un control sobre uno mismo y reconocer que estos enamoramientos habitualmente son estados ilusorios que muchas veces no corresponden a la realidad y que lo más probable es que con esa persona no se encuentre la felicidad fantaseada".

Agrega que un factor muy importante es considerar el valor que tiene el propio matrimonio y lo que se ha logrado construir a costa de amor y de esfuerzo. "Además, hay que tener en cuenta el dolor terrible y a veces irreparable que puede significar dejarse llevar por una ilusión. Por supuesto que no es fácil resistirse, porque a veces estos enamoramientos son tan intensos que la persona no es capaz de dimensionar lo que arriesga".

Distinto es el caso del que vive una relación crónicamente difícil, insatisfactoria o patológica con su cónyuge y se enamora de un tercero. "Lo recomendable ahí es ser sincero consigo mismo y separarse, teniendo claro, eso sí, que tal vez esa otra persona puede no ser la solución para todos sus males".

Como la mayoría de las infidelidades son ocasionales y el que engaña se da cuenta de que no quiere romper su matrimonio, lo aconsejable, según Cohen, es que nunca se lo cuente a su cónyuge y lo mantenga como un secreto de por vida.

"Porque toda confesión de infidelidad provoca un dolor intenso y, aunque pasado el tiempo pueda repararse el daño, siempre quedará una huella, una cicatriz en la relación de pareja. En manos del que cometió el engaño queda la responsabilidad de entender lo que pasó, cuáles fueron los factores que lo llevaron a traicionar al otro y comprometerse consigo mismo a no repetir la experiencia. Si no lo logra por sí solo debe buscar ayuda, asistir a una terapia individual o de pareja, lo que es casi imprescindible cuando el engañado se ha enterado de la verdad".



EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?