No es muy glamoroso, pero al parecer las chilenas deberíamos imitar a nuestras colegas gringas y europeas: se desplazan por la calle con fantásticos trajes de dos piezas y zapatillas, y al llegar al lugar de trabajo se cambian por los mejores tacos delgados y tapillas milimétricas.
Claro, porque a la hora de hablar de accidentes que se producen durante las horas de trabajo, el primer lugar para mujeres son, lejos, los esguinces de tobillo. Hoyos en las veredas, adoquines, escalones y zapatos de taco: mezcla explosiva que hizo que el año pasado 3.210 mujeres fueran diagnosticadas con ese mal.
Así lo determinó el seguimiento de las enfermedades profesionales y accidentes laborales que hizo la doctora Gabriela Moreno a 1.620.000 afiliados a la Asociación Chilena de Seguridad.
La profesional, especialista en salud pública y ocupacional de la gerencia de Salud de esa institución, estudió a las mujeres que están asociadas a esa mutual y observó cuáles son las principales enfermedades relacionadas exclusivamente con eso que hacemos durante 45 horas de nuestra semana.
Muy presentes |
Laringopatías: consiste en una enfermedad a la voz que se produce cuando ésta es utilizada como principal herramienta de trabajo. Por eso, no es de extrañar que el 79% de quienes la padecen sean profesores de educación básica y media.
Problemas de salud mental: depresiones, neurosis laborales. Aunque, ojo, porque muchas de ellas no son causa directa de problemas laborales, asegura la doctora Gabriela Moreno.
Enfermedades músculo-esqueléticas: síndrome del túnel carpiano (muñeca) o tendinitis de extensores (músculos del antebrazo), por mal uso de mouse o teclado.
Dermatitis: ataca a quienes entran en contacto con sustancias riesgosas durante su trabajo, como químicos o detergentes. El 70% de las dermatitis son de contacto.
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Es decir, embarazos, enfermedades reproductivas y problemas con los niños quedaron fuera y nos comparamos hombres con mujeres en aquello que tenemos de común. Las féminas estudiadas pertenecen a sectores como comercio y servicios, educación, salud y agroindustria, ocupaciones menos peligrosas que la construcción o minería donde ellos tienen más presencia, comenta la doctora Moreno.
También quedaron fuera del sondeo las enfermedades infecto-contagiosas -como la influenza o las respiratorias asociadas al invierno-, que se presentan de manera más frecuente que las relacionadas exclusivamente con el trabajo. Por ejemplo, una persona normal se resfría unas dos o cuatro veces al año en promedio.
Voz y manos
En las enfermedades profesionales se observa una brecha entre hombres y mujeres. Ellas sufren más de estas patologías que ellos, y se quedan con el 53% de los casos ocurridos durante 2004.
Los cuatro males más frecuentes en mujeres correspondieron a laringopatías, enfermedades músculo-esqueléticas, dermatitis y de salud mental (ver recuadro).
O sea, del total de diagnósticos de esos cuatro grupos, ellas presentaron el 86,3% de los casos de laringopatías, donde lo más frecuente resultó ser la disfonía.
Tuvieron el 72,7% de los males asociados a la salud mental; el 60% de las enfermedades músculo-esqueléticas, y el 45% de los episodios de dermatitis.
Ellos, en tanto, presentaron la mayoría de los casos de hipoacusia (sordera), con el 98,3% de los diagnósticos.
Otra diferencia se vio en cuanto a los accidentes que ocurren durante la jornada laboral, porque acá el indicador se invierte.
Ellos predominan en ocupaciones más riesgosas, lo que explica que el año pasado el 74% de esos siniestros fueron protagonizados por varones, mientras que el 26% lo sufrió una mujer.
En el caso de ellas, los accidentes más comunes fueron los esguinces de tobillo, heridas en los dedos de la mano y lumbago.
Los hombres también sufrieron estos males, pero en menor proporción y con la adición de lesiones en la córnea.
En el único ítem en que ellas y ellos mostraron igual comportamiento fue en los accidentes del trayecto.
O sea, que a la hora de trasladarse desde la residencia al trabajo el riesgo es igual para ambos sexos, infiere la doctora Gabriela Moreno.