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Frutas en un pote de crema

La industria de la cosmética se está rindiendo al poder de la naturaleza. En particular a los beneficios para la salud y buen aspecto de la piel que se desprenden de las frutas. Ricas en vitaminas, capaces de mejorar la hidratación, de reparar y nutrir la dermis, hoy cítricos, berries y otros frutos tropicales se vuelven cada vez más comunes en el mundo de la belleza y el cuidado.

07 de Octubre de 2005 | 10:02 |
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De a poco la industria de la cosmética nos ha ido acostumbrando a que en muchas fórmulas cosméticas se incorporen ingredientes naturales. Y si ya nos habituamos a los productos con aloe vera, manzanilla y otras tantas hierbas y plantas, es hora de probar también aquellos que se basan en el uso de lo más fresco y sabroso de las frutas. A su favor se puede decir que esta nueva cara de la cosmética natural ofrece enormes ventajas para la salud de la piel, pues además de no ser agresiva para ésta, fortalece y mejora las funciones dérmicas gracias a sus componentes naturales. A ello se suma el aporte en aroma, una cualidad siempre importante en lo que a cosmética se refiere.

Está claro, las frutas pueden ser muy beneficiosas para nuestra piel. La clave está en reconocer las virtudes de cada una y a partir de eso escoger lo que más se adecue a nuestras necesidades. Es bueno aclarar también que no todo es cítricos, hoy también existe la posibilidad de aprovechar el poder nutritivo y potenciador de la renovación celular de los berries, la capacidad de regenerar tejidos de la manzana y la acción antienvejecimiento de los polifenoles de la uva. Aquí va una muestra.

Hoy también pueden encontrarse cremas, geles de ducha o lociones que llevan en sus fórmulas berries como la frambuesa y la frutilla, las que junto con aportar un delicioso aroma a los cosméticos que los contienen, resultan útiles en tanto ayudan a que la piel recobre uniformidad y luminosidad. Se sabe también que el alto contenido de alfahidroxiácidos de estas frutas les asegura un eficaz poder abrasivo que permite eliminar las células muertas que se acumulan en la superficie de la piel.

Por otro lado, los berries también contribuyen a mantener un óptimo nivel hídrico en la piel, lo que siempre se agradece en esta época del año cuando las agresiones del ambiente merman su hidratación. También resultan un eficaz agente nutritivo gracias a su alto contenido de ácidos grasos esenciales. En cuanto a las vitaminas, se puede decir que la frambuesa es rica en vitamina E, un antioxidante por excelencia. Esto le asegura propiedades protectoras para la piel, en especial frente a las agresiones del ambiente y de los radicales libres, a quienes se les atribuye gran parte de la responsabilidad del envejecimiento prematuro. Esto explica, por ejemplo, su efectividad en la protección de los tejidos respecto del deterioro oxidativo.

Como se dijo antes, la naranja, mandarina, lima, bergamota y limón son de los más apetecidos por la industria cosmética. ¿La razón?, su alto contenido de vitamina C, lo que se traduce de inmediato en un efectivo poder antioxidante capaz de neutralizar los radicales libres, y de esa forma prevenir los signos visibles del paso del tiempo. A ello se suma el que esta vitamina ayuda a devolver la luminosidad a los cutis apagados, pues favorece el recambio de las células ya deterioradas que quedan en la superficie de la piel y rejuvenece su estructura. También ayuda a aumentar la producción de colágeno, atenúa la inflamación de las células provocada por la exposición al sol y posee propiedades suavizantes. Y por si fuera poco, a la presencia de los cítricos en la cosmética se les atribuye la capacidad de levantar el ánimo, revitalizarnos y recuperar la energía pérdida.

Otras como la piña, mango y papaya también ganan espacio en los cosméticos.Aportan minerales que son esenciales para el buen funcionamiento de los mecanismos que aseguran la salud y belleza de la piel. En el caso particular de la papaya, por ejemplo, se sabe que ayuda a equilibrar los cutis normales y grasos. Entre sus principales componentes destaca la papaína, una enzima que es determinante en el rejuvenecimiento de las células, y por ello en varios productos antiedad. Estas frutas también son ricas en vitaminas A y C, con las consiguientes propiedades antioxidantes y reparadoras de estructuras dañadas que eso implica.

Otra favorita es la manzana. Una de sus principales virtudes desde el punto de vista de la cosmética nace de la concentración de ácidos alfahidróxidos o AHA que posee. Estas sustancias tienen la capacidad de combatir el envejecimiento fisiológico, mejorar la complexión de la piel y también son útiles en los tratamientos atenuadores de manchas. Los AHA frutales en general ejercen una acción exfoliante sobre la piel, ayudando a eliminar las células dañadas y muertas, responsables de la falta de luz en la superficie de la piel de cara y cuerpo. También resulta ideal para el cuidado de los cutis grasos. Esto, porque los AHA también actúan como astringentes, es decir, regulando el exceso de secreción sebácea y el brillo que eso provoca, especialmente en la zona T (frente, nariz y mentón).

A esto se suma el damasco, que suaviza la piel y actúa como acondicionador. Se sabe que esta fruta también tiene efectos positivos derivados de su contenido de vitamina A, sustancia que resulta un eficaz antiarrugas que repara el deterioro provocado por los rayos UV y por el paso natural de los años. Además, mejora la elasticidad y la producción de colágeno, previene las estrías, las líneas de expresión y normaliza los cutis secos. A esto se suma su capacidad de reparar pieles cansadas entregándoles más vigor.

En el caso de la uva cada parte tiene su beneficio. La pulpa es una importante fuente de vitamina B, minerales y oligoelementos fundamentales para el buen funcionamiento del organismo y de la piel. También posee ácido málico, que actúa como exfoliante, en sus pepas ácidos grasos con propiedades suavizantes e hidratantes. Sin embargo, es en la piel de la uva donde se encuentra su mayor riqueza: los polifenoles, que impiden la oxidación de las células y actúan contra los radicales libres responsables del envejecimiento.
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